Los lectores del mundo acuden a Rulfo por su «solidez literaria»: Víctor Jiménez
Ciudad de México, 10 de octubre.- Más allá de las asociaciones con Jalisco o la Revolución Mexicana, los lectores en todo el mundo acuden a las páginas de Juan Rulfo por «la solidez literaria, el drama humano de sus personajes y la belleza del lenguaje, que mantiene viva la fuerza poética del español», afirma Víctor Jiménez, director de la fundación con el nombre del escritor jalisciense, a propósito de la edición conmemorativa de El llano en llamas, a 70 años de la publicación de la compilación de cuentos que dio a conocer al autor de Pedro Páramo. «No hay nadie en la literatura mexicana que tenga tanta solidez en la creación de personajes literarios».
Las traducciones de este libro son más abundantes que hace 30 años; cada vez se traduce y lee más, celebra el director de la Fundación Juan Rulfo, creada en 1996 por la familia para conservar el legado del escritor, fotógrafo y guionista.
La edición conmemorativa que lanzan la editorial RM y la fundación incluye 17 relatos, 15 de ellos se publicaron en el libro en 1953. Al momento de la primera edición de El llano en llamas, por el Fondo de Cultura Económica, ya se habían publicado siete cuentos en las revistas Pan y América; los ocho restantes se dieron a conocer en el libro. Cuando en 1970 se hizo una edición corregida y aumentada, se sumaron dos más: «La herencia de Matilda Arcángel» y «El día de derrumbe».
De manera adicional, ahora se reunió una colección de portadas de las traducciones en el mundo, publicadas entre 1963 y 2023, en el libro con pasta dura e ilustrado en la cubierta con una fotografía captada por Rulfo.
Víctor Jiménez comentó que El llano en llamas ha tenido muchas ediciones en otras lenguas en las décadas recientes. «Siempre insisto: no puedes decir que un autor esté traducido a un idioma si se hizo sólo de carácter testimonial hace 20 o 40 años y ya nunca se volvió a traducir, por lo que en esa lengua se convirtió en rareza. Todas las traducciones de Rulfo, por lo general, están vivas», explica durante la entrevista, sentado junto a una mesa en la que se han dispuesto algunos de esos ejemplares en otros idiomas en los que se lee al autor mexicano. «Incluso, hay muchas ediciones en lenguas extranjeras piratas, de las que no nos enteramos».
Inglés, francés y alemán están entre los varios libros, al igual que el ruso, chino, húngaro y griego, y otros. Un caso curioso es la edición italiana de 1963, que en lugar de La Pianura in Fiamme, puso el título de La Morte al Messico.
Tres libros bastaron
Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Vizcaíno nació el 16 de mayo de 1917 en Apulco, Jalisco. En la infancia sufrió la orfandad y la violencia de la guerra cristera. En 1935 se trasladó a la Ciudad de México; fue oyente en el Colegio de San Ildefonso. En 1955 publicó la novela Pedro Páramo. Tras lanzar obras cumbre de la literatura universal guardó silencio por 30 años. Murió en la Ciudad de México el 7 de enero de 1986. Sus tres únicos libros bastaron para inscribirlo como uno de los grandes escritores mexicanos.
“La crítica literaria, sobre todo la que aparece más bien en la prensa, muchas veces en la academia, tiende a interpretar la literatura de Rulfo en clave biográfica; por ejemplo, dice: ‘¡Ah, mataron a su padre!’” Sin embargo, hay una dimensión del autor, que desde muy joven es un gran lector y en la temprana orfandad, en la casa de su abuela, tuvo acceso a la biblioteca de un cura que se vio obligado a dejar el pueblo. No lo dejaban salir de casa, porque le podía tocar un balazo; terminó leyendo a los 10 años, obligado por las circunstancias.
«Si por un azar de la vida esa biblioteca del cura no hubiera existido, quizá no tendríamos un Rulfo escritor, sino tal vez uno que hubiera seguido vendiendo llantas su vida entera».
Ese acervo tenía muchas novelas del siglo XIX y de aventuras para niños. “Estaba muy de moda un noruego, Knut Hamsun. Dice que cuando leyó Hambre, pensó que eso es lo que quería hacer. El resto fue ganarse la vida con empleos de esto y de aquello. Pero ya lo había picado la araña. Sin ser un lector desaforado no se es un escritor”.
«El llano en llamas», el relato más extenso, dio nombre al libro, y una peculiaridad es que ningún cuento se parece a otros. A 70 años es posible leer la primera versión del cuento que titula al conjunto de narraciones como se publicó originalmente en la revista América, en 1950.
Siempre hay planes en la Fundación Juan Rulfo, dice Jiménez. Recientemente, con RM se publicó Una mentira que dice la verdad, con 19 textos inéditos, entre conferencias, cartas, prólogos sobre literatura y entrevistas.