Estilos de rendición de cuentas
Quien preside un municipio tiene la atribución y el deber de informar a la ciudadanía sobre el estado que guarda la administración pública; esta acción de transparencia y rendición de cuentas no solo legitima y da credibilidad a la democracia, también coadyuva a imponer límites al ejercicio del poder.
En Baja California, es obligatorio que los presidentes municipales hagan informes anuales de gobierno que se dan a conocer, públicamente, durante la primera semana de octubre; la excepción es el último año de gobierno que se hacen dos informes: el informe anual que, por única ocasión, se efectúa en la primera semana de agosto y un informe sobre el estado del gobierno que rinden los munícipes a las personas electas para los mismos cargos.
Por esa razón, hace unos días, las tres Presidentas y los dos Presidentes Municipales de Baja California rindieron cuentas tirando la casa por la ventana, para que su informe de gobierno fuera un ritual político inolvidable.
Quienes presiden Tijuana y Tecate tenían una última oportunidad de refrendar a la ciudadanía sus logros y dejar huella en la memoria colectiva, pues perdieron las contiendas que pudieron haberlos mantenido otro trienio en el poder; para el alcalde de Ensenada, fue la ocasión para cerrar con broche de oro dos trienios consecutivos; para las alcaldesas de Rosarito y Mexicali el informe fue un momento perfecto para agradecer el apoyo ciudadano y de su equipo, pues eso les permitirá continuar en el cargo tres años más.
Como todo ritual, los eventos estuvieron cargados de simbolismo y la marca propia. Fue evidente espaldarazo al Presidente Municipal de Ensenada que contó con la presencia de la gobernadora, exponiendo su cercana relación; y no es para menos, el senador electo será una puerta grande para los recursos públicos en Baja California porque, como él mismo lo dijo durante ese último informe, el sueño de un presidente municipal es conseguir obras a fondo perdido en la Ciudad de México y justo ahí estará él, próximamente.
La alcaldesa de Tijuana buscó la buena vibra en todo el evento, iniciando el acto solemne con un ritual étnico de purificación; también aprovechó para limar asperezas con su sucesor que no asistió al informe, pero eso no impidió que, reiteradamente, pidiera a la ciudadanía un voto de confianza hacia quien ocupará su lugar.
En Tecate fue un acto surrealista; empezando por el voto en contra de un regidor que no aprobó el orden del día por considerar que no era algo a someter a votación; en un evento masivo en el estadio de futbol americano –la magna obra del trienio–, el Presidente Municipal rindió cuentas con la película documental “Definir la locura”, escrita por él mismo y en la que aprovechó para criticar a su sucesor, ante quien perdió la elección en junio pasado.
En Rosarito no podía faltar el video que destaca la relación de la Presidenta Municipal con el Presidente de la República, los montos de las inversiones, las finanzas sanas y el recordatorio de luchas pasadas; esto, por momentos, daba la impresión de una suerte de autocomplacencia pero, sin duda, fue importante para refrendar que merecía ser reelecta.
Y en Mexicali, la transmisión oficial del informe en redes sociales inició con Alfredo Wong, regidor electo y exdirector el IMACUM que, al más puro estilo de Ryan Seacrest, entrevistó a los invitados especiales que pasaban por su área, como lo hacen los artistas en la alfombra roja. Un acto así, solo podía culminar con un mariachi que incitaba a todos a entonar canciones alegremente.
Estos actos públicos reflejan la personalidad de alcaldes y alcaldesas de Baja California; desde mi punto de vista, solo faltó un poco de autocrítica y reconocimiento de las promesas incumplidas, las obras inconclusas y los errores cometidos. Quizá el próximo año esos elementos sean parte fundamental en el ritual político que representa el informe de gobierno de todo Ayuntamiento.