«México Canta por la Paz»: La respuesta musical contra narrativas de violencia
El concurso «México Canta por la Paz y Contra las Adicciones» logró captar la atención de la juventud mexicana en ambos lados de la frontera, con más de 5,800 inscripciones registradas hasta la fecha. Esta iniciativa binacional, promovida por la presidenta Claudia Sheinbaum, es un esfuerzo no antes visto para promover narrativas positivas en los jóvenes a través de la música.
En entrevista para La Jornada Baja California, el productor musical y fundador del Consejo Mexicano de la Música (CMM), Javier Ramírez, explica que el concurso genera un impacto significativo, sobre todo entre los mexicanos en EE.UU. «Estamos teniendo bastantes inscripciones de los mexicanos que viven en Estados Unidos, que es el objetivo. Más que la colaboración binacional, es un incentivo de la presidenta para acercar a los mexicanos», señala Ramírez.
Una plataforma inclusiva
Una de las características más destacadas del concurso es su apertura lingüística, que permite participaciones en español, lenguas originarias y spanglish. De acuerdo con Ramírez, esta inclusión responde a una visión amplia de la cultura mexicana: «La idea es abrir espacio a todas las corrientes culturales, por eso la importancia de las lenguas originarias. Expresiones culturales de todas las partes del país».
Actualmente se cuenta el registro de 4.578 jóvenes en México y 1.243 en Estados Unidos, principalmente de estados como California, Texas y Carolina del Norte. Sin embargo, esa cifra seguirá aumentando conforme se acerque la fecha de cierre, que es el 30 de mayo. Los participantes pueden concursar en categorías como intérpretes o compositores, siendo esta última la que ha atraído mayor interés, con más de 3,243 cantautores registrados.
«La gente quiere sacar sus emociones. Es sorpresivo, hemos encontrado bastante calidad, con esto me refiero a buenas letras, buenos ritmos, bien cantadas, bien grabadas. Se siente y se ve la necesidad, no nada más del apoyo sino de la expresión, las ganas de cantar, de decir lo que sienten, de mostrar sus emociones», asegura el fundador del CMM.
Contra las narrativas violentas
El objetivo central del concurso es contrarrestar la influencia de música que promueve la violencia y el consumo de drogas, especialmente entre la juventud. Ramírez enfatiza el poder emocional de la música como herramienta transformadora: «Todos sabemos que la música pega en las emociones. Nos hace llorar, nos pone eufóricos. Con estas propuestas, que yo llamo la música tradicional responsable, letras de amor, de nostalgia, en definitiva que va a pegar en el subconsciente del joven o de la persona que escuche».
Esta iniciativa surge como respuesta a la preocupación por la popularidad de géneros musicales como los «corridos tumbados», que frecuentemente hacen apología del delito y las adicciones. «Justo con la idea de que permeen en las emociones y sus sentidos. Al contrario de tantas emociones malas que se han dado con tanto corrido tumbado», añade.
Diversidad y equidad de géneros
La banda y el norteño son los géneros más populares entre los participantes, con 2,088 y 1,641 inscripciones cada uno. Sin embargo, el concurso acepta propuestas de géneros urbanos como el rap, hip hop y música tradicional de pueblos originarios. Ante la pregunta sobre el balance entre géneros, Ramírez declara: «Estamos buscando el mejor mensaje, y si el mejor mensaje se da en una cumbia, esa es la que vamos a mencionar. Porque lo que queremos es que los mensajes sean sanos, positivos. En el género que se dé, en ese género lo vamos a premiar».
Los comunicados del Gobierno sostienen que la participación es equitativa entre hombres y mujeres. Esto es relevante si se considera que históricamente los hombres representan más los géneros de la banda y el norteño. «Estamos dándole espacio a las mujeres. La primera inscripción fue de una mujer. El ganador lo va a dar el público, esperemos que la gente vote por alguna de las mujeres que participen en este concurso», comenta Ramírez.
Proceso de selección y premios
El concurso se desarrollará en tres fases. La primera consiste en la inscripción en la plataforma mexicocanta.gob.mx. A partir del 31 de mayo, un jurado formado por productores y compositores de la industria musical seleccionará a 365 participantes: 10 por cada estado de México y 15 por cada región de Estados Unidos.
Sobre los criterios de evaluación, Ramírez detalla: «Hay varios factores. La narrativa, las metáforas, la sencillez, que llegue fácil el mensaje a la gente. Que la voz sea clara, afinada, y empate con el mensaje. Hay un desglose de atributos que tenemos que calificar».
La fase presencial incluirá presentaciones en Chicago, Houston, Los Ángeles, Tijuana, Ciudad de México y Oaxaca. La gran final se realizará el 5 de octubre en Durango, elección que según Ramírez, surgió de una iniciativa del gobernador Esteban Villegas: «El gobernador de Durango levantó la mano. Le encanta cantar, le gusta el mariachi y la banda. En una plática que él tuvo con la presidenta Claudia, acordaron que fuera la final en Durango».
Los premios del concurso incluyen mentorías y acceso a estudios de grabación para finalistas regionales. Los ganadores nacionales obtendrán contratos profesionales: el de «Mejor Canción» firmará con una editora musical, el «Mejor Intérprete» recibirá contrato discográfico para grabar 12 canciones, y el «Premio del Jurado» consta de la producción de un EP de 6 canciones con sus respectivos videos.
Una iniciativa con futuro
Ante la pregunta sobre la posibilidad de que este se convierta en un concurso anual, Ramírez augura: «La intención es que lo hagamos cada año. En esta ocasión va a ser difícil darle atención a tantos, desde la etapa de inscripción estamos revisando todo para ser justos con tantos participantes».
Los temas que abordan los participantes son variados: «Hay de todo. Desde canciones realzando una localidad, otras que dicen que la paz debe prevalecer, tenemos temas de amor, y de todo tipo de letras», informa el productor.
El concurso «México Canta por la Paz y Contra las Adicciones» es una apuesta del gobierno actual por utilizar la cultura como herramienta de transformación social, especialmente en un momento en que las narrativas violentas viven un auge en ciertos sectores de la industria musical mexicana. Los resultados finales se conocerán el próximo 5 de octubre, cuando el público elija a los ganadores. Este es un concurso que busca demostrar, como indican las autoridades, que «las y los mexicanos llevamos la voz cantante».