Opinión

Morena y sus elecciones: el caos como firma de la casa

Por: Álvaro de Lachica

El pasado fin de semana, Morena organizó sus elecciones en los 300 distritos electorales de todo el país para elegir a 3 mil Consejeros, quienes formarán parte de su Congreso Nacional (10 por Distrito), el venidero septiembre. Estuvieron contendiendo 42 mil 583 candidatos a congresistas en los 300 distritos federales. El futuro Consejo, definirá el equilibro de fuerzas de cara a la sucesión presidencial, una batalla que ya ha saltado de los pasillos del partido a la esfera  pública y marca cada vez más el paso a la actualidad política mexicana. El control de la mayor cantidad de resortes posibles dentro del aparato es uno de los objetivos de los aspirantes a la carrera presidencial, que ya llevan meses marcando posiciones y dándose codazos.

Desgraciadamente, estos comicios fueron marcados por los escándalos en casi todos los Estados del país. A través de las redes sociales, pudimos ver fotos y videos de material de votación incendiados, relleno de urnas con boletas que llevaban ciudadanos hasta 10 boletas marcadas, peleas a puñetazos o batazos, sillas volando y hasta una Diputada detenida en Veracruz. No es la primera vez que pasa este desastre, ya en sus asambleas del 2019 para elegir a la dirigencia del partido,  se convirtieron en un caos ingobernable y tuvo que intervenir el Tribunal Electoral para poner orden en unos turbulentos comicios que se prolongaron durante más de un año entre acusaciones de fraude y corrupción.

La mesa estaba servida para que el caos ocurriera, pues la convocatoria permitía que participara en la votación todo aquel que quisiera afiliarse, es decir, se permitió que eligiera la dirigencia de Morena a quien tuviera dos minutos de estar militando en ella.  De igual manera, y en congruencia con los estatutos, la convocatoria establecía que quienes se registran no participarían ni promoverían “el influyentismo, el amiguismo, el nepotismo, el sectarismo, el grupismo, el patrimonialismo, el clientelismo, el uso de recursos para imponer o manipular la voluntad de otras y otros, la corrupción y el entreguismo. 

La ambición entre liderazgos locales y regionales, nuevamente,  ha llevado a Morena a estar metido en un momento de crisis interna y a que los equipos de sus aspirantes a la Presidencia de la República prendan focos rojos por eventuales fracturas, derivadas de condicionamientos de apoyos, que impacten sus posibilidades de triunfo en 2024.

Respecto al desorden vivido, su dirigente del Partido, Mario Delgado, mencionó que “fue  un ejercicio completamente abierto, plural…que integra. …Siempre hemos tenido piso parejo, estamos comprometidos con la transparencia, con la imparcialidad,  en Morena el pueblo manda…. Hay gente que abiertamente está en contra del movimiento, y del presidente de la República. Me pregunto yo, ¿Cómo desean ser dirigentes de Morena si no coinciden con el presidente y se la pasan denostando el movimiento? Una cosa es la pluralidad y libertad de expresión…pero otra cosa es cuando actúan en contra. Eso no es pluralidad, eso es traición”.

Las elecciones se ganan con dedicación y orden sobre todo porque López Obrador no estará en las boletas. Sin embargo, la desorganización interna de Morena es tal que ni siquiera ha podido actualizar su censo de militantes: dice tener más de tres millones, pero su registro oficial no llega a los 500.000.

Morena parece estancado en el pasado. Por un lado, López Obrador ha demostrado ser un maestro en técnicas en las que antaño se especializó el PRI: liderazgo carismático, nacionalismo y programas de subsidios. Por otro, los aspirantes a dirigir Morena se han enfrascado en acusaciones mutuas ante la incapacidad del partido de realizar una elección interna democrática. 

Pese a la hasta hoy muy consistente confianza que el pueblo expresa hacia el presidente en las encuestas y por más que la esperanza de los que menos tienen no se ha apagado, la popularidad del presidente y la confianza de los ciudadanos no necesariamente se trasladarán de éste a su partido, sobre todo después de los escándalos que vimos este fin de semana.  Lo que ocurrirá si Morena no logra unificarse, puede ser desastroso. Por su propio bienestar del partido, sólo le cabe enmendar el rumbo.

DR. ÁLVARO DE LACHICA Y BONILLA
COMISIÓN CIUDADANA DE DERECHOS HUMANOS DEL NOROESTE, A.C
andale941@gmail.com

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