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Cultura

Carmen Salinas, La Corcholata, diputada por el PRI y amiga de Carlos Monsiváis

Por: Ana Mónica Rodríguez y Juan Ibarra / La Jornada

Ciudad de México, 11 de diciembre.- El adiós a Carmen Salinas fue sentido y estuvo saturado de anécdotas de amigos, colegas, periodistas y seguidores que recordaron su amistad, solidaridad, legado y talento.

A la agencia funeraria del sur de la Ciudad de México donde fueron velados sus restos llegaron numerosos medios de comunicación, así como personas de diversos ámbitos para despedir a la actriz y productora fallecida el jueves a los 82 años. Sucumbió luego de un mes de estar internada debido a un derrame cerebral.

En redes sociales, el actor y productor Eugenio Derbez escribió: “Hoy nos toca despedirnos de una mujer que hizo historia en la televisión y cine en México. Su carisma llenaba de luz cualquier lugar donde estaba, y así voy a recordarla”. La cantante Lucero expresó: “Siento tanto la partida de nuestra admirada y adorada Carmen Salinas. El cielo está de fiesta recibiéndote, Carmelita; que tu viaje sea lleno de luz. Desde aquí te recordamos y aplaudimos siempre”.

Su trayectoria forma parte de la historia de la televisión, el cine y el teatro de México. También se recuerda que fue seguidora acérrima de las Chivas del Guadalajara. Además, convivió con presidentes y, respondía con franqueza cualquier tema sobre el cual se le preguntará.

La actriz ganó premios como el Ariel de Oro y el Diosas de Plata. Actuó en películas como Hombre en llamas, La misma y La vida inútil de Pito Pérez, y entre muchas telenovelas, participó en María la del barrio, Entre el amor y el odio, Abrázame muy fuerte y Mi fortuna es amarte, la cual grabó recientemente.

El espectáculo Aventurera, que produjo durante 20 años, es un referente, pues no sólo fue visto por diferentes personajes, sino que ofreció un escaparate protagónico a diversas estrellas, como Edith González, Niurka y Ninel Conde.

En su primera incursión en la televisión, Salinas tenía 25 años. A partir de entonces aprendió a ganarse al público con sus participaciones en concursos de belleza, como conductora, cantante y hasta imitadora.

Aparte de su participación en varias películas del llamado cine de ficheras, donde se hizo famosa por su personaje de La Corcholata, incluido en la famosa cinta Bellas de noche, dirigida por Miguel M. Delgado en 1975.

Nacida en Torreón, Coahuila, Salinas se abrió camino pasando de papeles modestos hasta llegar a ser una figura representativa de la cultura popular mexicana. Fue diputada federal del PRI; se ganó fuertes críticas por sus comentarios y posturas en el periodo de 2015 a 2018.

“En las sesiones me quedo callada, escucho lo que dicen en la tribuna. ¿Y qué pasa? Nadie les pone atención. Acepté ser diputada porque me invitó César Camacho. A los productores les advertí que martes y jueves estoy en la Cámara, pero si me hablan para una película o telenovela, tengo que ir. Ganó mejor como actriz”, dijo a La Jornada en una entrevista en 2015.

Amistades en todos los partidos

Aunque fue militante del PRI, Carmen se relacionó con figuras de todos los institutos políticos. En la citada entrevista, contó haber sido invitada por el ex presidente Vicente Fox a su rancho. “¿Han ido? Tiene una réplica del despacho presidencial, la silla con el águila, hasta el teléfono rojo. Le dije: ‘¿a poco se lo picó todo de Los Pinos? ¿Ya tiene sembrada su mota? Seguro, ya se aventó su churrito’. Y me contestó: ‘Méndiga, qué bárbara. Lo mandé a hacer todo igualito. Sólo siembro hortalizas, pero (la mariguana) es muy buena pa las reumas’”.

Aunque mucho se supo de la vida social de Carmen Salinas, la actriz aseguraba que buena parte de su lado privado se mantenía oculto.

“Trabajé con (Carlos) Monsiváis en Radio Universidad. Él me escribía unas parodias, echándole al gobierno, y yo las cantaba imitando a María Victoria. Cuando se fue a Londres, expulsado por Díaz Ordaz, me encargó a Esthercita, su mamá”, reveló.

Salinas también contó que, con astucia ideada para vender el primer libro de crónicas de Monsiváis, logró ayudar a la madre del escritor. “Cenábamos todos los días, me acompañaba al Blanquita. Compré todo el primer tiraje de Días de guardar y lo ofrecía, con la promesa de entregarlo autografiado. Quien los firmaba era su mamá; los vendía todos y yo le entregaba el dinero a ella para que se ayudará”, detalló.

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