Con o sin fideicomisos, el cine nacional goza de buena salud en términos creativos: Ayala Blanco
Ciudad de México, 28 de agosto.-El terrible decreto de emergencia sanitaria realizado por el Consejo de Salubridad General de México el 30 de marzo del fatídico año 2020, encontró al escritor, investigador y crítico cinematográfico Jorge Ayala Blanco a dos meses justos de terminar de redactar La potencia del cine mexicano (Escuela Nacional de Artes Cinematográficas-Libros UNAM, 2021), un volumen en que analizaría la jauja del año 2019, con 216 películas mexicanas producidas, 102 estrenadas y una taquilla de mil 767 millones de pesos, merced a los 34.6 millones de espectadores para la industria nacional. Pero de la euforia se transitó al cierre de las salas, las filmaciones y, en general, la economía global, por el obligado confinamiento ante el covid-19.
De ese volumen, que estudia, disecciona y recrea 101 títulos, si bien comprende en su gran mayoría un avasallador porcentaje de películas prepandémicas, ya se insertó una que no llegó a la cartelera, El hotel (2016), de Carlos Marcovich, ex alumno suyo del viejo Centro Universitario de Estudios Cinematográficos que le facilitó un enlace para mirarla en línea.
Ocurre que la crítica cinematográfica, contrastadamente, no paró, sino que, al contrario, incluso tuvo un repunte durante el desolador y árido confinamiento masivo
Con la pandemia, la crítica no paró
“Seguimos publicando, eso me parece formidable. Tuve más material de dónde escoger y, sobre todo, ya no perdías el tiempo en estar recorriendo la ciudad para ir a ver una película –más o menos tres horas– y eso lo dedicas realmente a meditar y a escribir sobre la película como una especie de disciplina. Escribir por disciplina y, hay que decirlo con todas sus letras, aferrarte a una forma de creatividad como lo hizo muy consciente Vincent van Gogh en las cartas a su hermano Theo, una idea que me obsede: sabes que tienes una parte enferma que es absolutamente estéril y contra la que tienes que luchar, y una parte sana que crea”, explica con total sinceridad.
De manera muy consciente, recuperó para sí esa lucha interna durante los primeros, aciagos meses de la crisis de salud “que fueron los más brutales y duros. Luego terminamos el año aún sin las vacunas, que son un invento de 2021, que comenzamos en la incertidumbre brutal. Parafraseando el título de una de las películas menores de Blake Edwards, de 1966, pero de título genial, respondí a la pregunta ‘¿Qué hiciste en la pandemia, papacito?’. Y la respuesta es un libro con 111 películas mexicanas en el momento en el que supuestamente no podía haber estrenos”, relata con una sonrisa cómplice debajo de su abundantísimo bigote cano.
Con la convicción de que el cine ahora fluye de otra manera, lo que vio perfectamente durante la pandemia y siguiendo la programación de festivales híbridos en línea, lo mismo que recurriendo a las plataformas “que son formidables”, a los piratas cultos, a los amigos o solicitándolas directamente al director o al productor, es que comenzó la redacción de esa aventura virtual que es La querencia del cine mexicano (ENAC-UNAM, 2022), el décimoctavo título de la gran serie libresca que emprendió en 1965, el abecedario de la fílmica nacional, un proyecto único e inimitable, portentoso por lo demás.
Curiosamente, en tanto que los dos tomos anteriores, La orgánica del cine mexicano (ENAC-UNAM, 2020) y La potencia… ya citada, fueron presentados juntos y de manera virtual por medio de la página Facebook de la ENAC, siendo que analizan filmes previos a la aparición del virus SARS-CoV-2, ahora, este estudio de los estrenos mexicanos de la emergencia mundial lo devolverá a la Casa Universitaria del Libro (Casul, Orizaba 24, esquina Puebla, en la colonia Roma), el jueves primero de septiembre a las 17 horas.
El pentateuco cinepandémico
“Para mí significa aferrarse a tu propia querencia al cine mexicano y también es una manera de que dichas películas te habiten. Creo que, con o sin fideicomisos –los extintos Fidecine y Foprocine–, goza de muy buena salud en términos creativos, de discurso. Los cineastas están contribuyendo a la creación de un imaginario nacional fílmico y eso es lo que me interesa. Mi contribución nunca es promocional sino histórica, lo que existe y lo qué decían realmente las películas, desmontar el mecanismo y encontrar una serie de discursos que ni yo me imaginaba”, plantea sin ambages.
Además, explica que actualmente se encuentra en prensa el libro correspondiente a la letra R, con las cintas vistas en el año gozne que fue 2021, y actualmente ya ha redactado 79 capítulos sobre las películas que ha visto en este tercer año de la pandemia del centenar que conformará el tomo correspondiente a la letra S y, finalmente, habrá un quinto tomo que espera sea el de la pospandemia. Es decir que de la veintena de letras de este abecedario del cine mexicano, cinco estarán relacionados con lo que ocurrió durante esta crisis
“Para mí, La querencia del cine mexicano es muy claramente el segundo tomo de esto que yo llamo El pentateuco cinepandémico, esos cinco libros son rollos sagrados, por eso me atrevo a emplear el término griego y rinden cuenta realmente de lo que vimos y cómo nos vimos durante la crisis sanitaria que, si haces la cuenta, serán alrededor de 500, lo que en términos numéricos es una barbaridad y, en términos de diversificación, es lo más placentero de la tierra, todo lo que serían las fuerzas narrativas del cine mexicano se vuelcan ahí.”
Escribo para gente que no ha visto la película
Además ya no le importa si una película se estrenó en cine o en plataforma, “lo que me importa es que finalmente acercarme a Las tres muertes de Marisela Escobedo (2020), de Carlos Pérez Osorio, finalmente tengo mi pantallota en casa donde todas se homologan”. Los ensayos, “rigurosamente inéditos”, con filmes que “si se comentaron 10 o 15 por ciento de este corpus libro, es mucho. Es una verdadera laguna, casi diría, es un páramo. Escribo para gente que no ha visto la película y tengo que recrearla mediante el lenguaje, tengo el suficiente método para saber qué es lo que realmente significa dentro de la trama o de los discursos que la atraviesan”, concluye el escritor que el 20 de enero de 2023 alcanzará seis décadas de ejercer la crítica cinematográfica.