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Opinión

Restauración del gobierno federal en los estados y la descentralización efectiva en 3 planos

Por: José Zavala Álvarez*

Hay al menos tres planos -cuatro- de análisis y decisión en la restauración de la operabilidad efectiva del gobierno federal que merecen la atención de la presidenta Claudia Sheinbaum. Tienen que ver con el centralismo gubernamental y las consecuencias que éste tiene, no nada más en la efectividad de la gobernación, sino en las restricciones que éste impone al desarrollo de las regiones y al nacional.  

Primer plano, la extinción del gobierno federal en los estados. Las apreciaciones del presidente López Obrador sobre la efectividad del ejercicio gubernamental en el territorio nacional se tradujo en la contracción casi total de la presencia federal en las entidades del país, en sus palabras, no hay necesidad de tantas áreas del gobierno central en los estados, con una basta, así, dejaron de existir los cargos de delegados federales y las atribuciones que hasta entonces tenían, volvieron a la Ciudad de México, también se minimizó el personal y presupuesto, desaparecieron oficinas de atención, algunos mandos secundarios se quedaron encargados de representaciones severamente disminuidas, inoperantes y sin atribuciones que permitieran resolver problemas, meras ventanillas de recepción de mensajería. 

Al inicio del gobierno se generó una expectativa, dudosa, con la creación de delegados generales que comprendía mando sobre todas las áreas de gobierno federal establecidas en las entidades, un esquema inoperante en términos de capacidad de respuesta a demandas y problemas específicos, no cuentan con tiempo ni capacidad física e intelectual para entender la problemática sectorial, menos para resolverla, los popularmente llamados superdelegados finalmente se retrajeron a operar solamente los programas de asistencia social. Todo tiene que ir hablarse a la ciudad de México.  

Segundo plano, la reconcentración de funciones y atribuciones gubernamentales en la Ciudad de México. El histórico y profundo centralismo y concentración de funciones y soluciones en la capital del país se vigorizó, el gobierno central, geográfica y políticamente acentuó su predominancia para todo tipo de trámite correspondiente al orden federal, todo tiene que ir a tramitarse a la Ciudad de México. El presidente Obrador decretó una desconcentración geográfica de oficinas como estrategia para descentralizar el gobierno, el tiempo dio la razón a las advertencias de imposibilidad material y funcional que se hicieron, prácticamente la totalidad de organismos federales se conservaron en la Ciudad de México, no se entendió, ni se aceptó, que la descentralización y desconcentración del gigantismo de la capital mexicana solo puede disminuir con delegaciones federales con sólidas atribuciones para resolver sin necesidad de “ir a la Ciudad de México”.

Tercer plano, la concentración de directivos públicos de la Ciudad de México. Otra inmutable tradición gubernamental en México es la predominancia casi absoluta de “residentes” de la capital del país en los mandos gubernamentales. Es, en los hechos, una fuerte institución no escrita que los mandos públicos de alto nivel los ocupen personas de la Ciudad de México. Han sido escasos, ocasionales y precarios, los casos de ocupación de altos cargos por personas de “fuera de la capital”, eso limita severamente la comprensión, por parte del equipo gubernamental, de las condiciones y problemas de las regiones y de las entidades, se les dificulta entender a cabalidad que “los problemas nacionales” son la síntesis de la problemática regional y local, y más aún, que la intervención gubernamental es fundamentalmente en el espacio regional y local. Para llegar a cargos federales de alto nivel es necesario “vivir en la Ciudad de México”.

Un cuarto plano, la concentración de directivos gubernamentales con origen común de grupo político. Más allá de las negociaciones entre personajes encumbrados de diversos grupos para la ocupación de los cargos públicos, es relativamente sencillo advertir la predominancia de personas que tienen algún origen común, por ejemplo, el universitario, el caso más claro es el de la UNAM en lo general, pero la observación de predominancia grupal puede desagregarse por secretarías y áreas más específicas. Los efectos del “grupismo” en la efectividad gubernamental puede ser grave, pues las capacidades disciplinarias son criterio de segundo orden, en tal circunstancia es común el nombramiento de directivos que profesionalmente nada tienen que ver con los requerimientos disciplinarios que la función que se les entrega, requeriría.

La efectividad gubernamental para resolver problemas sociales, potenciar desarrollo y combatir la corrupción tiene que ver con la fortaleza y carácter justo de la institucionalidad que construimos y reconstruimos, pero el centralismo y la concentración es una institucionalidad equivocada. Es la hora de restaurar el gobierno, es la hora de dejar de tener que “ir a la Ciudad de México” para hablar y que se resuelvan los problemas sociales.

*Profesor Investigador
jza61@colef.mx
El Colegio de la Frontera Norte, Unidad Mexicali

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