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Cultura

El ballet es para todos, estandarte de la compañía Dance Theatre of Harlem

Por: Alondra Flores Soto / La Jornada

La compañía Dance Theatre of Harlem habla por sí sola, dice una de sus estrellas, la brasileña Ingrid Silva. Se trata de la primera escuela y compañía de ballet clásico afroestadunidense. «Cuando tú estás en la audiencia y no tienes una persona en el escenario que se parece a ti, no te puedes identificar, es muy difícil conectar».

Los bailarines Ingrid Silva y Elias Re, integrantes de la compañía con sede en Nueva York que enarbola que el ballet es para todos, conversaron con La Jornada a propósito de su participación en la edición 51 del Festival Internacional Cervantino (FIC). Anoche se presentaron en el Auditorio del Estado, en Guanajuato.

Ingrid practica ballet desde los 8 años gracias a un proyecto social en las favelas de Brasil. Una de sus maestras, que fue bailarina principal en la Dance Theatre of Harlem, habló con ella, le pidió que enviara un video y fue seleccionada cuando tenía 18 años.

Nunca creí que podría ser una bailarina profesional porque en Brasil enfrentamos mucho racismo. Las compañías no dan muchas oportunidades a los bailarines negros. Cuando llegué fue una posibilidad maravillosa y también me di cuenta de que mi historia podría crear oportunidades para más personas.

Ingrid celebra que ahora los niños conozcan el ballet y que ven a bailarines como Elias, como ella, a Lucas que es brasileño o a Sanford que es de Haití. La compañía multiétnica, integrada por 18 miembros, cuenta también una historia sobre la latinidad.

Cuando el bailarín y coreógrafo Arthur Mitchel fundó en 1969 la Dance Theatre of Harlem (DTH) en un barrio neoyorquino emblemático para la comunidad afroestadunidense, abrió una oportunidad a los bailarines negros para desenvolverse en la escena mundial y de verse representados en el ballet. En aquella época el movimiento por los derechos civiles se encontraba en un punto álgido. «En momentos de extrema injusticia y frustración nace el arte más impactante», se afirma en la narración acerca de la historia de la DTH.

Silva cuenta que Mitchel, primer bailarín negro en el New York City Ballet, había emprendido un viaje a Brasil para fundar su compañía, pero cuando Martin Luther King fue asesinado en 1968 decidió regresar a Nueva York y establecer un refugio de danza en el barrio donde nació, en colaboración con Karel Shook. Aunque Mitchel falleció en 2018 a los 84 años, su iniciativa perdura.

«La idea era crear un espacio para la diversidad, ya que el ballet es una actividad predominantemente blanca. Históricamente es la primera compañía multicultural de bailarines en el mundo. Eso es muy importante para nosotros», afirma la bailarina originaria de Río de Janeiro.

Escuela y foro mantienen las puertas abiertas a la comunidad para que conozcan la labor con el cuerpo y el movimiento, la idea es «llevar un mensaje de empoderamiento a través del arte para todos», como describen en su página oficial.

Elias Re, originario de Milán, Italia, tenía el sueño de formar parte de la agrupación de danza de Harlem. Después de su formación en Florida y en Cuba logró ser uno de sus bailarines. «Siempre creí que esta compañía era un lugar para que gente de mi color se pudiera expresar. Me gustó la manera en que funcionaba, con un repertorio variado y música muy interesante, nada aburrido».

Las figuras del DTH llevaron a Guanajuato una coreografía con la música del compositor británico Michael Nyman, la cual es «compleja, ingeniosa y sofisticada»; otra tiene la música de Stevie Wonder (una de las favoritas de los bailarines), que sirve para «narrar los tiempos que vivimos actualmente con las personas de la comunidad de Harlem». El repertorio de la compañía abarca desde coreografías de George Balanchine hasta estrenos mundiales, como los de su coreógrafo residente y director artístico, Robert Garland.

En el FIC también se presentó Blake Works, del coreógrafo William Forsythe’s, pieza que creó durante la pandemia y que tiene la peculiaridad de que su danza se ejecuta sobre una barra, «es muy interesante y clásico».

Elias remarca: «Nuestra firma es tener un repertorio muy amplio». En sus coreografías suelen integrar pasos de la comunidad, como los que se hacen en las fiestas. En su mayoría hacen referencia a la comunidad afroestadunidese, pero conservan vínculos con el ballet clásico y neoclásico.

«Lo que cambia mucho es la música y los movimientos que filtramos para hacer que nuestra compañía sea más icónica. Incluimos mucho de nuestras culturas en el baile. Cuando la gente asiste a una función de ballet ya sabe lo que va a ver, pero cuando presencia una función de la Dance Theatre of Harlem se pone a pensar que eso no es lo que esperaba. Esa es la diferencia entre nosotros y las otras compañías. Nuestro espectáculo es único», comentó Elias Re.

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