Opinión

Musa Verde | Agua

Por: Horacio de la Cueva

El planeta que habitamos, no es “nuestro planeta”, ni lo poseemos, ni lo manejamos. ni somos sus propietarios, ni es un bien raíz en el mercado. El planeta está cubierto en un 75% de su superficie por agua. Toda esta agua, que consideramos salada, está fuera de nuestro alcance como recurso de uso directo. Aunque si aprovechamos los bienes, servicios y otras contribuciones que provienen del mar: alimentos, clima y su regulación, paisaje, vía de transporte, fuente de oxígeno y sumidero de carbono, productos farmacéuticos y materias primas.

La otra cuarta parte del planeta emerge del océano y la hemos clasificado como tierra firme, ya sea en la forma de continentes o de islas. Ahora sabemos que por tectónica de placas estas porciones emergentes han cambiado a través de la historia del planeta y que la historia no ha acabado.

En estas porciones emergentes habitan las formas de vida que mejor conocemos, pero debemos admitir que aún nos falta mucho por conocer. Estas porciones emergentes están cubiertas heterogéneamente, por los que llamamos “agua dulce”.

El agua dulce tiene una concentración menor de sales y, dependiendo de su origen puede cargar minerales que le dan sabor o elementos tóxicos, como el cianuro. El agua dulce va del 2.5 al 3% del total del agua del planeta. Al momento, 68% de este pequeño porcentaje forma los glaciares, icebergs y capas polares. Este 68% disminuirá a medida que el cambio climático aumente la tasa de deshielo de estos cuerpos de agua. Esto no hará que haya más agua dulce disponible. Las capas polares, los icebergs y muchos glaciares desembocan en el mar. Un cálculo rápido indica que la salinidad marina no disminuirá globalmente, pero posiblemente veremos efectos locales con consecuencias desconocidas en esos ambientes. Bajo las circunstancias previas al cambio climático, estos deshielos aportaban nutrientes para las comunidades submarinas costeras.

Además de que estamos derritiendo capas polares, glaciares y icebergs para entregarlos al mar, estamos reduciendo la cantidad de agua dulce disponible para los ciclos naturales y nuestro uso. Esa agua que usamos para todo todos los días y de la cual pocas veces tomamos conciencia del mal uso que le damos.

La agricultura es el principal uso humano del agua. Puede ser por temporal, por irrigación o por goteo. Debemos usarla más eficientemente. El agua de temporal es cada vez menos confiable. Las sequías son cada vez más extensas mientras que los eventos de lluvia son cada vez más grandes. La explicación, el cambio climático.

Cuando el agua para irrigación se excede en sales, como ha sido el caso en el valle de San Quintín, los campos se hacen yermos. Los agricultores ya se dieron cuenta que la salinización de los campos y la escasez de agua casi acaban con su industria. Ahora están cultivando principalmente en invernaderos y desalinizando, no siempre legalmente y vertiendo los amargos la una bahía de San Quintin y sus ambientes costeros cuya ecología, pesquerías y acuicultura dependen de la calidad y salinidad de sus aguas.

Muchas industrias requieren agua limpia para sus procesos, estas pueden competir por un recurso altamente preciado y escaso en la región. Durante el sexenio de López Obrador tuvimos una gran controversia política y una consulta cuestionable en su metodología y fines sobre la llegada de la cervecera Constellation Brands a Mexicali. La cervecería hacía cuentas alegres sobre la disposición de agua, mientras que los opositores remarcaban la escasez de la misma.

Las industrias que usan agua en sus procesos de producción no necesariamente la regresan a la naturaleza y otros usuarios con la calidad que la recibieron. Leyes, normas, reglamentos y multas en México y el resto del mundo no han sido suficientes para convencer a estas industrias que el agua limpia es indispensable para la vida. Los ejemplos sobran, termoeléctricas que regresan el agua más caliente de la que lo recibieron, industrias químicas y petroquímicas que agregan por procesos o deshechos substancias incompatibles con agua para cualquier otro uso. La lista es larga y la capacidad de las autoridades para vigilar y sancionar es limitada.

Dejé al , no por menospreciar, si para enfatizar, el papel del agua en la naturaleza y en los ciclos de vida. El constituyente principal de las células es el agua. Está misma es parte esencial de muchos procesos fisiológicos. En el agua se mueven los nutrientes que las plantas usa para la fotosíntesis los ríos, lagos, lagunas y charcas están llenos de vida y debemos asegurarnos que así continúen.

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