Pensiones ISSSTE y nueva Secretaría de Ciencia
En 2011 fundamos la Federación Nacional de Sindicatos del Sector Ciencia y Tecnología -FENASSCYT- siete sindicatos de Centros de Investigación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología -CONACYT, COLEF, CICESE, INAOE, CIESAS, ECOSUR, CIBNOR, CIAD, y el del propio CONACYT; en mi condición de secretario general del SIPCOLEF fui el primer coordinador Nacional. Dos demandas nucleaban nuestro esfuerzo organizativo para abrir la puerta de la Dirección General del organismo: de los académicos, pensiones justas; y del personal administrativo de base, renivelaciones salariales.
Las pensiones en los Centros de Investigación del CONACYT, y de todos aquellos cuya seguridad social está referida al ISSSTE, eran miserables, lo siguen siendo, las del régimen de bolsa solidaria cuyo techo se sostuvo en diez salarios mínimos; y, en peores condiciones, las del régimen de cuentas individuales que, con artimañas, en 2007 el régimen calderonista impuso.
Ninguno de los tres directores del CONACYT, Romero Hicks, Villa Rivera y Cabrero Mendoza, bajaron su imperial desprecio para atender estas demandas ni les dio la gana recibirnos como representantes de trabajadores. El tiro de gracia vino en el régimen peñista que recurrió al litigio ante la Suprema Corte para escamotear aún más las pensiones refiriéndolas en Unidades de Medida y Actualización -UMA- de menor valor al salario mínimo, los entronizados ministros de la Corte confirmaron la presunta constitucionalidad de la indolente estipulación pensionaria peñista, ya en tiempos del obradorismo.
Hay al menos dos lacerantes efectos de estas infames disposiciones pensionarias en el régimen del ISSSTE: por un lado, los profesores investigadores se resisten a la jubilación por el desplome de sus ingresos, hay un sinnúmero de casos de avanzada edad en Centros de Investigación y no pocos han fallecido en funciones; y por otro, existe una obstrucción en el relevo generacional, ni se desocupan plazas ni hay nuevas, es angustiosamente lenta la incorporación laboral de nuevos académicos a los organismos del sector ciencia y tecnología; finalmente estas condiciones también se suman a la explicación de nuestro rezago histórico en la generación de conocimiento en diversas áreas estratégicas.
Claudia Sheinbaum, que proviene precisamente del sector científico, en preparación a su inminente asunción como presidenta de la República, ha anunciado la creación de la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación -SECHTI-, que en los hechos significa elevar la jerarquía administrativa de lo que hoy es el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovaciones -CONAHCYT- y ha designado en el cargo a Rosaura Ruiz, quien ocupó el puesto análogo con ella en el gobierno de la Ciudad de México. Ambas hicieron carrera académica en la UNAM.
Hasta ahora lo que se sabe de manera pública es que la SECHTI, además de atender las funciones que actualmente tiene el CONAHCYT, tendrá el encargo de ampliar la coordinación y articulación del trabajo de organismos de ciencia y tecnología más allá del estricto ámbito administrativo del actual Consejo, algo que ya se hace con las limitaciones que la institucionalidad de los diversos organismos y dependencias gubernamentales permiten, deberán reformarse leyes, reglamentos y disposiciones administrativas para que la SECHTI esté en condiciones de ampliar su autoridad.
Hay que decir aquí, que, contra la lógica de sectorizar en la Secretaría de Educación a las universidades Rosario Castellanos y de la Salud, la Dra. Sheinbaum ha dispuesto que estos organismos queden incluidos en la SECHTI junto a otras de nueva creación. Hay que agregar que la austeridad presupuestaria es una limitante de fuerza para las intenciones funcionales de la SECHTI, la propia presidenta en ciernes ha anunciado que ésta podría cobrar vigencia administrativa hasta enero del 2025.
Las pensiones ISSSTE, y en general los derechos laborales, del personal académico y administrativo de los Centros de Investigación del aún CONAHCYT, son una asignatura olvidada, ingente, que la SECHTI y su titular deberá atender, es imprescindible resolver con honroso criterio el incremento de las pensiones, el presidente López Obrador ha evadido enviar una iniciativa de reforma que retome esta demanda y no sabemos aún el contenido de la iniciativa sobre la Ley del ISSSTE que la Dra. Sheinbaum anunció y que no había sido elaborada.
Lo crucial de cualquier iniciativa es la elevación del monto de las marginales pensiones actuales, por razones de elemental justicia, pero también como estrategia para desmontar obstáculos en la propia generación de conocimiento, que es la función central de la SECHTI. Ya no se vale el desentendimiento gubernamental ni los matices legislativos que pretendan “descafeinar” la restauración de la institucionalidad pensionaria en niveles honrosos.
El concepto de “sueldo básico” del ISSSTE como base pensionaria significa el 50% o menos del concepto de “remuneración total” del propio organismo, NO reconoce ni siquiera el salario tabular, menos los incrementos salariales anuales que históricamente han sido referidos a la tasa de inflación, tampoco toma en cuenta el derecho a la proporción salarial agregada por concepto de antigüedad por los años laborados, estos son componentes determinantes de la “remuneración total”. El concepto de sueldo básico, por sus niveles deprimentes, ya se sabe, es usado como piso para desmerecer prestaciones.
La iniciativa de reforma en esta materia de la Dra. Sheinbaum deberá, en justicia, contener la determinación de que las pensiones ISSSTE se equiparen al dato de “remuneración total”, solo así se cumple el precepto de jubilarse con el 100% del sueldo y también la posibilidad de seguir contribuyendo con las cuotas al fondo de pensiones y vivienda, incluso puede considerarse la continuidad de un justo esquema escalonado de tasas de impuesto sobre la renta para los diferentes niveles salariales.
*Profesor Investigador
El Colegio de la Frontera Norte, Unidad Mexicali
jza61@colef.mx