Rusia llevará a la ONU su inquietud por la presunta bomba sucia ucraniana
Moscú, 25 de octubre.- Rusia va a plantear en la Organización de Naciones Unidas y otras instancias internacionales su preocupación por la presunta bomba sucia que, en su opinión, quiere fabricar y usar Ucrania para endosarle la culpa, adelantó este lunes el canciller Serguei Lavrov.
“Hoy mismo (lunes) nuestros representantes en Nueva York empezarán los contactos con todas las partes interesadas para poder abrir un debate profesional de los problemas que hemos mencionado”, indicó Lavrov en rueda de prensa al término de sus conversaciones con Hussein Ibrahim Taha, secretario general de la Organización para la Cooperación Islámica.
Agregó: “disponemos de información concreta sobre las instituciones e institutos de investigación en Ucrania que poseen tecnologías que pueden utilizarse para fabricar una bomba sucia. La hemos confirmado por los canales correspondientes (eufemismo de servicios de espionaje). No son sospechas vanas. Hay sólido fundamento para suponer que es posible que estén planeando ese tipo de cosas”.
Los expertos locales denominan bomba sucia a cualquier artefacto explosivo cuyo efecto devastador no sería tanto la explosión misma, sino el contenido que esparciría químico o biológico y, más recientemente, radiactivo, equiparándose esta última variedad a las armas nucleares tácticas, en términos de contaminación pero con deflagración menos potente. Hasta donde se puede saber nunca se ha usado esta suerte de bomba radiológica, aunque en teoría es factible su elaboración.
El jefe de la diplomacia rusa habló después de que su colega ucranio, Dmytro Kuleva, informó que la Organización Internacional de la Energía Atómica (OIEA) aceptó enviar una misión a Ucrania para comprobar si tiene o no las tecnologías para fabricar una bomba sucia.
Según Kuleva, conversó por teléfono con Rafael Grossi, director general de la OIEA, quien ayer llegó a Polonia después de una semana de intensas conversaciones en Rusia y Ucrania sobre los riesgos que existen en torno a la central atómica de Zaporiyia.
“Platiqué con Rafael Grossi y le propuse de modo oficial que mande una misión urgente de inspectores de la OIEA a las instalaciones pacíficas de Ucrania donde, conforme miente Rusia, se está fabricando una bomba sucia. Él aceptó”, escribió Kuleva en Twitter.
Y remató: “a diferencia de Rusia, Ucrania siempre ha sido transparente. Nada tenemos que ocultar”.
Los reporteros quisieron conocer la posición de Rusia respecto de la misión de inspectores de la OIEA que anunció el canciller ucranio. “No dispongo de esa información”, respondió Lavrov. “Sé –añadió– que se le formuló esa petición a Rafael Grossi y, antes de emprender viaje a otro país (Polonia), dijo que la estudiaría. Sabemos cómo les gusta a los colegas ucranios distorsionar los hechos”.
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Afirmó que Rusia insistirá hasta que se sepa toda la verdad sobre las “bombas sucias nucleares”, ya que “no podemos permitir que se cometa una provocación tan salvaje”.
Se activan protocolos
De esa supuesta provocación también habló ayer el general Igor Kirilov, jefe de las tropas de protección radiológica, química y biológica del ejército de Rusia, quien anunció –en rueda de prensa– que “se activaron los protocolos para estar preparados ante posibles provocaciones de Ucrania y, en especial, se declaró el estado de alerta para cumplir misiones en condiciones de contaminación radiactiva”.
De acuerdo con el militar, “hay datos sobre contactos de la oficina de la presidencia de Ucrania con representantes de Gran Bretaña acerca de la posibilidad de recibir tecnologías para crear armas nucleares”.
Sostiene que “el régimen de Kiev tiene planes de detonar una bomba sucia para que parezca que explotó de manera accidental un proyectil nuclear ruso de baja potencia, enriquecido con uranio, con el propósito de que los sensores del sistema internacional de monitoreo en Europa detecten la contaminación radiactiva y culpen a Rusia de emplear armas nucleares tácticas”.
Kirilov concluye que “Ucrania, con una provocación de este tipo, espera amedrentar a la población local, aumentar el flujo de migrantes a Europa y presentar a Rusia como terrorista nuclear”.
Kiev rechazó las acusaciones de Moscú desde el domingo anterior, cuando el ministro de Defensa ruso, Serguei Shoigu, habló por teléfono con sus colegas de Estados Unidos y algunos otros países de la alianza noratlántica para “denunciar la intención de Ucrania de elaborar una bomba sucia con la finalidad de inculpar a Rusia”.
Los interlocutores de Shoigu prefieren creer la versión ucrania, expuesta, entre otros, por el presidente Volodymir Zelensky y el canciller Kuleva, de que “el ejército ruso está preparando una ‘operación de falsa bandera’ para culpar al gobierno de Ucrania”.
El vocero del Kremlin, Dimitri Peskov, se sumó a la polémica: “el que haya desconfianza hacia la información proporcionada por la parte rusa no significa que no exista la amenaza del uso de una bomba sucia. Esta amenaza es real y, si lo creen o no, es cosa suya”.