Urge a incluir ciberseguridad en la educación formal: investigadora de la UNAM
Ciudad de México, 11 de agosto.- Es un mito que las nuevas generaciones nazcan sabiendo navegar en Internet, ya que éstas, como la mayoría de los cibernautas comunes, “estamos expuestos a un sinnúmero de riesgos, desde el robo de identidad hasta situaciones muy feas donde las personas terminan endeudadas por cosas que nunca compraron”, dice la doctora Rocío Aldeco, investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), especialista en criptografía y ciberseguridad.
La académica explica en entrevista con La Jornada que si bien desde la primaria se enseña a los niños a utilizar las computadoras y sus diversos programas, formalmente no existe una educación para prevenir los riesgos en el ciberespacio, aunque está el esfuerzo de un puñado de asociaciones civiles que se han enfocado a educar, sobre todo, a los pequeños para prevenir delitos en su contra.
Sin embargo, añade, la divulgación acerca de temas de seguridad en el ciberespacio “es urgente y debería estar ligada a la educación formal para que, en primer lugar, todos seamos más conscientes del valor que tiene nuestra información privada: nombre, RFC, INE, número de seguridad social, dirección, fotos propias y de la familia o los sitios que visitamos. Son nuestros datos de identidad, pero que muchas veces compartimos con todo el mundo. Es malísimo.
“Si bien hay una ley para la protección de datos personales, es muy blanda a la hora de imponer sanciones. Nuestros datos tienen un valor en el mercado negro porque se utilizan no sólo para mandar spam, sino para cuestiones políticas o fraudes. Como ciudadanos deberíamos ser más estrictos. Por ejemplo, hay oficinas o fraccionamientos habitacionales donde piden las identificaciones, incluso las escanean, sin pedirnos autorización, como dice la ley, y sin informarnos qué harán con esa información. Eso es ilegal, pero nadie los sanciona.”
Esos ejemplos suceden fuera de las pantallas, continúa Aldeco, “pero más grave aún son los datos que les damos a las redes sociales, y si combinamos ambas situaciones es muy fácil cometer delitos, porque hay quien va recopilando toda esa información sensible. No se trata de alejarse de las redes, sólo estar conscientes de qué se va a compartir.
“En plataformas como Facebook, donde aparecen juegos o programas que piden ‘sube una foto y te diré a qué artista te pareces’, en realidad se pretende obtener información. Pensamos que es una máquina la que está haciéndolo y no, hay personas detrás que van a usar para algo nuestros datos, que los van a convertir en dinero para ellos. Por eso, hay que pensarlo dos veces antes de dar nuestros datos en cualquier plataforma o programa, por muy inocente que parezca”, reitera.
La huelga de Hollywood
Como segunda recomendación para protegernos en Internet, la doctora en ciencias de la computación por la Universidad de Southampton en Reino Unido dice que cuando se interactúe con cualquier servicio en línea hay que asegurarse de qué empresa se trata y ver sus reglas de uso.
“Con el auge de herramientas de inteligencia artificial, como el ChatGTP, cualquier imagen que les proporcionamos les pertenece, eso indican las letras pequeñas. ¿Somos conscientes de que nuestro rostro se va a volver propiedad de esas empresas? Ese es precisamente el tema que ha ocasionado la huelga de actores en Hollywood, pues están en contra de que una compañía se vuelva dueña de sus imágenes. ¿Eso queremos para nosotros?
“Como usuarios debemos de aprender los procesos de verificación cuando navegamos en Internet, revisar que los dominios estén asociados a empresas reales, estar alertas por si nos tratan de engañar para ejecutar archivos que tienen terminación .exe en lugar de .doc. Los primeros usualmente son los llamados troyanos (programa que se hace pasar por uno válido) que se instalan para robar datos. Nunca hagamos click a un .exe desconocido; se ejecutan principalmente en Windows; en una Mac o en sistema Linux no jalan. Leamos, dudemos, no le demos a todo sí.
“Es muy común que en los celulares se instalen troyanos cuando bajamos juegos o cuando por error damos clic en una página que tiene muchos anuncios y nos confundimos e instalamos otra cosa. También hay que estar pendientes a la hora de instalar aplicaciones, hay que revisar que efectivamente sea la que queremos y que es desarrollada por una empresa reconocida, porque también hay aplicaciones impostoras que no sólo roban información sensible, sino que usan los celulares como intermediario para otros ataques o hacen minas de criptomonedas en tu computadora, es muy común. Si tu computadora está lenta a lo mejor es porque alguien está usando tu procesador para sus fines.
Protección de sistemas operativos
“Los sistemas operativos iOS y Android tienen una opción que revisa que todas nuestras aplicaciones no estén haciendo cosas que no deben, aunque Android no tiene candados tan fuertes a la hora en que los desarrolladores suben aplicaciones a su tienda. Apple sí es muy estricto en su seguridad, lo cual no quiere decir que no se le pasen apps que contiene otras cosas, pero sucede menos.”
Por último, la investigadora propone que se evite en lo posible conectarse a redes de wifi gratuitas, “y mucho menos realizar ahí compras o transferencias bancarias. Sucede que si no tienen una contraseña para acceder a ellas, bajo ciertas circunstancias se puede ver el tráfico. Es decir, lo que mandas desde tu celular hacia el punto al que te conectas está en el aire, y cualquiera, con otro equipo, lo puede cachar y ver.
“Si la Internet en que navegas no tiene clave quiere decir que no está cifrado. Es lo que pasaba al principio con WhatsApp; las conversaciones se podían ver en el cibertráfico. Si bien hay otras formas de protección en los navegadores, es un gran riesgo estar usando redes gratuitas sobre todo para transacciones bancarias, pues para quienes roban datos no es imposible hacerlo aun cuando se tengan varias capas de seguridad, por eso hay que hacérselos mucho muy difícil siendo precavidos al navegar”, concluyó la profesora del Departamento de Computación de la Facultad de Ingeniería de la UNAM.