Astillero | Televisa: el dinero es primero
Las reformas de la llamada Cuarta Transformación han dejado intocado el tema toral de los medios de comunicación masiva, particularmente los electrónicos y, en este rubro, lo correspondiente a la televisión abierta.
No se ha abordado el punto clave de la asignación de partidas presupuestales para difusión gubernamental bajo criterios claros y no discrecionales; tampoco ha habido voluntad política ni modificaciones constitucionales o aplicación firme de lo que ya existe, para frenar los excesos recurrentes de las grandes firmas concesionadas de televisión abierta.
La incursión en Televisa, bajo pauta publicitaria, de una integrante del gabinete de Donald Trump para promover amenazas contra migrantes, ha vuelto a poner sobre la mesa los límites de la operación de esos concesionarios que privilegian el ingreso económico sobre el interés nacional.
No hay fundamento legal para impedir que se sigan transmitiendo los anuncios intimidatorios y discriminatorios de la secretaria estadunidense de seguridad interior, Kristi Noem, han reconocido autoridades de diverso grado, la Presidenta de la República entre ellas, aunque de inmediato se ha echado a andar la maquinaria legislativa guinda, con su definitoria mayoría calificada, para hacer adecuaciones que, de entrada, ha de decirse que en términos jurídicos no podrían ser retroactivas.
Pero un gobierno fuerte, con enorme grado de popularidad y un poder reformador que sólo tiene los límites que él mismo se imponga, no debería depender en estos casos solamente del rejuego efectista, de las reformas legales y las declaraciones rotundas. Los concesionarios de estaciones de radio y televisión deben acatar los principios rectores de la nación mexicana y, en caso contrario, deben ser objeto de las sanciones correspondientes, incluyendo, en casos extremos, la cancelación de tales concesiones.
Televisa, en particular, ha obstaculizado históricamente los procesos sociales de lucha y democratización, sin tapujos convertida en soldado del priísmo, sobre todo, pero también de la panista docena trágica (Fox y Calderón). Noticieros y conductores estelares de éstos fueron cómplices de los poderes en turno. La programación «cómica» y de «espectáculos», en general, convertida en instrumento de inconsciencia social.
La muerte del papa Francisco ha propiciado la revisión de su periodo, con destacado reconocimiento a su postura a favor de minorías marginadas y su compromiso constante en busca de reformar la estructura de la iglesia católica y la conducta de sus élites. Sin regatear la importancia de su voz, gestos y textos como influyente jefe de la religión cristiana mayoritaria, es ocasión también de mencionar la evidente dificultad mayúscula de las intenciones reformistas ante un aparato tan consolidado de intereses y complicidades. Tómese como materia de análisis el tema de la pederastia clerical y se verá que, más allá de declaraciones, la realidad oscura se mantiene vigente, así como el poder, un poco disminuido, pero no lo suficiente, de las corporaciones internas más conservadoras. Ya se verá si en la elección del sucesor se aplica la versión de las compensaciones pendulares, que implicaría que luego del progresista Francisco llegue un personaje conservador, que «equilibre».
Astillas
Ha anunciado Donald Trump que asistirá a los funerales de Francisco. Pensamiento, el del multimillonario, muy lejano del papa fallecido quien, un día antes de morir, recibió brevemente al vicepresidente Vance y luego difundió un mensaje en defensa de los migrantes… Hipocresía también la del presidente argentino, Javier Milei, que hoy elogia a quien en 2018 llamó «zurdo hijo de puta» y «representante del maligno en la casa de DIOS»… Y, mientras en Estados Unidos el secretario de la Defensa sigue usando con descuido Internet para compartir planes militares, y la secretaria de Seguridad Interior sufre el robo de su bolso en un restaurante, ¡hasta mañana!
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