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Opinión

El último que apague la luz… del PRI

Por: José M. Murià

José M. Murià 

A pesar de sus múltiples defectos que, como dijo una vez Jesús Reyes Heroles, resultaban ser en buena medida inherentes a la nación mexicana, del viejo PRI podemos recordar cosas de inconmensurable valor.

El espíritu nacionalista de muchos de sus dirigentes, como el mencionado don Jesús, por ejemplo, y muchos otros, dieron lugar a un considerable fortalecimiento de la mexicanidad. El propio INAH, con todo y zánganos nocivos que lo habitan, es una institución nacional de la que han emanado ayer y hoy enormes beneficios. ¿Cuántas más podrían mencionarse? Pues una verdadera cauda…

¿Cuándo empezó a torcer su ruta hacia lo que puede definirse como un “nuevo porfiriato”? Supongo que debe pensarse que fue poco a poco a partir de Miguel de la Madrid y, más aún, Carlos Salinas, hasta culminar con los patéticos y nefastos gobiernos de Fox y Calderón.

De tal manera, cuando se abrió la posibilidad de que el PRI recuperara la Presidencia de la República, muchos nos calzamos las botas con la ilusión de que regresara el “nacionalismo revolucionario”, con defectos, sí, pero con muchas cualidades.

Pero el patético resultado de Peña Nieto fue que los defectos se acrecentaron y las cualidades brillaron por su ausencia… Como bien dijeron algunos, fue su gobierno el de un priismo cabalmente empanizado… De ahí la culminación, cuando tanto el presidente de la República como la presidenta del PRI al unísono pregonaron que dicho instituto político, mismo que los había llevado a la cúspide, debía cambiar de colores, de nombre y de ideario. Incluso llegaron a proponer una alianza con el PAN para evitar juntos que López Obrador llegara a la Presidencia, a pesar de que el hombre estaba más cercano al PRI de antes de lo que lo está el PRI de ahora.

Entonces no cuajó la alianza que, por cierto, de nada hubiera valido, pues AMLO como quiera “les partió su mandarina en gajos” a todos sus contrarios juntos. Pero cabe recordar que entre los millones de sufragantes en su favor se encontraron algunos que antes votaban irremisiblemente por el Revolucionario Institucional.

Después sobrevino el abierto y vergonzoso amasiato del PRI con quienes hasta hacía poco lo habían insultado hasta el hartazgo, encabezados por aquel patético sujeto que el PAN postuló a la Presidencia… ¡La vergüenza de muchos priístas de viejo cuño los llevó a retirarse de la organización!

Ahí empezó la debacle que culminó con la retirada paulatina de muchos más. Es muy sintomático que en el estado de Hidalgo, fortaleza indestructible del PRI de antes, avergonzada por la jefatura nacional que padece, toda la dirigencia estatal se hayan retirado en masa, dejándolo acéfalo…

La respuesta, en vez de ser analítica, fue llenarlos en muchos medios de comunicación de una retahíla de insultos de la peor ralea, esgrimiendo incluso la bandera mexicana de manera indebida, pues ésta no debe ser usada contra mexicanos, máxime cuando son de calidad.

Por otro lado, en lugares como Nayarit, la casa ya está casi vacía, y en otros lugares está sucediendo lo mismo.

Todo indica que la desbandada seguirá de manera que al tal Alito tal vez le toque apagar la luz, no sé si para siempre, aunque es probable que ni para eso sirva.

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