“Canelo” vs Munguía: una ventana al interior del boxeo mexicano
Tijuana, 3 de mayo. El sábado 4 de mayo, el jalisciense Saúl “Canelo” Álvarez se enfrentará al tijuanense Jaime Munguía, en una historia que no es nueva, pero que puede ser vista como una pequeña ventana al presente, pasado y futuro del boxeo mexicano.
Las dos esquinas de esta lucha quieren contar historias diferentes y es ahí donde se complica la trama. En la esquina de Munguía se habla de “pasar el batón, pasar la antorcha del boxeo mexicano”. La de “Canelo” presenta a un rey que debe proteger su trono de un usurpador, alguien que quizás tiene las agallas y el potencial, pero no la experiencia, ni el temple para cargar con la responsabilidad de ser un icono del boxeo. A muchos, el peso de ese título los ha llevado por caminos difíciles, el propio “Canelo”, De la Hoya, Chávez, todos han tenido que luchar más fuera que dentro del ring con el peor de los oponentes: ellos mismos.
Debido a la magnitud de la pelea, la larga historia que interconecta a los dos mexicanos que se medirán en Las Vegas este sábado y por el efecto que podría tener en la escena mundial del boxeo, es prudente analizar la perspectiva de los tres personajes principales de esta historia.
Munguía
Jaime Munguía pisará el ring este sábado con 27 años de edad, 43 victorias, cero derrotas y un sólo objetivo: quitarle los cuatro cinturones de peso supermediano que hacen a “Canelo” el campeón mundial indiscutido, reafirmando lo que sus patrocinadores han dicho que es, la próxima superestrella del boxeo mexicano.
En lo que va de su carrera boxística Munguía ha enfrentado señalamientos parecidos a los que “Canelo” recibió en los primeros años de su carrera: sus rivales son demasiado fáciles, su estilo es muy deficiente, no está al nivel de la competencia, entre otros tantos comentarios. Revisar su historial de combates es ver una historia de desconfianza por parte de medios y aficionados por igual.
Ante esa intermitencia en el apoyo, el único camino para el joven tijuanense es hacerse con una victoria indiscutida ante el campeón y esperar que la derrota del supercampeón sea lo suficientemente decisiva como para asignarle un puesto en la historia del boxeo.
“Canelo”
Saúl Álvarez no es ajeno a un escenario como el de este sábado, pero es quizás la primera vez en su carrera que no es David, si no Goliat.
A pesar de las críticas que aún recibe sobre su desempeño y su estilo, es indudable que “Canelo” está en la cima de la montaña, con cuatro campeonatos en los hombros, una familia y ahora, su propia promotora.
Él es consciente de que una pelea de esta magnitud puede hacer la carrera de Munguía. Apesar del profundo desprecio que tiene por el promotor de su contrincante, a Munguía sólo lo ha elogiado, quizás consciente del poder que las palabras de alguien en su posición pueden tener en la mente de un joven luchador. No se le olvidan las palabras de Mayweather, Golovkin y Bivol, los peleadores que lo forjaron dentro y fuera del cuadrilátero por su fiereza en el guante y en la palabra.
Como buen conquistador en la cima, no le queda de otra más que empezar a considerar que pasará cuando su cuerpo ya no le permita desempeñarse a este nivel. ¿Quiere Álvarez ser un peleador viejo? ¿O preferirá retirarse antes de que su cuerpo, su familia y la afición se lo demande? No se pone fechas, en entrevistas habla de peleas, sin saber si le quedan cinco o 10 más en el tanque.
También está el factor Óscar De la Hoya, su antiguo promotor, el que dice haberlo transformado de héroe local a ícono, el que Saúl asegura, sólo lo explotó y le quiso robar en más de una ocasión. ¿Qué papel juega el “Golden Boy” en la mente de “Canelo”?
“Para este imbécil intento de gente que tengo aquí a mi izquierda, que no se le olvide que yo llegue siendo el ‘Canelo’ a Estados Unidos y que solamente lucró con mi nombre, nunca perdió un sólo centavo, nomás ganó dinero (…) lo único que hace este hombre es ser una lacra del boxeo”, le dijo “Canelo” a De la Hoya cuando se ven por primera vez durante la conferencia de prensa para la pelea de este sábado.
“La empresa para la que peleaste por décadas siempre ha tenido un sólo nombre: el mío, así que ponle maldito respeto”, le contesta De la Hoya cuando es su turno de hablar, por un momento pareciendo que está listo para entrar a los golpes.
De la Hoya
De la Hoya tampoco es ajeno a este escenario. Un boxeador prominente en su época, ganador de oro en los olímpicos y una de las figuras más relevantes en el boxeo en los Estados Unidos, De la Hoya tiene historia para dar y prestar en esta pelea, pues además de todo, es la primera vez que pone a uno de sus pupilos en contra de quien fuera su mayor atracción años atrás.
Para algunos, la confrontación entre De la Hoya y “Canelo” suena a un evento necesario para “calentar” la pelea. Parte de las redes sociales recuperan los videos del enfrentamiento y catapultan el conflicto.
Es difícil ganar espacio en el imaginario del público, pero en especial del público mexicano cuando los enfrentamientos más vistos del momento se centran en la política y no en el cuadrilátero. En Tijuana y en Guadalajara no hay que vender la pelea, pues de alguna manera se disputa el título de la ciudad boxística de México. Pero en el resto del país, la contienda presidencial dejó los guantes tirados en el piso, con los desesperados zarpazos que se reservan para el 12 round de una batalla perdida.
En las entrevistas después de la conferencia de prensa, “Canelo” no responde a si buscara desquitar su frustración con el “Niño Dorado” usando a Munguía como mensajero de cuerpo completo, pero sí atina a decir que “todo esto me motiva”.
De la Hoya necesita la victoria casi tanto como los dos peleadores que se medirán el 4 de mayo. Sus demonios personales lo llevaron por caminos difíciles, el rompimiento con “Canelo” lo dejó sin una estrella con la cual seguir empujando su compañía y mantenerse relevante en los deportes de contacto.
El futuro del box
De La Hoya buscó en el 2018 entrar a lo que algunos han llamado la competencia principal del boxeo: las artes marciales mixtas (MMA por las siglas en ingles).
Para atraer al público conocedor del deporte, saco del retiro a Chuck Liddel, quien llevaba ocho años fuera del octágono y a Tito Ortiz, para una tercera contienda en su rivalidad, la cual vio su capítulo anterior una década antes.
“Consiguió grandes cosas en el boxeo; afuera del ring el tipo es un completo perdedor”, fue como Dana White, presidente de la UFC (la empresa de MMA más grande del mundo) describió a De la Hoya luego de su primer (y único) evento. En los años que le siguieron, entre los dos se dijeron de todo, se acusaron de mal pagar a sus peleadores, de no cumplir promesas, entre insultos e improperios.
En una entrevista con ESPN, salió a relucir que su pleito venia de un año antes cuando Floyd Mayweather Jr., uno de los mejores boxeadores en la historia se enfrentó a Conor McGregor, uno de los representantes más públicos y polémicos del MMA en un cuadrilátero. En su momento, De la Hoya aseguró que la pelea seria “la muerte del boxeo”, un encuentro diseñado sólo para atraer más dinero, sin la tradición o el respeto al deporte que De la Hoya quería.
Dana White promovió ese evento ya que McGregor era uno de sus piezas más brillantes en la UFC y una de las razones por las cuales el deporte se había popularizado durante esa década.
De la Hoya perdió en todos los frentes, White se encargó de exponerlo en los medios, las peleas de boxeo “no tradicionales” con figuras que no son solamente boxeadores se han popularizado en los años posteriores a Mayweather vs McGregor (hoy en día son populares eventos de boxeo organizados y peleados por youtubers y otras personalidades de las redes sociales) y Golden Boy MMA sólo duro un evento.
Viendo el cambio en los vientos de la industria, De la Hoya ha insistido desde 2022 en que quiere hacer las paces con White para que puedan hacer negocios juntos. Hasta el momento no ha recibido una respuesta del presidente de UFC, que desde el 2018 ha ido aumentando el prestigio y alcance de su compañía.
Este viernes aún se anunciaban boletos a la venta para la pelea, con un Munguía respetuoso de su contrincante y un “Canelo” amable con todos menos con De la Hoya. El encuentro carece de algunos de los sellos que hacen de un encuentro en el cuadrilátero un espectáculo imperdible.
Sea cual sea el resultado de este sábado, nos debemos preguntar, con todo lo que ha cambiado en la industria, con un “Canelo” que parece acercarse al final de su carrera y con un futuro incierto en los deportes de contacto, ¿qué le espera al boxeo mexicano después de “Canelo” vs Munguía?