Cónsules mexicanos espiaron y persiguieron a exiliados en EU en los años 20
Tijuana, 8 de octubre. El gobierno de México convirtió su red consular en Estados Unidos en un aparato de espionaje para vigilar, perseguir y silenciar a opositores políticos exiliados entre 1920 y 1928, reveló una investigación del historiador César Alexis Marcial Campos, egresado de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), quien rescató fuentes que documentan esta práctica.
El libro “Acciones encubiertas: El servicio consular mexicano y la persecución de exiliados en Estados Unidos, 1920-1928”, publicado por la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) y ganador del Premio Genaro Estrada 2023, revela que los cónsules mexicanos actuaban como agentes encubiertos del régimen sonorense para desarticular la disidencia.
“La intención no era analizar los servicios exteriores, sino el uso político de una institución gubernamental”, explicó Marcial Campos durante la presentación del libro en la Sala David Piñera de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la UABC, acompañado por el investigador Jesús Méndez Reyes.
A través de documentos del Archivo General de la Nación, del Departamento de Investigaciones Políticas y Sociales y archivos estadounidenses, el historiador reconstruyó cómo la Secretaría de Relaciones Exteriores profesionalizó una burocracia dedicada al seguimiento de opositores que se refugiaban en territorio norteamericano.
Entre los casos más destacados está el del coronel Esteban Cantú, ex gobernador de Baja California, quien estableció su centro de operaciones en Los Ángeles y fue objeto de vigilancia continua. Los consulados rastreaban a exiliados que buscaban desestabilizar al gobierno de Plutarco Elías Calles, suministraban armas a grupos rebeldes o publicaban propaganda opositora.
La investigación documenta cómo los cónsules vigilaban desde exporfiristas y excarranzistas hasta los Caballeros de Colón, quienes apoyaron indirectamente a los cristeros durante la revuelta de 1926-1929. “Trataron por la fuerza de desestabilizar el gobierno, buscaban que el gobierno de Estados Unidos hiciera una invasión al país”, detalló el autor.
Consultado sobre si estas prácticas persisten, Marcial Campos explicó: “sí han aprendido, pero estas acciones encubiertas, tal vez no las harían tal cual, pero van mejorando los mecanismos para construir inteligencia”.
El historiador identificó problemas estructurales que continúan, como la situación de que la asignación del cónsul general suele venir del presidente. Esto bloquea el ascenso de funcionarios de carrera profesionalizados. “El problema que puede continuar es que hay funcionarios de carrera que quieren subir al máximo escalafón que es cónsul general, y no los dejan porque ese es un cargo político que el presidente en turno suele asignar”, indicó.
Otro problema que persiste es la sobrecarga de trabajo. “Los consulados están sobrepasados en las tareas, no se dan abasto. Sí hacen labor de proteger a los mexicanos, de propaganda nacional, de aduanas y más. Tienen muchas funciones, y la cantidad de mexicanos que hay en Estados Unidos es de más de 30 millones”, señaló.
El autor, quien realizó su maestría y doctorado en el Instituto de Investigaciones Históricas (IIH-UABC), relató que la pandemia de 2020-2021 cerró repositorios clave, obligándolo a reformular su proyecto original de investigación.
El resultado es una obra que va más allá del servicio consular, adentrándose en las intrigas de la Casa Blanca y la “clica sonorense”.