Contra reloj: tropiezos y obstáculos reales del cambio institucional
En el mismo junio de la elección la presidenta entrante y el presidente saliente se reunieron y se propusieron priorizar el envío al legislativo, para su discusión y aprobación de cinco… no, menos… seis… iniciativas de reforma constitucional en el septiembre de inicio de nueva legislatura y último del mandato obradorista.
A diciembre del año pasado se han aprobado más, pero de las seis priorizadas han cobrado vigencia cinco. La sexta, la relativa a la restauración del principio de no reelección enfrenta tropiezos y obstáculos de algunos de quienes recibieron, y juraron acatar, el mandato electoral de casi treinta y seis millones de electores. En esta oposición destaca Noroña, presidente del Senado, quien se empecina en poner por encima del interés general de cambio institucional la carrera legislativa personal como fórmula falsa de fortalecimiento legislativo. Hay más emboscados en las filas cuatroté en este extraviado egocentrismo que se empeña en mantener parcelas personales y grupales de poder en contra del interés público
En junio advertíamos de la urgencia de envío al Congreso de las iniciativas de reformas a la institucionalidad constitucional y leyes secundarias antes de que los legisladores empezaran a desertar, antes de que se debilitara la fuerza de su presunta convicción con el régimen de la 4T y con los compromisos adquiridos al conseguir candidaturas obradoristas, compromisos que se sintetizaban en la matriz de cambios institucionales enviados por el presidente López Obrador y que se configuró como Plan C.
Ahora empiezan a hacerse públicos quienes, desde entonces y dentro, lograron posponer cambios de trascendencia como la extinción de los presuntos organismos autónomos, con Corral, 4T panista, y ahora contra la restauración del principio constitucional de no reelección y la supresión de las candidaturas de lista, apócrifas representaciones, figuras para la especulación político-electoral, pero lucrativas política y económicamente. Saldrán más opositores internos a otros cambios como los que vienen en materia electoral y que significan afectación a los apetitos personales y grupales de poder.
Los obstáculos reales para el cambio institucional mandatado en las elecciones pasadas se encuentran en las filas de la 4T, de advenedizos claro, pero los de más alto riesgo son aquellos que presuntamente vienen del obradorismo, por años, los mismos años que han sido beneficiados por la rentabilidad electoral del tabasqueño fundador, y que han establecido, al más viejo modo político, sus espacios de poder y control, que han mantenido y acrecentado cargos públicos y colocado a familiares y cómplices. Como capitanes de grupo, ocupan altos mandos en áreas de gobierno y de representación política, desde ahí maniobran para sostener su patrimonio de poder público, cobrando piso por presuntos favores hechos, aletargando cambios institucionales comprometidos o de plano obstaculizando aquellos que van contra sus parcelas de poder.
El instrumento formal partidista de la 4T, y su dirigencia oficial, por sí solos carecen de fuerza capaz de obligar a los correligionarios encumbrados en los cargos de gobierno y legislativos, en los gobiernos de los estados, y próximamente en el Poder Judicial, a sujetar su conducta y desempeño a los compromisos sociales adquiridos en la elección y los establecidos en su declaración de principios y estatutos, la fuerza moral y coercitiva se encuentra en la presidencia de la República, si esta no dispone, el partido no puede. La distancia política entre mandos partidistas y gobierno es de pronósticos reservados, tanto que la mayor cercanía de la vicecoordinación partidista en la Cámara de Diputados recorre el país en un empeño de construcción de una estructura metapartidista paralela.
Claudia Sheinbaum y el cambio institucional siguen estando contra reloj, el que marca la hora de las deserciones y la recapacitación de los políticos experimentados y sin escrúpulos que fácilmente pueden dejar de cumplir la palabra pública empeñada, ellos saben que a Sheinbaum le resulta mucho más difícil encontrar la justificación para dejar de cumplir los compromisos políticos hechos con ellos.
Punto y aparte:
La reforma obradorista a las pensiones del ISSSTE, aquella que solo restauró la edad, es completamente intrascendente, ya se dijo. Lo imperativo es quitar el crimen zedillo-calderonista para liberarlas, dos vías son posibles: primero, respetar institucionalmente el principio de pensiones con el cien por ciento del salario, pero no el infame “salario de cotización”, sino el salario integrado o “remuneración total”, actualmente ni el salario tabular es tomado como referencia, menos el componente por antigüedad; segundo, restauración legal al referencial a salarios mínimos o incrementando el número de UMAS que se equiparen y alcancen los topes de las pensiones IMSS.
La soberanía alimentaria del país es inalcanzable sin crédito y subvenciones públicos a la producción de alimentos básicos para la agricultura del norte y noroeste mexicanos.
No mejorará la efectividad gubernamental para resolver los problemas del país, los cuales tienen expresión regional, si no se restaura el gobierno federal en los estados y se descentralizan realmente atribuciones. Si la presidenta Sheinbaum emula la incapacidad para delegar del expresidente, la operatividad del gobierno seguirá disfuncionalmente concentrada.
Profesor Investigador
El Colegio de la Frontera Norte, Unidad Mexicali
jza61@colef.mx