“Es demasiado tarde para mí”; Favre, mítico ex NFL, padece Parkinson
Washington, 25 de septiembre. En 1991, la vida de Brett Favre cambió para siempre. Pocos meses después de ser elegido por Atlanta en el Draft de la NFL, el entrenador en jefe de Green Bay, Mike Holmgren, ofreció una selección de primera ronda a cambio de que jugara en su equipo. Los Halcones se vieron obligados a aceptar.
Desde el anuncio del acuerdo al año siguiente, el mariscal construyó una carrera notable, con periodos más o menos difíciles y dedicándose al mismo deporte que practicó desde niño. Fue nombrado tres veces MVP, ganó el Supertazón en 1997 y, tras ser ingresado al Salón de la Fama, confesó en un acto público que estuvo tres veces en centros especiales de rehabilitación por su adicción al consumo de analgésicos y alcohol.
Ayer, al rendir testimonio ante una Comisión del Congreso de Estados Unidos que investiga un presunto caso de uso indebido de fondos públicos, el mítico jugador de los llamados Cabezas de queso dio a conocer que padece la enfermedad de Parkinson. En octubre cumplirá 55 años.
“Aunque es demasiado tarde para mí, recientemente me han diagnosticado Parkinson. Esta también es una causa que me importa mucho”, afirmó la ex estrella de Green Bay, quien llegó a jugar 321 partidos consecutivos durante sus 20 años como profesional. Se retiró del deporte en 2010, con un puñado de conmociones cerebrales diagnosticadas por los médicos, aunque él sospechaba que el número real fue mucho mayor.
“Cuando tienes zumbidos en los oídos, ves estrellas, eso es una conmoción cerebral. Y he tenido cientos, probablemente miles a lo largo de mi carrera, lo cual es aterrador”, reveló en 2018 en una entrevista.
El Parkinson es una enfermedad degenerativa que trastorna el sistema nervioso y produce temblores, lentitud de movimientos, alteraciones del habla y problemas de equilibrio que empeoran con el tiempo. Se estima que más de 10 millones de personas en el mundo la padecen y no tiene cura.
Según un estudio publicado en la revista Neurology, las personas que han sufrido una conmoción cerebral leve tienen 56 por ciento más de riesgo de desarrollar Parkinson. La Universidad de California en San Francisco indicó que la probabilidad puede aumentar incluso en 71 por ciento.
El lado oscuro de la NFL
Estos hallazgos subrayan la importancia de un tema que ha causado escozor a los dueños de la NFL. En 2017 los equipos reportaron 56 conmociones durante las prácticas, cifra histórica para la liga.
Un acuerdo por mil millones de dólares contuvo las demandas de más de 20 mil ex jugadores, muchos de ellos en las peores condiciones de salud: Alzheimer, esclerosis lateral amiotrófica (ELA), demencia, depresión, agresividad y suicidio.
En tiempos recientes, las tres conmociones que sufrió el pasador de los Delfines de Miami, Tua Tagovailoa, a quien los médicos recomiendan no volver a jugar, reavivó la discusión sobre las medidas de seguridad.
“Antes no había nada de eso. Veía a jugadores viejos, retirados y caminaban cojeando. Pensaba: ‘así es como voy a lucir algún día, ese es el precio que hay que pagar’. Ahora, creo que el enfoque está en tu salud mental”, contó Favre a ESPN hace seis años, ya convertido en miembro del Salón de la Fama.
El mítico quarterback compareció ayer ante una audiencia de la Comisión de Recursos y Arbitrios de la Cámara de Representantes, bajo control del Partido Republicano, tras un escándalo de millones de dólares en recursos asistencia social que fueron malgastados en Misisipi.
Aunque no afronta cargos penales, Favre ha devuelto cerca de un millón de dólares que recibió como honorarios por conferencias financiadas con fondos de un programa de asistencia social en el estado.
“Ciertos funcionarios del gobierno en Misisipi no supieron proteger los fondos federales de actos de fraude y derroche, y tratan de echarme la culpa injustificadamente”, indicó y mencionó en su testimonio a Prevacus, compañía que produce un medicamento para tratar conmociones cerebrales. En al menos tres ocasiones, ingresó a centros de rehabilitación por problemas con las adicciones al alcohol y los analgésicos.