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Opinión

Musa Verde | Corcholatas, taparroscas y destapacaños

Por: Horacio de la Cueva

Al mundo no le preocupan las preprepreprecampañas de la larga lista de aspirantes a la presidencia de la República Mexicana para el siguiente sexenio. No les preocupa a nuestros consignatarios del TMEC o a cualquier otra alianza política o económica internacional a la que pertenecemos. Ya hubiéramos tenido reacciones de todos ellos. No tienen porqué, es problema y circo local con pocas implicaciones para la política y economía internacional. Además, la economía mexicana ha probado ser independiente de partidos y tendencias políticas.

Las noticias nacionales han cubierto, después de preocuparse de los dimes y diretes de la lista de aspirantes, sólo una noticia ambiental, ignorando incendios, inundaciones y demás en el resto del mundo: el derrame de petróleo en el Golfo de México. Se discute más su tamaño que las consecuencias ambientales, económicas y políticas que puede tener. La descripción del tamaño del derrame de Greenpeace y de PEMEX no concuerdan. Ambos grupos llevan agua a su molino pero ninguno soluciona, no es el papel de Greenpeace pero si la responsabilidad de PEMEX.

PEMEX y la Secretaría de Energía gastaron cientos de millones de dólares en investigación en el Golfo de México a través del Consorcio de Investigación del Golfo de México (CiGoM) para predecir y modelar las consecuencias de derrames petroleros. Hay protocolos de como, quien y dónde se debe de actuar en caso de derrames. Se han hecho simulacros de derrames que han inspirado a otras compañías a usar al CiGoM para sus estudios de los riesgos ambientales en sus campos petroleros. ¿Por qué corcholatas y taparroscas (aspirantes de la oposición) no presumen los logros de la ciencia mexicana no se preocupan por este desastre ambiental?

Si el derrame llega a costas cubanas o estadounidenses podemos ser demandados. Existe el derecho soberano que puede eximirnos de las responsabilidades jurídicas y monetarias, pero el daño ambiental estará hecho y no ayudaremos a remediarlo: no limpiaremos playas ni rescataremos animales o salvaremos o compensaremos pesquerías y cultivos. Todos los desastres serán consecuencia de nuestro descuido y negligencia. ¿Qué se ha hecho para remediar el derrame? ¿Por qué no nos hemos enterado de acciones o su ausencia? Sí estamos enterados de los amores y desamores de corcholatas y taparroscas.

Los eventos internacionales que apenas cubren los medios mexicanos tienen implicaciones nacionales y mundiales. ¿Por qué los ignoran o minimizan los medios mexicanos? No profundizan sobre la invasión rusa de Ucrania que seguirá con nosotros, ni del golpe de estado en Níger que beneficiará tanto a los yihadistas africanos como a la Federación Rusa a expensas de Francia, los Estados Unidos y la Unión Europea. Hay problemas ambientales mundiales que nos también aquejan a todos y que ni el gobierno ni los medios ni corcholatas y taparroscas les dan suficiente importancia o cobertura.
Si el hecho de que el mes de julio que acaba de pasar es el más caliente de los últimos 120,000 años no es noticia de primera plana, no se que más se puede merecer más atención de todos los medios. ¿Dónde están sus intereses? El cambio climático global es un hecho. No debe extrañarnos que estamos alcanzando registros de temperatura nunca vistos. ¿Se han preguntado los gobiernos y los medios el papel que juega el país en el calentamiento global? ¿Son las políticas energéticas actuales las correctas para disminuir y revertir los efectos del cambio climático? ¿Es este problema global, ¡y profundamente local!, parte de las razones que dan corcholatas y taparroscas para convertirse en “coordinadores de campaña” y solucionar los problemas reales de México?

Ni los gastos de las no-campañas ni los no-pronunciamientos de aspirantes tienen la importancia y trascendencia nacional y global de las temperaturas registradas el mes pasado, sus causas y sus consecuencias ambientales y de salud. La lista de hechos y problemas de ambiente, pobreza, salud, educación, etcétera es más importante y urgente que este insufrible circo de tres pistas.

Debería de preocupar a nuestra clase política como el mundo cambia e impone nuevos retos de salud, pobreza y ambiente. Debería desvelarle como nos estamos quedando atrás en crear e impulsar los cambios necesarios para revertir el cambio climático y lograr el desarrollo sustentable. Es hora de cambiar corcholatas y taparroscas por destapacaños que se esfuercen en vivir, entender y resolver los problemas y las realidades del siglo XXI en México y el mundo.

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