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Cultura

Ellos (1994)

Por: Paco Ignacio Taibo II

Ellos habrían de llegar a los primeros años del nuevo siglo como quien llega pedo a un cumpleaños al que no lo han invitado y de jodida toca el timbre en la puerta de la casa de al lado.

Ellos habían acumulado tantas derrotas que tenía gracia volver a empezar una nueva aventura. A fin de cuentas era el país el que no les permitía traicionarse y traicionarlo, porque cada vez que el agotamiento pesaba más que la voluntad, desde las alturas o las catacumbas del poder se gestaba un crimen masivo, un fraude electoral, un mensaje mentiroso, un negocio turbio que involucraba a presidentes o gobernadores, trasnacionales o millonarios no ilustrados. Cada insulto a la nación los sacaba de la cama y los lemmings de la izquierda, ellos, penosamente se iban arrastrando hacia nuevas confrontaciones con el negro monstruo del Estado.

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El «error de diciembre» golpeó su ya muy golpeada economía personal. Algunos perdieron a manos de los bancos la casa que penosamente habían estado comprando, se volvieron a divorciar con los consiguientes pleitos sobre quién se quedaba con cuáles tomos de la Enciclopedia Espasa y descubrieron, ellos y ellas, que si tenías siete tarjetas bancarias podías sacar de una para pagar los intereses de otra, con lo cual sus economías familiares no admitían la sapienza de haber leído un tercio del tomo I de El Capital años ha.

Ellos eran como el pelotón de una carrera ciclista que fuera perdiendo por la cola corredores afónicos, deshidratados, desgastados. En una cadena de derrotas que pareciera no sólo recurrente sino infinita.

Y sin embargo, muchos resistieron.

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