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Cultura

El estante de lo insólito

Por: Raúl Criollo y Jorge Caballero/ La Jornada

“Somewhere over the rainbow skies are blue and the dreams that you dare to dream really do come true” Canción Somewhere Over the Rainbow

Es un cuento clásico: En busca de cumplir distintos deseos, cuatro personajes siguen un camino peligroso donde la amistad, el valor y el concepto de familia y arraigo son puestos a prueba. Los conceptos los hemos visto expuestos en muchas historias, son fundamento de formación moral, las diferencias entre lo bueno y lo malo, pero la forma en que lo estructuró su creador impera como un gran paradigma. Se lanzó en 1900, pero no hay duda que El Mago de Oz está destinado a permanecer.

El camino amarillo

Entre 1900 y 1920, Lyman Frank Baum escribió los 14 libros del universo Oz. El primero fue El maravilloso Mago de Oz. Desperdició una fortuna, la rehízo y quebró de nuevo en varias oportunidades entre la creación literaria, la producción teatral y la incursión como productor cinematográfico. Su famosa primera novela sobre Oz la escribió sin pensar en continuidad narrativa ni mayor negocio. De hecho bautizó al mago viendo las letras O-Z que marcaban la división de abecedario en su archivero. La novela (con ilustraciones de W W Denslow) le permitió, como verdadera magia, subsistir en las peores rachas, hasta que terminó por vender todos los derechos, cuando incluso la sola mención de Oz en su compañía fílmica era sinónimo de malos fondos y problemas de distribución. El maravilloso Mago de Oz tuvo tanto éxito que dos años después de su edición ya tenía adaptación para el teatro y en 1910 Larry Semon dirigió una primera versión silente.

Sin embargo, el impacto para el cine llegó con la versión de 1939. La película tuvo 14 guionistas y Víctor Fleming la dirigió tras el paso de muchos cineastas, aunque no la terminó, porque Clark Gable amenazó con renunciar a Lo que el viento se llevó por problemas con George Cukor. Los productores llevaron a Fleming a hacer la cinta con Gable y King Vidor hizo el resto del filme. También se supo mucho después sobre tropelías en el rodaje, con actores heridos, llamados de fatiga extrema y desorden de algunos enanos al interpretar a la comunidad de los munchkins. En medio de un rodaje muy difícil, se esperaba un éxito, ya que, cuando la película se filmó, el libro original había vendido más de 10 millones de ejemplares.

Dorothy (Judy Garland) llega a Oz con su perro Toto arrastrados por un tornado que levanta su casa, que al caer aplasta y mata a una bruja y por eso es bienvenida por los lugareños munchkins. El hada Glinda le indica que se ha apropiado de las zapatillas mágicas de la bruja muerta (de plata en el libro, de rubí en la cinta) y que su esperanza de volver a Kansas es que la ayude el Mago de Oz (Frank Morgan). Dorothy parte en su busca y en el camino encuentra a un Espantapájaros sin cerebro (Jack Haley), un Hombre de Hojalata (Ray Bolger; el Leñador de Hojalata en el texto original), y un León cobarde Zeke (Bert Lahr). Para encontrar al mago la instrucción es simple: “Sigue el camino amarillo” ( Follow the yellow brick road, en el inglés original). Ciudad Esmeralda, donde vive Oz, es abrumadora. En la novela, para entrar en ella se necesitan gafas especiales, “porque si no se pusieran anteojos, el brillo y la gloria de la ciudad Esmeralda podría cegarlos”. Pero para Dorothy no es en la magnificencia de Oz donde reside lo mejor, sino en la vuelta a Kansas. Lo mejor está en el propio terruño.

Sin embargo, al inicio, Dorothy canta Over the rainbow con el anhelo de lo mejor… en otra parte. Todo en su mirada hacia al cielo, a un horizonte inaprensible en ese entorno gris, es la promesa del gran porvenir. La letra dice “y los sueños que te atreves a soñar se hacen realidad”. Es una canción sencilla métricamente, pero muy poderosa. Harold Harlen hizo la música y Edgar Yipsel Harburg, la lírica. Este último comentó que como el mundo de Dorothy era gris, los únicos colores que podía apreciar, eran los del arcoíris. La canción es como un llamado para salir del espacio que implica la “seguridad” familiar. Ni la Tía Em (Clara Blandick) ni el tío Henry (Charles Grapewin) han pretendido salir. Están donde y como quieren vivir. Pero Dorothy, con el destello de su juventud, piensa evadir el tedio que hace a los adultos un conjunto errático, iracundo en la presencia de Miss Gulch (Margaret Hamilton), quien llega con orden legal del sheriff para llevarse a Toto. Los adultos son así en Kansas y funcionan sin pocas diferencias en Oz. También se ha reiterado sobre el carácter “feminista” de ese lugar, donde los varones son secundarios y el poderoso Mago es mayormente intangible (incluso sus soldados no lo han visto y le llaman “Oz el terrible”, como nombrando a un dios). Salman Rushdie señala (ensayo De Kansas): “La película sugiere que el poder los hombres es ilusorio. El poder de las mujeres es real”.

Los colores como estado de ánimo tienen un papel definitivo en el mundo fantástico de Baum. En diversos análisis literarios y fílmicos, muchos coinciden en preguntarse cuál sería la razón para querer volver a la grisura terrible de Kansas. La respuesta natural es el vínculo con la familia y la raíz de donde se nace. Es algo tan poderoso como un hechizo, de otra manera, no se explica que alguien quiera volver a un sitio que el autor describe del siguiente modo: “Cuando Dorothy se detenía en el vano de la puerta y miraba a su alrededor, no podía ver otra que la gran pradera que los rodeaba. Ni un árbol ni una casa se destacaba en la inmensa llanura que se extendía en todas direcciones y que parecía juntarse con el cielo. El Sol había calcinado la tierra arada hasta convertirla en una masa grisácea con una que otra rajadura aquí y allá. Ni siquiera la hierba era verde, pues el astro había quemado la parte superior de sus largas hojillas hasta teñirlas del mismo gris permanente predominante en el lugar”.

Sin embargo, en Oz sobran los colores encendidos del technicolor cinematográfico. Mientras ahora se busca hacer versiones live action de clásicos animados con elencos estelares, El Mago de Oz invertía el prodigio de los dibujos animados tras el éxito de Disney con Blanca Nieves un año antes, en 1938, para presentar un espectáculo gigantesco cuadro por cuadro con escenarios “reales”. La productora Metro Goldwin Meyer (MGM) hizo la producción más costosa posible hasta entonces y la película sigue redituando, pero como estreno fue un fracaso. Las mayorías se enamoraron de los colores que se apreciaban en la televisión a partir de su lanzamiento en 1956.

La reinvención Oz

Kirk Thatcher dirigió la versión The Muppets’ Wizard of Oz en 2005 con Ashanti como Dorothy, y todo el elenco conocido de Jim Henson con La Rana René y compañía. Sam Raimi hizo la interesante Oz, el poderoso (2014), que cuenta que el estafador profesional, rompecorazones y mago de feria Óscar Diggs (James Franco), se sube en globo aerostático para no ser demolido por el hombre fuerte del circo (Tim Holmes). El tornado lo atrapa y cae en Oz, donde es confundido como el hombre de la profecía que liberará ese reino. Se convierte entonces en El Mago de Oz. Personajes, trama, escenas, música, mensajes, han sido repetidos, copiados, “homenajeados” o parodiados como la despedida en la comedia Top Secret (Jim Abrahams, David y Jerry Zucker) y tienen propia galería en la historieta, con la alucinante versión de Eric Shanower, así como el clásico que lanzaron Stan Lee y Carmine Infantino en 1975.

En tierra de seres diminutos, ejércitos de abejas negras, cuervos, temibles monos alados y brujas de espanto, la pandilla protagónica es más resplandeciente que la ciudad Esmeralda, pero tomaría otra dimensión en el espléndido musical de Sidney Lumet, The Wiz (1978), con escenografías, vestuarios y todo un concepto innovador y sorprendente, con un elenco afroestadunidense, que se apropia del clásico para relanzarlo con la deslumbrante formación de Diana Ross (Dorothy), Michael Jackson (Epsantapájaros), Nipsey Russel (Hombre de Hojalata), Ted Ross (León) y Richard Pryor como el Mago de Oz. Joel Chumacher hizo el guion que adaptaba la pieza literaria y el musical de William F Brown, con la historia en marco contemporáneo y urbano, lejos de la tierra árida de granjeros en Kansas. Con voces de excepción y bailes impactantes, tiene un toque extraordinario, pero sufrió el racismo de la época al rehacer el relato con un elenco afroestadunidense. Se convirtió en una especie de culto fílmico no popular internacionalmente. La extraordinaria banda sonora es obra de Quincy Jones, entre muchos aportes de talentos como el diseño de maquillaje especial de Stan Winston, la dirección de arte de Philip Rosenberg, la coreografía de Louis Honson, los efectos visuales de Albert Whitlock, las letras de Charlie Smalls y la cinefotografía de Oswald Morris (quien haría The Dark Crytsal de Jim Henson en 1982).

Over the Rainbow

No olvidamos, desde luego, que hay una importante banda roquera que se llama, precisamente, El Mago de Oz. Eric Clapton cerró su gira Live on Tour de 2001 (única con la que tocó en México) con la deliciosa versión del tema Over the Rainbow. Hay otras, como las de Louis Armstrong, Los Ramones, Ray Chales, Israel Kamakawiwo’ole, Frank Sinatra, Leona Lewis, Eva Cassidy, Ella Fitzgerald, Tony Bennett y Liza Minelli, hija de Judy Garland. El tema fue designado por más un experto como “la canción del siglo” y no falta en ninguna lista de las mejores de la historia del cine. Ha servido para videos inpiradores, epílogos de películas, menciones literarias… con banda de rock, ukelele, violines, el piano magistral de Bud Powell y la maravillosa trompeta de Chet Baker, Over the Rainbow cobija sueños y hace que los oyentes piensen en la película como inspiradora, como idea de que lo bueno puede encontrarse, aunque esté allá arriba, más allá del arcoiris.

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