Astillero | Ebrard presiona con renuncias
Marcelo Ebrard sigue jugando o permitiendo que se juegue con la apariencia de ser la encarnación de la rebeldía interna en el cuatroteísmo. Con menores réditos y perspectivas, un papel parecido desarrolló el teatral Ricardo Monreal, hasta que la realidad lo empujó a una autoasignación de la nada como plataforma para conseguir algo. Pero, ¿a qué estará apostando el canciller de las maletas listas: a la simulación que podría desembocar más adelante en clamorosa reunificación con la “favorita” o el “hermanito”-paisano, o a una veraz estrategia de deslinde rumbo a nuevas siglas partidistas o “ciudadanas”?
Por lo pronto, ayer se produjo una renuncia más en el equipo operativo del secretario de Relaciones Exteriores. Ya antes lo había hecho la subsecretaria Martha Delgado, para pasar expresamente a hacer proselitismo por Marcelo, y ahora ha sido el ingeniero Bernardo Aguilar Calvo, quien hasta este miércoles fue director general para Europa y, en la carta de renuncia e informe de labores que dirigió a Ebrard Casaubón, señala su seguridad de que “nos encontraremos pronto en una misión más alta y trascendente”.
El desmantelamiento por motivos electorales del equipo de la cancillería está siendo usado para apuntalar no sólo la campaña de Ebrard, sino su exigencia de que los aspirantes presidenciales 4T renuncien a sus cargos en una fecha puntualmente definida, lo cual va a contrapelo del posicionamiento del presidente López Obrador, del presidente de Morena, Mario Delgado, y de Claudia Sheinbaum, Adán Augusto López Hernández y Ricardo Monreal en el sentido de esperar a que pasen los comicios de Coahuila y el estado de México para luego decidir temas como el de las renuncias.
La postura de Ebrard va directamente contra Claudia Sheinbaum, en una espiral de confrontación bilateral que genera en los opositores al obradorismo la esperanza de una ruptura que les provea del candidato opositor que hasta ahora no tienen. O que no han querido tener aún, a la espera de las resoluciones internas morenistas.
Ni con el pétalo de una imagen del licenciado Peña: sucedió en la mañanera, en un contexto de descalificación a diversos personajes públicos, como la ministra que preside la Corte, Norma Piña; el rector de la UNAM, Enrique Graue, y el destinatario frecuente, Enrique Krauze.
Desgranaba el conductor de la conferencia matutina de prensa una serie de críticas a quienes se hacen de premios y medallas que Palacio Nacional considera fácilmente adquiribles en algún universo paralelo del tipo de la Plaza de Santo Domingo, en Chilangolandia.
Pero he ahí que, al haber mencionado el licenciado López Obrador también a presidentes y políticos que aparecían con falsas prendas en portadas de revistas, entre ellas la estadunidense Time, los operadores gráficos de la pantalla de la mañanera colocaron la imagen de la publicación en que posaba Enrique Peña Nieto con aires épicos para justificar el título luego tan comprobadamente mendaz y exagerado: “Saving México”.
No había error ni incongruencia al colocar tal imagen, que en tiempos del peñismo imperfecto motivaba pitorreos casi obligatorios, repudio casi de manual. Pero no ahora. No después de que el lic. Peña se abstuvo de intentar fraude electoral en 2018, que virtualmente abandonó el poder en manos tabasqueñas a pocas horas de la elección y que ahora se espera ceda el paso al delfinismo en el coto atlacomulquense también llamado estado de México.
Así que el lic. López Obrador no tuvo empacho en asombrarse de que se hubiera puesto la comprometedora imagen de la revista que ensalzaba al hombre-copete, hizo gesto lúdico de haberla regado, dijo que no hablaba “de él” y ordenó “quítalo”. Ni una crítica a Peña Nieto, el jefe sexenal de la mafia del poder, el corrupto entre corruptos que causó graves daños a la nación. No te preocupes, Enrique. ¡Hasta mañana!
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