Astillero | Tiempos (y audios) violentos
Alito suelta y recibe // Téllez: insulto y box // Delgado recurre a la FGR
Unas horas antes de que su paisana Layda Sansores diera a conocer la pieza incriminatoria de la semana, Alejandro Moreno Cárdenas, autodenominado Alito, soltó su propio material, con El Güero Manuel Velasco Coello como presunto recadero de las máximas alturas políticas del país que estarían enviando, vía Adán Augusto López Hernández, secretario de Gobernación, supuestamente a nombre de su jefe, el Presidente de la República, advertencias amenazantes a causa de la negativa priísta a apoyar la iniciativa de reforma eléctrica que finalmente fue desechada.
A diferencia de los audios anteriores, también develados por la gobernadora Sansores, en los que Alito se muestra crudamente como un político de habla soez y comportamientos y razonamientos de franca patanería, abusivo y rapaz, en el sostenido con el ex gobernador de Chiapas su habla y postura están acomodadas justamente para la posterior difusión: ante un Velasco pleno de rodeos, desarticulado, casi temeroso de soltar las frases claves, Cárdenas Moreno asumió la pose del político firme, convencido de sí mismo, defensor de su partido y, claro, ¡de México!, dispuesto casi heroicamente a enaltecer su guerrera disposición ovada.
Eso sí: hermanos todos. Alito el campechano y Manuelito el chiapaneco; ellos dos con el tabasqueño Adán. Incluso, después de la delación de Alito, se reunieron en Bucareli Adán y Manuelito. Otros fraternos, aunque en otra banda (de frecuencia): los dirigentes de la alianza empresarial claudista, Sí por México, que cerraron filas en torno al ex gobernador de Campeche.
Por la noche, la suministradora semanal de material contra Alito, la gobernadora Sansores, presentó unas «clases» para lavado de dinero, en las que un «asesor» del actual presidente nacional del PRI le explica cómo hacer maniobras y maromas que permitieran ocultar y mover dinero de origen presumiblemente ilegal.
Con el material que se ha ido difundiendo en el programa Martes del Jaguar, en la red informativa del gobierno de Campeche, todo pareciera encaminarse a la consignación de un expediente judicial contra Alito. Ello impactaría la alianza claudista, que carece de figuras medianamente aceptables: el dirigente panista, Marko Cortés, parece de poco empaque para los retos actuales; el perredista Jesús Zambrano también está anclado en la intrascendencia y, ahora, Alito, el fanfarrón, el presunto animador y porrista del grupo, enfrenta inminencias judiciales.
A su vez, el dirigente formal de Morena, cuyas andanzas financieras y electorales también causarían escándalo si fueran audiograbadas (¿la hebra(rd) se rompe por lo más Delgado), continuó en la forzada representación teatral de luchador social y defensor del pueblo, esta vez al promover ante la Fiscalía General de la República una solicitud de acción penal contra los diputados federales que no aprobaron la reforma eléctrica, acusándolos de traición a la patria. Dijo el prócer Delgado que esa demanda está apoyada por un millón 700 mil firmas, que estarían contenidas en cajas de cartón ahí presentes.
En esta elevación del tono político, con ruptura de puentes y exageración de posturas, la senadora Lilly Téllez arremetió ayer en la Comisión Permanente del Congreso de la Unión contra el diputado Gerardo Fernández Noroña, a quien con insistencia motejó como Changoleón y generó una respuesta cuidadosa del legislador llegado a nombre del PT (clasista y discriminatorio es el usar una referencia así, dijo GFN), e incluso un peculiar reto a dirimir mediante golpes físicos la respuesta a Téllez, por parte del priísta Mario Zamora Gastélum, que invocó una sesión de boxeo con guantes.
Lo cierto es que la temperatura política sube, en vísperas de las elecciones en seis estados y rumbo a la madre de todas las batallas electorales: la elección de 2024. ¡Hasta mañana!
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