Isegoría | El México que nunca hemos sido / Sergio Gómez Montero
Isegoría | El México que nunca hemos sido / Sergio Gómez Montero
los derechos de ese pueblo originario, que particularmente el porfiriato, por la fuerza, había
Hace días, en Vicam, pueblo yaqui, se llevó a cabo una ceremonia para reivindicar
arrancado a los yaquis, llevándolos a trabajar en condiciones de esclavos al Boleo en Baja
California Sur (a las minas de cobre de ese lugar) o a Yucatán, en las haciendas de aquellos
lugares a trabajar esclavizados el henequén, mientras los porfiristas explotaban
impunemente la riqueza minera y agrícolas de las tierras yaquis de Sonora. Repitiendo así
la explotación a la que todos los pueblos originarios del país habían sido sometidos siempre
en un México que nunca ha sido de ellos. Un México que, siempre, desde tiempos de la
Conquista y la Colonia nunca ha sido de los pueblos originarios, pues desde entonces la
pérdida de territorio y población de esos pueblos ha sido una tarea que muy poco ha dejado
de registrarse hasta hoy.
¿Qué somos, culturalmente hablando? Después de la Conquista y durante la
Colonia, el mestizaje tuvo como función desaparecer a las culturas de los pueblos
originarios, con la finalidad de integrar, sometiendo, a los miembros de esos pueblos a la
cultura civilizatoria (así la denominan los explotadores) dominante, para tratar de crear así
una cultura única (la mestiza) por considerarla la única válida.
No es pues sino hasta 1994, con el levantamiento del EZLN, en que aparece con claridad el reclamo de los pueblos
originarios de Chiapas particularmente y con ellos, en espíritu, el de todos los pueblos
originarios del país, por exigir el reconocimiento de sus culturas (lengua, territorio, mitos y
costumbres, organización social para el trabajo) en las mismas condiciones que la
dominante mestiza y así reconocer la existencia multicultural de la Nación. El proceso no
ha sido fácil, pues reconocer nuestro carácter multicultural no es una tarea sencilla, dado
que ni en nuestras leyes ese carácter de la Nación se reconoce y es, por lo tanto, un proceso que sin duda buen tiempo nos va a llevar concretarlo. ¿Cómo hacerlo?
Si bien las culturas de los pueblos originarios existen, existen porque existen en
concreto esos pueblos. Sobajados, disminuidos, casi excluidos de los derechos que la ley
mestiza actual otorga, quizá ésa sea una primera tarea a realizar: lograr que en la ley se
reconozcan en igualdad de condiciones los derechos de los pueblos originarios para
convivir en igualdad de condiciones con todos los demás pueblos (no sólo el mestizo) que
componen a la Nación, la cual a partir de ahora se reconozca como una nación
multicultural, en donde a cada pueblo componente de la nación se le reconozca su cultura
(territorio, lengua, mitos y costumbres, organización social para el trabajo) y sobre todo
población, la que determinará cómo organizarse para participar en el todo nacional.
Sin duda, a partir de allí un nuevo México se comenzará a formar, por más que
Aznar, Vox y el PAN digan que eso es comunismo.