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Región

La resistencia popular a Trump se gesta en decenas de ciudades de EU

Por: Jim Cason y David Brooks / La Jornada

Washington y Nueva York., 31 de marzo. La resistencia popular al presidente Donald Trump y su gobierno está creciendo en el país expresada en protestas contra los despidos masivos de trabajadores públicos, en apoyo de los inmigrantes, contra el arresto y deportación de estudiantes internacionales que se han expresado contra el respaldo estadunidense a la guerra contra el pueblo palestino, contra el intento de establecer una oligarquía en Washington en pueblos y ciudades, y con nuevas manifestaciones nacionales anunciadas para principios de abril y para el 1º de mayo.

Muchos subestiman la resistencia al gobierno republicano actual porque la perciben por un lente estrecho, escribe la politóloga Erica Chenoweth, de la Universidad Harvard, en un artículo publicado en Waging Nonviolence y después en The Guardian. Afirma, en su texto escrito junto con dos colegas, Jeremy Pressman y Soha Hammam, que las protestas en las calles hoy son mucho más numerosas y frecuentes de lo que suponen los escépticos. 
Datos ofrecidos a La Jornada de su proyecto Crowd Counting Consortium muestran que hubo protestas en cada uno de los 50 estados del país y hubo el doble del total en febrero comparado con el mismo periodo hace ocho años, cuando Trump asumió la presidencia por primera vez.

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La semana pasada, miles participaron en una protesta cerca de la Universidad Tufts, en Boston, contra el arresto público de la estudiante de posgrado Rumeysa Ozturk, detenida por oficiales enmascarados sin uniformes al salir de su departamento para ir a una cena de Ramadán. Fue arrestada porque fue coautora de un artículo en el periódico estudiantil de Tufts reportando sobre una resolución aprobada por estudiantes que condena el genocidio de Israel en Gaza y llamaba por un boicot de empresas con inversiones en Israel. En Nueva York, más de mil judíos se manifestaron frente a las oficinas de la agencia de inmigración federal para exigir la liberación del estudiante palestino Mahmoud Khalil, de la Universidad de Columbia, arrestado por su participación en protestas contra la complicidad de Estados Unidos en la guerra de Israel contra los palestinos.

Ozturk y Khalil son dos de, hasta la fecha, 300 estudiantes internacionales cuyas visas estudiantiles han sido revocadas por el gobierno, informó el secretario de Estado, Marco Rubio, el jueves pasado. Profesores en varias universidades del país informaron a La Jornada que persiste el temor y angustia entre aproximadamente 1.5 millones de personas con visa para estudiar en este país. No pocos de estos académicos –de California a Florida– también se están sumando a las protestas por defender la libertad académica y de expresión, así como las ciencias y las humanidades contra los ataques que se lanzan desde la Casa Blanca.

El gobierno de Trump está enfrentando desafíos a sus acciones en los tribunales, como deportaciones y despidos masivos, entre otros. Unas 146 demandas ya se han interpuesto ante tribunales contra el gobierno de Trump, según el monitoreo de la revista Just Security.

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Pero más allá de las acciones de organizaciones de defensa de derechos en los tribunales, la resistencia se expresa en una ola creciente de protestas en las calles y espacios públicos. El senador socialista democrático Bernie Sanders continúa en una gira con el lema: Lucha contra la oligarquía, que sigue generando una respuesta más allá de las expectativas, y en varios lugares han tenido que contratar espacios más grandes para realizar las reuniones.
«Fue el mitin más grande que jamás he tenido», escribió Sanders en redes sociales después de un acto en Denver, Colorado. «Y eso me dice que el pueblo estadunidense no permitirá que Trump nos lleve a la oligarquía y el autoritarismo», repitió. Sanders, junto con otros colegas, incluyendo los diputados progresistas Alexandria Ocasio Cortez y Greg Casar, continuarán con esta gira por el país, y en particular en entidades con grandes poblaciones de trabajadores que podrían haber votado por Trump.

Estos mítines que convocan a crear mayor resistencia y acción para frenar la agenda de Trump y su desmantelamiento de programas de bienestar social y en contra de mayores beneficios para los más ricos, también se expresarán en manifestaciones y marchas nacionales programadas para el 5 de abril en más de 150 ciudades. Esta protesta denominada «Saquen las manos«, organizada inicialmente por la organización MoveOn con 9 millones de seguidores, el Movimiento Indivisible con 6 mil secciones en el país, y el Working Families Party, es para demandar que el presidente no toque los fondos y programas de salud pública, educación, apoyo a trabajadores y ciencias, entre otros.

«Hay razones sólidas para el optimismo político», escribe Eric Blanc, historiador laboral progresista y profesor en la Universidad Rutgers. Las políticas del nuevo gobierno no son populares. Sus ya bajos niveles de apoyo continúan en deterioro. Y porque el movimiento anti-Trump de hoy está mas enfocado sobre preocupaciones económicas, más enraizado en sindicatos, y más antimultimillonarios que la resistencia de la era 2017 (al inicio de su primera presidencia), tiene el potencial para, definitivamente, superar a MAGA (el movimiento trumpista) al tener raíces mas profundas entre los trabajadores.

Los sindicatos serán claves en las protestas

Blanc y otros ha señalado que los sindicatos –muchos de los cuales perderán agremiados si proceden los despidos masivos de servidores públicos y hasta están amenazados de desaparecer si prospera la orden de Trump de anular los contratos colectivos de más de un millón de burócratas, así como en el sector privado, con los efectos potenciales de los aranceles– serán claves en la organización de protestas y otras expresiones de resistencia popular. 
El Sindicato de Maestros de Chicago trabaja con otras 80 organizaciones para planear una serie de acciones para el 1º de mayo, que incluye boicots a empresas que colaboran con el gobierno de Trump y hasta un paro de trabajadores. Vale recordar que, de manera oficial, esa fecha no se reconoce en Estados Unidos como el Día del Trabajo, el cual nace en este país, ese día el resto del mundo recuerda a los mártires de Chicago. Sin embargo, los trabajadores inmigrantes han resucitado el día en la memoria de sus compañeros estadunidenses en años recientes.

Los inmigrantes estuvieron entre los primeros en manifestarse en plazas públicas y calles del país, con algunos de sus líderes pidiendo que los blancos y otros ciudadanos se sumen para proteger a este sector que es el más vulnerable bajo ataque del nuevo gobierno.

A la vez, también hay acciones de otro tipo de protesta que han alarmado hasta al presidente. Por todo el país, activistas han realizado boicots y actos de desobediencia civil contra Tesla, la empresa de Elon Musk. Además, ahora se suman a estas movilizaciones veteranos militares de guerra, científicos, estudiantes de preparatorias y muchos otros que usualmente no han participado en protestas públicas.

Estas manifestaciones separadas podrían parecer más pequeñas que algunas de las movilizaciones de gran escala en el pasado reciente, reconoce Chenoweth, pero subraya que la diversificación de los métodos de resistencia coloca a Estados Unidos en una trayectoria similar a la de varios movimientos democráticos del pasado.

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