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Opinión

El embarazo adolescente y la mortalidad materna II / Humberto González Galbán | Voces de El Colef

Por: Humberto González Galbán

Con vistas a mejorar las condiciones de salud, particularmente las muertes maternas, y permitir el ejercicio del derecho de las mujeres a interrumpir un embarazo no deseado, se ha comenzado a hacer más flexible la legislación de penalización del aborto en algunos estados  al tiempo que se crean las bases para institucionalizar esta práctica en condiciones médico-sanitarias más adecuadas.

En algunos países de la región latinoamericana, durante la década del setenta y ochenta aproximadamente la tercera parte de los abortos fueron practicados a adolescentes, presentándose a mediados de dicha década más abortos que nacimientos en estas edades, relación que se fue incrementando significativamente la extensión de otras técnicas de interrupción de embarazos, con menor costo de operación y riesgo relativo para la mujer desde los años finales de la década del ochenta, llamadas regulaciones menstruales, ha disminuido el número de lo que las estadísticas oficiales reconocen como abortos.

Entre las jóvenes el recurrir al aborto para terminar un embarazo sin llevar este a término, puede estar relacionado a proyectos de vida donde se prioriza la superación profesional, lo que confirma las cifras referentes a ello aportada por de la primera Encuesta de Fecundidad con carácter Nacional realizada en Cuba, donde el 44% de los embarazos declarados por las estudiantes finalizan en abortos provocados, mientras en las que no estudian alrededor del 30% de las gestaciones declaradas son abortadas.

Otro aspecto que tiene una clara relación con el aborto en edades tempranas, es el estado conyugal. La información disponible aporta elementos en tal sentido, así es de ocho a nueve veces más frecuente los abortos entre las jóvenes de cualquier estado conyugal, que entre las que se encuentran casadas.

Con lo aquí analizado se puede tener una idea más acertada de la importancia del aborto provocado como forma de conclusión de embarazos no planificados de las adolescentes que aunque no es una práctica generalizada, afecta en diferente medida a las jóvenes con determinadas características sociodemográficas.    

Se cita que a pesar de la legalidad del aborto en Cuba y que en Chile ello es una práctica ilegal, en el país suramericano hay menos casos con incidencia negativa en la salud. También el uso tan frecuente de abortos en la mayor de las Antillas, condiciona que la alta  recurrencia de los mismos está provocando más mortalidad materna temprana, ello porque se producen un mayor número de embarazos ectópicos que pueden provocar desenlaces fatales. En sentido similar a la Isla Caribeña en Guyana y Haití el aborto aparece despenalizado y contrariamente a lo esperado los niveles de mortalidad materna son elevados.

Este dilema a que se enfrentan las mujeres, particularmente las adolescentes que lo practican en la actualidad con un alto grado de inseguridad, se aprecia desde tiempos remotos cuando no siempre el aborto fue condenado socialmente y no en pocos casos las mujeres morían, ejemplo de ello se señala la Roma en su etapa imperial cuando los abortos se efectuaban mediante legrados en no óptimas condiciones y las complicaciones como la perforación y la sepsis ocasionaban la mayor parte de las muertes. Los más reconocidos pensadores griegos de la antigüedad planteaban lo oportuno de la interrupción de gestaciones cuando era excesivo el número de población o cuando las mujeres ya habían alcanzado el número de hijos deseados, así como cuando éstas tenían una edad superior a los cuarenta años.

Según algunos autores las decisiones sexuales y reproductivas se definen como las condiciones sociales que tienen las personas para adoptar y negociar medidas que les permitan ejercer sus derechos a una vida sexual y reproductiva placentera libre de discriminación y violencia.

Las mujeres más jóvenes tienen entre sus mayores riesgos morir por un gran número de padecimientos asociados a problemas sexuales y reproductivos, básicamente a embarazos adolescentes no deseados al postergar acudir en tiempo y forma a especialistas que detecten y traten dicha problemática.

Otros riesgos que corren las jóvenes por mantener relaciones sexuales sin la debida protección son la aparición de Infecciones de Trasmisión Sexual (ITS) con la probabilidad que se presenten implicaciones en la salud materno-infantil de las adolescentes y sus hijos. 

Entre las ITS más conocidas se encuentran el VIH SIDA, la sífilis, la gonorrea, los herpes y verrugas genitales, el virus del papiloma humano y las infecciones por chlamydia así como problemáticas como los embarazos ectópicos, lo cual se refiere al embarazo formado fuera del útero así como la hepatitis tipo B. El mayor condicionamiento o limitación con efectos nocivos al padecer alguna de las infecciones referidas o la presencia de situaciones peligrosas como de la que se hace mención, han alcanzado niveles extremadamente elevados, ello se puede condicionar en la forma incorrecta y tardía en que se buscan. Por ejemplo la OMS recomienda cuestionarios mientras otros lo hacen por métodos más seguros y económicos como pueden ser los exámenes ginecológicos los que minimizan el riesgo de desarrollar alguna ITS, e incluso de alguna otra infección más nociva como el VIH.

 Conjuntamente a la morbimortalidad que acompaña a la más nociva ITS, o sea virus de inmunodeficiencia adquirida (VIH) existe una generalizada discriminación de las personas que experimentan esta dolencia, la que por la importante magnitud de población ha sido considerada como una epidemia que afecta psicosocialmente a las personas, entre los que se cuentan los adolescentes, los que se protegen de más inadecuada forma o en menor grado.

En esta parte del trabajo resulta conveniente el análisis de los calendarios en la vida sexual de las adolescentes, el conocimiento y prevención de las ITS por sexo, edad y grupos de ingreso así como regiones de residencia. La diferencia de prioridad de relaciones sexuales por edad, y más aún por sexo, se manifiestan grandes heterogeneidades por ingreso lo que indica limitaciones en el acceso a la Educación Sexual y el efectivo cumplimiento de los derechos de la población así como un riesgo acentuado de contraer ITS en ciertos grupos sociales.

 Se origina de forma más tardía el inicio de las relaciones sexuales en las jóvenes lo que se relaciona al panorama cultural preexistente asociado a la feminidad dominante vinculada a la posposición al inicio de las relaciones. Se observa un rejuvenecimiento en ambos sexos al inicio, también se aprecian calendarios más tempranos en hogares con ingresos más bajos.

Con respecto al conocimiento de las ITS, tomando el ejemplo de Argentina en 2013 donde un 65% de las mujeres y 62% de los hombres jóvenes conocen sobre Herpes genitales, mientras que un 62% de las mujeres vs. 46% de los hombres escucharon hablar sobre HPV -virus de papiloma humano-. Alrededor de la mitad de los jóvenes conocen sobre Gonorrea (52% de las mujeres y 47% de los hombres). Por el contrario, otras infecciones no son tan conocidas, tales como la Leucorrea (14% mujeres y 9% hombres) y Tricomoniasis (12% mujeres y 8% hombres).

Por otro lado, está extendido el conocimiento en todas las regiones sobre el HIV/SIDA (entre el 98% y 100% de los casos escucharon hablar de él). Le sigue el conocimiento sobre la Hepatitis B, si bien con valores también altos, con mayores variabilidades entre regiones. En el orden de importancia sobre conocimiento entre estos jóvenes continúa la Sífilis, son los hombres jóvenes los que presentan un conocimiento levemente superior en comparación a sus pares femeninas.

El virus del Papiloma Humano merece una mención particular, primero, por la importante brecha entre sexos sobre su conocimiento, estando las mujeres jóvenes más enteradas de su existencia en segundo lugar por la significativa diferencia entre los hombres jóvenes por regiones, por último, se puede señalar el bajo conocimiento en general de los jóvenes sobre Candidiasis, Leucorrea y Tricomoniasis.

Con respecto al conocimiento sobre prevención, a nivel nacional encontramos que más del 96% de los jóvenes de los dos sexos consideran que el preservativo puede prevenir ITS.  Por el contrario, no alcanzan el 10% de los jóvenes (en ambos sexos) los que asumen que tener una sola pareja/ser fiel, favorece a la prevención de las ITS, en menor medida aún se encuentran aquellos que creen que la prevención se logra evitando relaciones sexuales con desconocidos.

Es urgente la implementación de acciones y medidas efectivas para su prevención; por ello se hace necesario el diseño y puesta en marcha de políticas y programas de intervención social integral que permitan actuar sobre esos determinantes sociales desde una agenda compartida entre sectores. A partir de los resultados del estudio fue posible identificar cinco estrategias:

Reforzar e implementar leyes que protejan a las niñas y adolescentes, de embarazos no planificados.

Mitigar el daño y efectos negativos de largo plazo ocasionados por los estereotipos de género, a través de la acción colectiva interinstitucional.

Construir ambientes seguros para los niños y niñas de 10 a 14 años de edad, desde el reconocimiento de sus principales vulnerabilidades

Fortalecer la coordinación intersectorial y crear sinergias entre los presupuestos para amplificar el impacto de las intervenciones. Para lograrlo, se requiere entonces fortalecer la acción interinstitucional para alcanzar las metas planteadas.

Finalmente se quiere destacar que las relaciones sexuales de los adolescentes debe ser responsablemente planificado para evitar que ocurran padecimientos o muertes entre las jóvenes tomando en cuenta que México ocupa un lugar destacado a nivel mundial en embarazos adolescentes y una apreciable número de los mismos terminan en defunciones.

Primera parte del artículo

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