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Opinión

La verborragia de Vicente Fox

Por: Carlos Martínez Garcí

En el sexenio que ocupó la presidencia Vicente Fox Quesada practicó la política del disparate. Su verborragia y logorrea estaban saturadas de dicharachos, lugares comunes, jocosidades y, sobre todo, de excelsa ignorancia. Y, cómo no, si con sinceridad en la campaña presidencial expresó a un grupo de intelectuales que “a diferencia de ustedes que se formaron leyendo libros, yo me formé viendo las nubes”.

Conforme avanzaba su administración Vicente Fox mostraba patéticamente que su estilo dizque popular y desinhibido trascendía el marco de lo folclórico, para convertirse cada que hacía declaraciones en dolores de cabeza para sus colaboradores cercanos y otros funcionarios que intentaban matizar los frecuentes dislates presidenciales. Fue larga la cadena de contradicciones, promesas al gusto del auditorio en turno y ridiculeces perpetradas por él, de tal manera que ya no era el disparate ocasional soltado sin querer, sino que hizo del disparate su modus operandi y el mismo dominó su estilo personal de gobernar.

En 2004, al entregar el Premio Nacional de la Comunicación al empresario Lorenzo Servitje, un inspirado Fox Quesada hizo una cita que atribuyó al teólogo brasileño Leonardo Boff: “El que no vive para servir, no sirve para vivir”. Justificó la evocación para aplicarla al premiado, de quien afirmó: “Pues bien, tenemos frente a nosotros a un hombre que sí sirve para vivir y sí vive para ­servir”.

La frase –además de lugar común sacado a relucir en cursos o conferencias sobre la vocación de servicio– ha sido atribuida a diversos personajes. Se le puede ver impresa y a la venta en múltiples lugares, por ejemplo en las afueras de muchas estaciones del Metro. Una variante de la frase adjudicada por Fox a Leonardo Boff (“El que no sirve para servir, no sirve para vivir”) se atribuye a la madre Teresa de Calcuta. Pero concediendo que el autor es el teólogo brasileño, me imagino que al empresario no le gustó que reconocieran su labor recurriendo a palabras de un personaje que representaba su antípoda.

A Fox no le advirtieron del papelón perpetrado. Mientras Lorenzo Servitje fue fiel seguidor del conservadurismo católico, Boff se destacó por su férrea oposición a la burocracia católico romana encabezada por Juan Pablo II. Recordemos que a partir de su libro Iglesia: carisma o poder (1981), Boff vivió una implacable persecución de la curia romana. La hostilidad en su contra no fue por formar parte de la corriente de la teología de la liberación, sino por el atrevimiento a cuestionar el verticalismo y el autoritarismo de la cúpula eclesiástica católica. Puso en tela de juicio la supremacía del papa y llamó a una renovación de la institución desde sus mismas bases.

Después de varios años de soportar la pena de silencio que le impusieron, no podía publicar libros ni enseñar, renunció al sacerdocio para seguir luchando desde otros frentes contra el clericalismo excluyente de los llamados laicos a meros espectadores y obedientes feligreses de lo normado desde la cúspide por los príncipes de la Iglesia católica. ¿Le habrá gustado a Servitje, tan presto a guardar las directrices papales, que le endilgaran una frase que Fox dijo era de Boff?

Casi un año después de concluido el periodo presidencial encabezado por él, Fox y su cónyuge, Marta Sahagún, muy orondos hicieron declaraciones en Foxilandia, el rancho San Cristóbal, en Guanajuato. La ostentación con que la pareja mostró la casa, así como las dimensiones y secciones de la misma, levantó sospechas de que muy posiblemente la remodelación tenía tras de sí recursos públicos.

Fox, sin ruborizarse, afirmó que tenía la conciencia tranquila porque no usó el erario para fines personales. Confió que entre sus héroes figuraban los cristeros, y agregó: “Una persona que defienda la libertad de religión como lo hicieron ellos se merece todo mi respeto y admiración. Por eso me parece una aberración garrafal que el PRI haya desaparecido de los libros de texto esa lucha cristera. Vergüenza les daba reconocer que el pueblo de México defendió su religión y su libertad. Tengo un héroe al que llamo Juan Cristero que enfrenta un pelotón de fusilamiento con un cigarro en la boca y una valentía increíble. Eso me da mucha fuerza” (https://www.quien.com/espectaculos/2009/07/10/los-fox-su-vida-despues-de-los-pinos).

El tuit pretendiendo descalificar a Claudia Sheinbaum por su trasfondo étnico es un eslabón más de una cadena que sigue forjando el personaje retrógrado que es Vicente Fox. El mensaje no solamente rayó en la ridiculez: también exhibió la irredimible inclinación de quien profirió el exabrupto a reconocer que México es diverso en su composición poblacional y es conformado por muchos afluentes.

El anuncio de Et lux fiat con que por todas partes arengaba el candidato Fox se tornó en un largo túnel oscuro, en el que la única luz divisada por el pueblo mexicano fue la del tren que paulatinamente se acercaba en sentido contrario para atropellarlo.

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