Video de decapitación genera rechazo y acusaciones entre Rusia y Ucrania
Moscú, 13 de abril.- La noticia, difundida por la cadena televisiva CNN sobre dos videos de contenido muy fuerte que estaban circulando en las redes sociales rusas, con militares decapitados, aparentemente ucranios, provocó que Kiev acusara ayer a Rusia de cometer “crímenes bestiales” y que el Kremlin respondiera que “en el mundo de noticias falsas que vivimos, hay que comprobar la autenticidad de estas grabaciones”.
En el primer video se ve cómo militares con el rostro cubierto, presumiblemente rusos por el lazo blanco en el brazo con que suelen identificarse y por hablar ruso sin acento, sujetan a un soldado, probablemente ucranio por llevar un lazo amarillo y por el escudo de su uniforme, mientras otro le coloca un cuchillo en el cuello y, segundos después, la víctima empieza a gritar por el dolor. El aparente jefe de los verdugos ordena: “meter la cabeza en un saco y mandar al comandante (en ruso se presta a confusión y puede referirse tanto al saco como al video)”.
Hay más cuerpos mutilados
En la otra grabación, junto a un carro blindado en llamas, aparecen los cuerpos mutilados, sin manos ni cabezas, de dos militares con uniforme ucranio.
El presidente de Ucrania, Volo-dymir Zelensky, no tardó en lanzar: “hay algo que nadie en el mundo puede ignorar: con qué facilidad matan estas bestias. El mundo debe ver este video de la ejecución de un prisionero ucranio. No es casual o un episodio aislado. Ya lo habían hecho. Lo hicieron en Bucha y miles de veces más. No lo olvidaremos ni perdonaremos a los asesinos”.
El vocero del Kremlin, Dimitri Peskov, reviró: “en el mundo de noticias falsas que vivimos, hay que comprobar la autenticidad de estas grabaciones. Primero hay que confirmar la veracidad de estas imágenes terribles. Sin duda, lo son. Y después pueden aparecer elementos para investigar si efectivamente ocurrió, y si es así, quién lo hizo y dónde”.
Nadie sabe quién ni cuándo ni para qué grabó esos asesinatos ni por qué emergieron al primer plano noticioso en el momento en que la prensa mundial está centrada en las noticias que llegan de los campos de batalla y en las posibles ofensivas rusa y ucrania, así como en descubrir quién está detrás y cuánto hay de verdadero y cuánto de falso en las filtraciones de documentos secretos estadunidenses.
Lo único cierto es que en ambos videos se ven muchas hojas verdes en los árboles y arbustos, lo cual sugiere que se grabaron el verano pasado.
Los canales de Telegram que apoyan la invasión de Ucrania reaccionaron con moderación a estas noticias, unos pusieron el acento en recordar los casos de “ejecuciones extrajudiciales, a sangre fría, de militares rusos” y otros prefirieron preguntarse a quién beneficia y por qué aparecieron ahora estos videos.
También hubo quien se alegró, como Aleksei Milchakov, comandante de un destacamento de ultranacionalistas rusos que combaten en Ucrania al publicar en su cuenta: “van a ver cuántos de estos videos van a ir saliendo”, acompañando su vaticinio de numerosos emojis, o iconos digitales, sonrientes.
Quienes están en contra de la operación rusa en Ucrania no dudaron en atribuir los videos al grupo de mercenarios Wagner, recordando las atrocidades que en su tiempo denunciaron en su contra periódicos de oposición como Novaya Gazeta, prohibido desde que comenzó la “operación militar especial”, en particular la decapitación de un prisionero sirio, en una investigación con fotos del crimen y nombres y apellidos de quienes lo cometieron, o la grabación de la ejecución de un desertor con golpes de martillo en la cabeza como advertencia a los demás.
Su jefe, el magnate Yevgueni Prigozhin, difundió de inmediato este mensaje: “vi ese video. Está mal cuando decapitan a personas, pero no encontré en ningún lado nada que indique que esto tenga lugar en Bakhmut ni que los combatientes de Wagner participen en esta ejecución”.
Laboratorios biológicos de EU, bajo investigación
El Consejo de la Federación (cámara alta del Legislativo) aprobó ayer el informe de la comisión parlamentaria que se creó, con igual número de diputados y senadores, para investigar los laboratorios biológicos de Estados Unidos en Ucrania.
Su principal conclusión es que Washington “se propone desarrollar un arma biológica universal, modificada genéticamente, capaz de infectar no sólo a las personas, sino también a los animales, así como los cultivos agrícolas. Su uso supone, entre otras cosas, causar daños económicos irreparables y a gran escala al enemigo”.
Al presentar el documento, la presidenta del senado, Valentina Matviyenko, aseguró que Rusia “está preparada para repeler cualquier amenaza biológica”, por lo cual los ciudadanos rusos “están a salvo” y no tienen de qué preocuparse.
La Comisión denuncia que el Pentágono, basándose en el sistema de recopilación de datos sobre enfermedades infecciosas de sus laboratorios en Ucrania, “podía vigilar de manera unilateral en tiempo real la situación en torno a las enfermedades infecciosas en el territorio ucranio, así como observar el efecto que los patógenos poco estudiados tienen en los residentes y mapear la propagación de todo tipo de infecciones”.
Los legisladores rusos consideran que los agentes nocivos pueden causar “epidemias de consecuencias extraordinarias, equiparables a un invierno nuclear” y afirman que el ejército estadunidense “intenta tener armas biológicas altamente eficaces para influir en la naturaleza de los conflictos armados modernos”.
El informe reconoce: “Estados Unidos se vio obligado a reducir y exportar con urgencia a otros países y regiones equipos, muestras biológicas y otras pruebas que confirman el carácter peligroso de sus actividades biológicas militares en Ucrania”. Ello sucedió “sólo porque Rusia comenzó su operación militar especial” en el vecino país eslavo, subrayan.
La comisión recomienda que Rusia y “otros estados con mentalidad constructiva” empiecen cuanto antes “negociaciones multilaterales” para elaborar una convención internacional que prohíba el “terrorismo químico y biológico” en el contexto de la Conferencia de Desarme, con sede en Ginebra, Suiza.