Con 18 hospitales de NL saturados o ‘en rojo’, exigen clases presenciales
Tijuana, BC, 9 de agosto.- Mientras autoridades sanitarias informan que en Nuevo León diez hospitales se encuentran al tope de sus capacidades y ocho más están en riesgo de saturarse, padres de familia acompañados de sus hijos se manifestaron en el centro de Monterrey, exigiendo clases presenciales en la entidad.
El Sistema de Información de la Red IRAG (Infección Respiratoria Grave Aguda) dio a conocer que el pasado domingo, además de los diez nosocomios neoleoneses que estaban llenos, ocho clínicas de la entidad se encontraban en color rojo, con ocupaciones de entre 71 y 95 por ciento; tres hospitales estaban en amarillo, con ocupaciones de 50 a 70 por ciento, y otros 10 se encontraban en verde (ocupación de cero a 50).
Con respecto a camas con ventilador, el organismo añadió que seis clínicas del estado no tenían disponibilidad, y en otros seis hospitales más de 70 por ciento estaban ocupadas.
Educación, actividad esencial
A pesar del panorama, decenas de padres de familia del colectivo #AbreMiEscuela se manifestaron ayer en el centro de Monterrey demandando clases en modalidad presencial para el próximo ciclo escolar.
Sergio Palau, portavoz de los alrededor de 70 padres de familia que marcharon en compañía de sus hijos, dijo que el colectivo exige que en Nuevo León la educación se considere actividad esencial. Pretenden que no se suspendan las labores escolares, y adelantó que analizan promover recursos legales para garantizar el regreso a los trabajos presenciales en planteles.
El colectivo descartó que las escuelas representen peligro de contagio para los alumnos, pese al incremento de casos de Covid-19. Frente a la Secretaría de Salud los manifestantes exigieron que no solo se permitan actividades en estadios de futbol y otros rubros, sino también en las escuelas. «Tenemos que enfocarnos en los lugares y prácticas que son útiles y procurar entornos seguros», afirmó Javier Castellano, integrante del colectivo.
Con información de Yolanda Chio y Raúl Robledo/La Jornada