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«Show» de medio tiempo, del entretenimiento a la reivindicación de causas sociales

Por: Jorge Caballero / La Jornada


Cuando Michael Jackson protagonizó el show musical del medio tiempo del Supertazón en 1993 todo cambió. Desterró la idea de que el intermedio de 15 minutos únicamente podía ser utilizado para pedir pizza, ir al baño o por una cerveza fría, preparar hamburguesas o estirar las piernas. La actuación que ofreció el Rey del pop en esa edición 27 fue calificada como “la más memorable” e “insuperable”.

Claro, antes hubo intentos de entretenimiento en el medio tiempo del partido más importante de los deportes en Estados Unidos, como la participación de la boyband New Kids on the Block en 1991, cuando los organizadores de la NFL se dieron cuenta que podrían incorporar el espectáculo al juego y acabar con las monótonas presentaciones de las bastoneras, tablas gimnásticas de porristas, bandas musicales de desfiles e insulsos imitadores tipo Elvis Presley, con los que venían aderezando los 15 minutos de descanso.

El show de medio tiempo del Supertazón resulta el mejor escenario para cualquier músico, porque unos 200 millones de fanáticos televidentes de la NFL en todo el mundo los están observando. Por eso también se ha aprovechado para manifestaciones políticas y de reivindicación.

Sin debate alguno, el intermedio en la historia reciente de los Supertazones más escandalo-sos fue el protagonizado por Janet Jackson y Justin Timberlake en 2004, cuando en el ocaso de la actuación, con decenas de cámaras captando todo los movimientos que hacía la pareja sobre el escenario, el mozalbete ex miembro de N’Sync, Timberlake arrancó un pedazo del traje de Janet dejando al descubierto su seno derecho, desatando uno de los escándalos mundiales en la cultura pop contemporánea.

Los años 90 tuvieron otro inolvidable gala protagonizada por Diana Ross en 1996, quien descendió de una enorme grúa, ella se discutió con un popurrí de canciones sustentadas en The Supremes, al son de decenas de bailarines que se movieron al compás que ella les marcó, puso al borde de la locura a los asistentes.

Cómo olvidar la inauguración del milenio cuando el juego del 2000 alineó un cartel de lujo encabezado por Phil Collins, Christina Aguilera, Tina Turner, Enrique Iglesias y Toni Braxton. Pero la troupe no hizo química y resultó muy aburrido.

La presentación más desastrosa en la que todos coinciden fue la que ofrecieron The Black Eyed Peas y Slash, ex guitarrista de Guns N’ Roses. Lo que preludió un enorme show de medio tiempo ese 2011 se descontroló de manera rotunda. Explicamos: The Black Eyed Peas en ese momento gozaba de un éxito arrollador, pero ni los vestuarios siderales pudieron salvarlos de esa versión I’ve Had the Time of My Life, tipo la película Baile caliente, que daban ganas de asestar un picahielo en cada uno de los oídos… y los ojos.

Otros de los desatinos que se han hecho en nombre del derecho a la frivolidad fue la presentación de los británicos The Who en 2010, pues dos de sus miembros fundadores, Peter Townshend y Roger Daltrey, no sabían qué era un partido de futbol americano porque nunca habían visto un juego.

Uno de las funciones que sí resultó de alto octanaje sucedió en 2003, cuando la probada calidad de Sting, una Shania Twain en la cima de su carrera y No Doubt en su punto de maduración sonora, se reunieron para amenizar el encuentro entre los Bucaneros y los Raiders.

Por su parte, en 2005 el ex beatle Paul McCartney desempolvó su bajo para, con una lista de canciones de probado éxito, interpretó clásicos del repertorio beatlemaniaco y se echó a propios y extraños al bolsillo.

Un año después, la NFL contrató a otros ingleses. Los Rolling Stones fueron los encargados de amenizar la edición 50 del Supertazón y con tres temas se adueñaron del escenario. Mick Jagger corrió de izquierda a derecha y de derecha a izquierda para roquear durísimo como sólo sus Satánicas majestades lo hacen.

Una de las exhibiciones que perdura en la memoria fue la que ofreció Beyoncé, ella estaba en la cúspide de su carrera en ese 2013, en impresionante forma creativa y lo que hizo fue de dimensiones te-lú-ri-cas cuando, por medio de hologramas, apareció un universo de Beyoncés para poblar la Tierra, al tiempo que sonaron: Crazy love, Independent woman y Baby boy, coronado con la breve reunión con sus hermanas Destiny’s Child.

Otros que se han cubierto de gloria y/o bajado al infierno en el famoso intermedio de los Supertazones son U2, en 2002, y que a la postre fue el primer show post-ataques a las Torres Gemelas de Nueva York. Tampoco debemos olvidar el ofrendado por Prince, en 2007, quien cumplió cabalmente lo que debe ser un músico y showman; así como el llamado que realizó Bruce Springsteen, en 2009, quien alentó al público a mantener la sana distancia de los snacks y a reventar las bocinas de las pantallas.

No podemos dejar de mencionar el duelo de divas protagonizado por Jennifer Lopez y Shakira, sin olvidar a Eminem y Snoop Dogg, entre otros artistas, quienes reivindicaron la cultura callejera de los afroestadunidenses, en medio de las protestas por los abusos policiacos contra esa comunidad.

Para el Superdomingo de hoy, la cantante Rihanna prometió reivindicar a las mujeres migrantes, africanas y de Barbados, además de ofrecer lo mejor de su repertorio.

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