Las fotografías fijan verdades difíciles de olvidar: Daniele Volpe
Ciudad de México, 23 de junio.- Más allá de la estética o de los temas que uno elige, la principal motivación para fotografiar es construir, aportar a la memoria para definir nuestras sociedades. Al capturar también se fija una verdad que difícilmente será olvidada, refirió el fotógrafo Daniele Volpe (Italia, 1981).
De visita en México para impartir uno de los módulos del Programa de Fotografía Documental en el Centro de las Artes San Agustín, el también ganador del Premio World Press Photo a Noticias Generales (2019) explicó que no tiene formación académica en la fotografía: “estudié ingeniería en la universidad y siempre hubo esa curiosidad por conocer otros contextos. La fotografía fue el pretexto perfecto para acercarme a otras realidades y apropiarme de ellas.
“Me gradué y comencé a trabajar, llegó un momento en el cual tuve que decidir si seguir con mi vida aburrida de escritorio o buscar algo más. Entonces, el gobierno de Italia daba la opción de hacer un servicio civil en el exterior en lugar del servicio militar y apliqué en ese programa. Había un amigo que ya había asistido y me convenció, así llegué a Guatemala.
“América no es tan conocida para los medios europeos, por eso no sabía mucho del lugar adonde iba; más bien, cuando tuve el interés por ir, me puse a leer y entender la historia moderna del país. Observé que después de la Colonia, el conflicto armado era lo que más había marcado a la sociedad actual en Guatemala.
“Viajé como voluntario en una organización humanitaria en ese país. Estuve dos años en la frontera con Chiapas, en San Marcos, trabajando para un proyecto de memoria histórica y recopilando testimonios de los sobrevivientes del genocidio. Fue mi excusa para estar todo el tiempo con la cámara. Así empecé. Descubrí que la fotografía es una herramienta que cuenta realidades y a partir de allí supe que esa era mi profesión.
“Al concluir mi estadía regresé a Italia, donde estuve menos de un año y decidí volver a Guatemala en septiembre de 2007. Ahora, llevo más de 15 años trabajando en el posconflicto guatemalteco y, aunque sea mucho tiempo, reconozco que no es un tema con el que nací, no está en mi cabeza ni en mi memoria.
“Creo que si hay empatía y sensibilidad se logra construir un archivo que pueda ser útil en el futuro, no necesariamente en el inmediato, pero sí es una manera llamativa de describir un contexto; es el poder capturar eventos.
“Mi proyecto es un ejemplo fuerte de eso. Los sobrevivientes de las masacres ahora son viejitos y lamentablemente se están muriendo, fisiológicamente nos toca a todos, pero cuando ellos se van, se llevan la memoria.
“La función de la fotografía, así como la del periodismo, es fijar una verdad, teniendo la posibilidad de registrar estos testimonios que se pierden si no se toman oportunamente. De esta manera, logramos que quien se siente golpeado por la verdad, no cambié la narrativa, no la rechace; tenemos la oportunidad de que la verdad sea más difícilmente olvidada”, reflexionó Daniele Volpe.
El autor del libro Bajo el mismo cielo afirmó que “la curiosidad es un motor, es lo que me empuja a salir a la calle y tomar fotos, la inercia de conocer cosas nuevas; esto se comparte con los estudiantes del Programa de Fotografía Documental: queremos experiencias distintas, lo que hace posible el intercambio multidireccional.
“Soy otro estudiante más, también aprendo de mis alumnos. La curiosidad es un lugar donde te beneficias de la diferencia y no rechazas trabajos que son muy distintos al tuyo. Hicimos el ejercicio de encontrar algo en común, buscamos palabras claves para identificar el enlace entre nosotros.
“Muchas de mis fotografías son de temas hacia los demás, pero también hay muchos colegas que tienen un enfoque introspectivo, no de su persona, sino del contexto social en el que se creó. Entonces, empezamos a hacer una lluvia de ideas, de sentimientos y palabras que podían eventualmente describirnos y así crear un hilo conductor para una muestra colectiva o un libro.
“Yael Martínez, el coordinador del curso, me invitó, así como a varios maestros de distintas partes. Esta diversidad se percibe en los estudiantes, algunos trabajan desde el fotoperiodismo y otros prefieren la fotografía conceptual. Eso ayuda a la discusión, es muy interesante escuchar los lenguajes de cada uno. Es una dinámica muy provechosa para desarrollar visiones y acercamientos a la fotografía que nos sacan del esquema que escogimos”.
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