La fragilidad de todos ante el Covid nos debería aproximar: Ana Luísa Amaral
La obra poética de Ana Luísa Amaral tiene la característica de lo cósmico: «esa idea del cruzamiento entre el tiempo y el espacio nos une tan bien con el universo y con las galaxias», sostiene la poeta portuguesa, premio Reina Sofía de Poesía 2021.
La escritora y docente recibió este martes el Premio Virgilio Ferreira, de la Universidad de Évora, uno de los más prestigiosos de Portugal.
En entrevista desde dicho país, la autora se dice «muy honrada y feliz porque es un honor muy grande» ganar el Reina Sofía. «Tiene un valor muy especial porque es iberoamericano y cubre los países de lenguas portuguesa y española».
Amaral (Lisboa, 1956) destaca que es la séptima mujer en recibirlo y la segunda de lengua portuguesa. «Además, tengo 65 años y normalmente se le ha dado a personas mayores». En años anteriores lo han recibido Raúl Zurita, Joan Margarit e Ida Vitale.
Su poemario What’s in a Name llegó a México bajo el sello Sexto Piso, traducido por Paula Abramo. El título, sostiene, le gusta mucho. Proviene de los versos shakesperianos de Romeo y Julieta: “‘¿Qué hay en un nombre? ¿Si le fuera dado otro nombre a la rosa, sería menos dulce su perfume?’ No tenemos forma de saber porque asociamos el nombre con la cosa, con el mundo.
«En estos tiempos tan complicados, feroces y violentos, sabemos, por ejemplo, que en el Estados Unidos de Donald Trump llamarse Ahmed es muy diferente a llamarse Russell; o en la Alemania de Hitler si te llamaras Samuel sería muy diferente a llamarse Hans. Sí que los nombres cuentan, de alguna forma nos definen».
La profesora en la Universidad de Oporto afirma que la pregunta de Julieta es política. “Toda la poesía es de cierta forma comprometida con el mundo, pero esa es una pregunta política en el sentido de polis, de convivir en común unos con los otros y las otras. Todos en este planeta en pandemia hemos tenido que reconocer que somos igualmente vulnerables. Esa fragilidad nos debería aproximar.
“What’s in a Name permite hacer esa reflexión sobre el lugar de nosotros como seres que viven en este planeta. Los refugiados están en él. El Mediterráneo es abordado ahí. Todo viene a mi poesía: una cebolla, una papa, una hormiga, una galaxia, los refugiados, mi hija, mi perra, una receta de comida, todo puede estar ahí porque todo hace parte de todo”.
Sobre la inclusión de los temas cósmicos en su obra, Amaral refiere que “siempre ha tenido esta característica. Tengo un poema sobre Einstein y otro que dice: ‘el tiempo paró ahora mismo, cuando te miré a los ojos y he visto mi reflejo’. Esa idea del cruzamiento entre el tiempo, el espacio, lo que nos une tan bien con el universo y con las galaxias”.
La poeta se refiere a la relación entre las mujeres que buscan los huesos de los cadáveres arrojados en el desierto de Atacama durante la dictadura de Pinochet con la observación de los cielos en esa zona en el documental Nostalgia de la luz, del chileno Patricio Guzmán.
«Mirar arriba y mirar abajo. Él vincula las dos cosas y es algo muy bonito que uno de los astrónomos dice: nosotros estamos hechos del mismo calcio del que están hechas las estrellas. El calcio que está en tus manos es el mismo que se puede encontrar en los astros. Cómo no aproximar lo cotidiano a lo cósmico».
Su poesía recurre de forma constante a la palabra «tiempo». La docente refiere que «hay una obsesión con el tiempo. Nosotros somos muy pequeños, sabemos muy poco, casi nada; a veces pienso que somos como esos mosquitos junto a una ventana, zumbando y piensan que pueden pasar porque es transparente pero no pueden, pero intentan».
Agrega que «es una invención y una necesidad humana pensar en términos de pasado, presente y futuro, pero tal vez no estén tan separados. Hoy se sabe que el tiempo y el espacio están conectados. Somos nosotros los que tenemos dificultades en entender esto».
Amaral explica que desde niña le fascinó ese misterio. «Recuerdo tener tres o cuatro años de la mano de mi padre, mirar las estrellas y tener miedo de caer para arriba. Esa idea de lo inmenso sobre mí se convirtió en la idea de que el tiempo es algo de nuestro planeta, pero si te mueves un poco más arriba, el tiempo tiene otras proporciones».
La poeta argentina Diana Bellessi encontró que a diferencia de la novela, «el tiempo de la poesía es como un colibrí, porque es el único pajarito que vuela adelante y atrás, y la poesía lo hace. En este pequeñísimo cuerpo nos da el pasado, el presente y el futuro».
La poesía, resume la escritora, «mezcla la memoria, lo que puede ser y lo que es. Lo que puede ser es lo que es y lo que fue es lo que va a ser. Por esto la poesía desordena y eso es muy bueno, porque una sociedad ordenada es terrible. La poesía desordena para intentar ofrecer un pequeño orden».