Con sus relatos, Ana Urquizo esboza una bitácora del dolor alrededor del 8M
A la abogada y escritora Ana Urquizo le gusta dar luz a sectores de la sociedad que quizá no la tengan o, por lo menos, iluminarlos de manera propia. Su primer esfuerzo en este sentido es Bajo la sombra de las jacarandas (Pluma de Bambú Editores), libro de cuentos que tiene su origen en la marcha del 8 de marzo, del Día Internacional de la Mujer, y la protesta por los feminicidios.
El libro está diseñado a la manera de esta manifestación anual con su bitácora del dolor, angustia y desesperación, del duelo sin fin. Desde la portada hasta sus páginas interiores, sus personajes emergen entre consignas: Yo no muero, me matan, “A esta manada ya nada la para…, Somos el corazón de las que ya no laten, Nos sembraron miedo, nos crecieron alas, No es tendencia es urgencia, La furia somos todas y Si nos cierren caminos, abrimos veredas.
Todo empezó cuando su hija mayor le pidió que le ayudara con un ensayo tipo entrevista. Para su realización, Urquizo se basó en una amistad de la familia, una haitiana que tuvo que huir de su país durante el régimen de François Duvalier. Al terminar de escribirlo, me encantó la sensación que me produjo, todo el proceso, la inspiración, la corrección y demás. Empecé a escribir cuentos cortos.
Luego, un amigo de muchos años, Diego Covarrubias, la invitó a participar en su taller de escritura creativa: “En una de esas veces que no me inspiró el tema asignado, y como era marzo, pensé en escribir un relato sobre la marcha y las mujeres que caminan en Reforma y se encuentran todas en el Zócalo. Leí el cuento en el taller, y mi amigo me dijo que el tema daba para más. Dije: ‘sí, por supuesto, cada una de esas mujeres tiene una historia que contar desde su trinchera’”. Además de los textos sobre la marcha, otros cuentos se basan en las lamentables noticias de todo los días.
Urquizo pensó, primero, en imprimir, engrapar y regalar sus textos a su familia o amistades cercanas. Sin embargo, al reunirse con un corrector de estilo, éste le dijo que valía la pena publicarlos como manera de contribuir a la causa. Para las ilustraciones se apoyó en CamdelaFu.
Bajo la sombra de las jacarandas no es un libro fácil de leer, porque sus cuentos no son felices. En cambio, reflejan justo cómo me sentí al introducirme en estas historias de un mundo oscuro, desolador, que da mucho miedo, frío, como todas estas sensibilidades que recorrían mi cuerpo. Al terminar de escribir cada cuento, lloré, porque me dolían y me duelen. Son cuentos muy tristes. La lectura no es fácil.
−¿En qué medida un libro de este tipo ayuda a la causa?
−Si una marcha no logra un cambio, pues, un libro, y mío, menos. No obstante, me siento tranquila, porque de alguna manera doy luz en este mundo de oscuridad. Además, crear un poco más de conciencia de que la violencia de género es un problema nacional.
Las personas saben que hay feminicidios, porque las noticias nos lo dicen. Hablan de cifras que van de 10 a 14 diarias, aunque tampoco hay números reales. Estos son los de los casos documentados. Entre todos podemos hacer algo para crear más conciencia para que eventualmente esto cambie.
En sus cuentos, Urquizo trató de tocar muchos puntos de vista: Por supuesto, no abarqué todo porque llegó un momento en que de verdad era mucho dolor. Hay muchas historias de niñas víctimas de las circunstancias, como Ariché la niña rarámuri que ya no correrá más. También hay niñas que marchan porque sus mamás ya no están con ellas. Tengo esta imagen de la muñeca de trapo que está por allí en varios de los capítulos.
Hay jóvenes embarazadas que son aventadas de un edificio. Luego, toco el punto de vista de la mujer que está confinada con su agresor en la época de la pandemia, y no puede salir, y de la madre de un hijo feminicida, situación que la impide ver a su nieta.
−¿Qué le ha dejado el ejercicio de la escritura?
−De acuerdo con el escritor Guillermo Arriaga, si no cuentas una historia, se queda en la garganta y te oxida. La tienes que sacar. Al estar inmersa en el proceso de escribir los relatos, sentía que me ahogaba. Ya que escribía uno, decía: uff, un poquito de misión cumplida. Luego, se me venía a la mente otra idea y pensaba que ya lo había terminado. Otra misión cumplida. Como que fui poniendo palomitas a todos estos cuentos que son rudos, aunque siento que aporto algo.
Actualmente, Urquizo ha volteado su mirada hacia las personas con Alzheimer: Ahora quiero dar luz a este sector que pienso está ignorado. Muchas personas no se enteran cuando alguien tiene esta enfermedad, podrían estar recluidos en residencias y sufren solos, a lo mejor abandonados por su familia. Eso no significa que deje de lado el tema del feminicidio, porque siempre está latente.
−¿Un consejo para las mujeres que a veces no saben enfrentar situaciones de violencia?
−Me gustaría que cada quien desde su trinchera, espacio o rinconcito, hiciera algo para no dejar este tema atrás.
Viene la marcha del 8 de marzo. Las que puedan asistir, qué marchen. O postear algo en sus redes sociales, o escribir un pequeño texto. Porque a fin de cuentas todas, lamentablemente, estamos inmersas en esta situación y todo suma.