(Re)pensar la izquierda
¿Qué tipo de izquierda queremos? Primero, considero que la posición de la izquierda tiene que ser de compromiso con el desarrollo, sobre todo de los grupos sociales más vulnerables y, segundo, asumir una posición de liberalismo político que permita la convergencia de puntos de vista que las personas en lo individual y en lo social puedan suscribir en este ámbito (con restricción de aquella posición en la que su propia seguridad y la de las instituciones que garantizan la libertad están en peligro, siguiendo a Rawls).
La izquierda en México tiene que continuar trabajando en mitigar las desigualdades, por ello, una medida importante es mantener los programas sociales que ha implementado el actual gobierno federal y han derivado en reformas constitucionales que benefician a los sectores que más lo necesitan, como adultos mayores, adolescentes, personas con discapacidad, entre otros, a la vez que se busca una mayor vinculación del ramo productivo. Por supuesto, tiene que estar pensada en el respeto de los órganos constitucionales autónomos y, en general, de la división de poderes, como una condición del mejoramiento de nuestra democracia constitucional, cuya alteración repercute finalmente en la protección de los derechos humanos de la sociedad mexicana; por lo tanto, su posición tiene que estar dirigida a neutralizar el empoderamiento de grupos fácticos y, en cambio, fortalecer los controles constitucionales. Se puede disentir, pero el intercambio de opiniones se tiene que dar en el marco de un estado de derecho.
En una región que comparte profundas desigualdades y que, a su vez, ha asumido el compromiso de proteger el medio ambiente, es necesario impulsar en México una agenda verde que fomente el uso de energía limpias y el cobro de impuestos en este sector, para efecto de que la planta productiva se vincule con el compromiso de defender la extraordinaria biodiversidad que posee nuestro país y combatir el cambio climático. La creación de una agenda de izquierda implica que sea incluyente. Todos los grupos sociales, todas las religiones, todas las preferencias sexuales, ideológicas, culturales y políticas que, en términos modernos, son la esencia misma de democracia. La izquierda mexicana tiene que ser feminista, en el sentido de hacer realidad la igualdad sustantiva, de generar oportunidades y de fortalecer el proceso de empoderamiento de las mujeres.
Atraer experiencias internacionales exitosas para el país. Recientemente, el canciller Marcelo Ebrard viajó a Bolivia para revisar en la provincia de Uyuni el mecanismo de explotación que realizan los bolivianos en una de las reservas más relevantes de litio, con la intención de que en México se pueda desarrollar una planta productiva de este material que permita al Estado tener mayores recursos, crear empleos y hacer un adecuado aprovechamiento de este bien que tenemos en el país.
(Re)pensar la izquierda en México es mejorar la calidad de vida de las y los mexicanos más vulnerables, implica el fortalecimiento de las instituciones que deben garantizar la igualdad de derechos, así como la posibilidad de construir un mejor país para las futuras generaciones.
Continuaré reflexionando más adelante en este espacio sobre la agenda de izquierda que, en mi opinión, requiere el país en la siguiente administración.