«Esta COP es un gran negocio», reclaman indígenas
Glasgow, 4 de noviembre.- Los pueblos indígenas dijeron «¡basta!» Muchos de ellos se sienten marginados, maltratados y cada vez más desplazados de las decisiones que se adoptarán en la Cumbre del Cambio Climático (COP26) en Glasgow.
«Esta COP es un gran negocio; es la continuación del colonialismo donde la gente no nos escucha, salvo para hacer negocios con nuestras tierras y nuestros recursos naturales«, denunció la indígena mixteca Ita Mendoza, en un acto para recordar a más de mil personas asesinadas por defender la tierra, los bosques y la naturaleza desde que se firmó el Acuerdo de París, en 2015.
En su comparecencia ante los medios de comunicación, la secretaria ejecutiva de la Organización de Naciones Unidas (ONU) para el Cambio Climático, la diplomática mexicana Patricia Espinosa, fue interpelada con un malestar creciente: «Probablemente esta es la COP peor organizada, pero cada vez más gente nos dice que también es la menos inclusiva, la que ha dejado a más gente fuera de la sociedad civil, de las comunidades indígenas y de los movimientos ecologistas».
Espinosa se escudó en la pandemia y las complicaciones por respetar los criterios sanitarios, evitar aglomeraciones y respetar la distancia de seguridad, e informó que «más de 10 mil personas» son representantes de la sociedad civil.
«Nuevo colonialismo»
Pero las comunidades originarias, mediante varias agrupaciones internacionales que han movilizado a algunos de sus líderes, decidieron no solo denunciar su marginación, sino también señalar que nos encaminamos a un «nuevo colonialismo», que impondrán las grandes economías del mundo de la mano de las empresas más poderosas e influyentes.
Un mensaje similar al que dio el presidente de Bolivia, Luis Arce, durante su intervención en esta cumbre, cuando alertó de que «la comunidad internacional busca imponer el colonialismo del carbono«.
Acto de denuncia
Una representación de las comunidades indígenas integradas en una plataforma global llevaron a cabo un acto de denuncia: navegaron alrededor del río Clyde –que cruza la capital escocesa– para recordar a mil cinco personas asesinadas, desde la firma del Acuerdo de París, por defender la tierra ante la inacción de los gobiernos. Una tercera parte de ellas eran indígenas, como la hondureña Berta Cáceres y otros casos similares en Guatemala, Ecuador, Filipinas y México.
La mexicana Mendoza lamentó tantas muertes que se podían haber evitado si se hubiera avanzado en lo definido hace más de seis años en la capital francesa, cuando se pactó avanzar en el reconocimiento y respeto de las culturas y los territorios indígenas.
Nada se ha logrado en este asunto, denunció. «Por eso me pregunto qué beneficios puede traer la COP, cuando más de mil personas han muerto peleando para salvaguardar el planeta desde la firma de París«.
Espacios espirituales que nunca se podrán negociar por dinero
Una denuncia a la que se sumó Eriel Deranger, director ejecutivo de la organización Indígenas de Acción Climática, quien advirtió que «mientras dicen que están intentando preservar y respetar la cultura y la sabiduría indígenas, al mismo tiempo nos dejan fuera de la toma de decisiones. Es el mismo paternalismo del sistema de siempre«.
La lideresa del Amazonas Ninawa Inu Huni Kui añadió que «nuestra visión, como comunidades indígenas, es muy diferente a la de los que están tomando las decisiones en la COP. Nosotros tenemos conexiones ancestrales con la Madre Tierra. Y son espacios espirituales que nunca se podrán negociar por dinero, por eso los grupos de trabajo de esta cumbre no representan los puntos de vista de nuestras comunidades o explican lo que realmente significa el mercado del carbón».
El indígena mexicano Gustavo Sánchez, de la Alianza Global Territorial, señaló que ellos están en Glasgow para reivindicar «el derecho del reconocimiento del territorio, que también involucra los atributos, es decir, el agua, la captura de carbono, la biodiversidad. El respeto al consentimiento libre e informado, que tiene que ver con el respeto a las comunidades cuando se adopten decisiones que afectan a su territorio y cultura, a que menos de 10 por ciento de la inversión climática está llegando a los territorios y a que se acabe con la criminalización de los líderes indígenas que defienden la tierra».
Fondo de mil 700 mdd
En esta COP26 se anunció además la creación de un fondo de hasta mil 700 millones de dólares, en los que participan los gobiernos de Reino Unido, Noruega, Alemania, Estados Unidos, Países Bajos, la Fundación Ford y 17 donantes privados más, que se dedicarán a que los pueblos indígenas reforesten sus territorios y los defiendan con herramientas legales. El dinero se destinará a la Alianza Global de Comunidades Territoriales, que está presente en América Latina, África y Asia y representa a unas 35 millones de personas de 24 países, incluido México.
La mexicana Laura García, presidenta de la organización Global Greengrants, explicó que «el anuncio de este plan es bastante nuevo para todas las comunidades y las organizaciones, pero sí hay una expectativa de que van a llegar más fondos. Yo espero que una parte vaya destinada a México y, si es así, creo que habrá una gran diferencia en algunas comunidades y grupos de base. Los gobiernos normalmente tratan de evitar que las comunidades reciban directamente los fondos y luchen de forma autónoma por sus derechos y sus territorios».
Añadió que «a México le hace falta, en su sistema legal y en sus prácticas judiciales, tener un reconocimiento más cotidiano del derecho internacional. En México sí hay referencias a las convenciones de la Organización Internacional del Trabajo y de cómo deben hacer las consultas previas e informadas, pero no es tan recurrente como otros países de América Latina. Por eso es importante generar ese cambio cultural, que sólo se va a conseguir si los pueblos indígenas siguen luchando para recuperar esos espacios».