BC carece de hemeroteca estatal pese a su importancia histórica
Tijuana, 2 de octubre. Baja California no cuenta con una hemeroteca estatal, lo que significa una deuda para la preservación de la memoria histórica de la entidad, alertó Diana L. Méndez Medina, directora del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Autónoma de Baja California (IIH-UABC).
“Baja California carece de hemerotecas, el estado no tiene una hemeroteca estatal”, señaló durante el conversatorio “La Hemeroteca Rubén D. Luna y el pasado”, realizado en la Biblioteca Benito Juárez.
La académica reconoció la necesidad de difundir la importancia y preservar los materiales hemerográficos por ser “fuente histórica y creadora de memoria social”.
Méndez Medina proporcionó contexto sobre Rubén D. Luna, por quien lleva nombre la hemeroteca, y quién fundó el periódico El Heraldo de Baja California, activo desde 1941 hasta la década de 1980.
Nacido en El Salvador en 1887, la trayectoria de Rubén da cuenta del proceso de formación de periodistas en la práctica en Tijuana durante el siglo pasado. En 1923 se trasladó a Los Ángeles, donde conoció a Rafael Quijano, quien lo invitó a trabajar en El Heraldo de México, diario dirigido a hispanos y mexicanos exiliados de la Revolución Mexicana o que no estaban de acuerdo con el gobierno de Porfirio Díaz.
Rubén llegó a Tijuana para hacer un reportaje. En la ciudad hizo contacto con el semanario Labor. En 1930 intentó iniciar un medio propio que solo duró tres meses, hasta que años después logró fundar un medio con mayor longevidad, gracias a la obtención de tecnología estadounidense necesaria para la impresión.
“El Heraldo fue un formador de periodistas”, señaló la directora del instituto, y agregó: “así como está pendiente una hemeroteca estatal, está pendiente una historia de la prensa en Baja California”.
César Alexis Marcial Campos definió la hemeroteca como “un espacio físico o digital en el que se reúnen, organizan y conservan publicaciones habituales, como periódicos o revistas. Funciona como un repositorio de la memoria cotidiana”.
“La Hemeroteca Rubén D. Luna guarda periódicos y revistas que conservan la memoria de nuestra comunidad. Al consultar las voces y debates que marcaron cada época, el universo contenido nos permite mantener viva la historia”, explicó.
Rocío Verdín Verdugo contextualizó el desarrollo de la prensa regional: “en los años 50 hay una masificación de medios de comunicación. Hay tecnologías que permiten que la información circule más rápido como el transistor, también la televisión, la radio o el teléfono, todo eso está vinculado. Porque imprimir un periódico no es solamente escribir y sentarse más”.
Pilar A. Rey Hernández abordó el rol de las hemerotecas en la construcción de memoria, citando a Elizabeth Jelin: “la memoria es la manera en que los sujetos construyen un sentido del pasado, en su enlace, en el acto de rememorar/olvidar con el presente y con un futuro deseado”.
Rey Hernández detalló que las hemerotecas constituyen legados para la reconstrucción histórica y funcionan como espacios vivos de memoria que van más allá de datos: “hay pistas, silencios, imágenes, discursos, formas de lenguaje, preocupaciones del pasado”.
La académica enfatizó que los periódicos “no son objetos sagrados ni irrefutables, están sujetos al escrutinio y a las preguntas de cada presente, pues cada presente y cada generación tiene preguntas distintas sobre los eventos ocurridos en el pasado”.
Al evento asistió como oyente José de Jesús Cueva Pelayo, pilar del periodismo cultural, historiador, prologuista y editor de libros.