Astrud Gilberto, La chica de Ipanema, sin proponérselo internacionalizó la bossa nova
Nació como Astrud Evangelina Weinert en Salvador de Bahía, Brasil, en 1940, y tenía una voz susurrante, inocente y sublime.
Luego se convirtió en Astrud Gilberto (por el apellido de su ex esposo João); era conocida como La chica de Ipanema y a menudo referida como La Reina de la bossa nova, una artista con raíces firmemente plantadas en la música brasileña. Su trabajo era una combinación de los ritmos sensuales de Brasil, así como el pop y jazz estadunidenses. Ayer, el mundo lamentaba su deceso, a los 83 años de edad. La causa de su muerte no fue revelada. Ella internacionalizó el género sin proponérselo.
Estuvo casada con el llamado padre de la bossa nova, João Gilberto, quien falleció en 2019. Alejada de los escenarios desde 2002, es dueña de una discografía de 19 álbumes.
Hija del profesor de idiomas Fritz Wilhelm Weinert, hablaba con fluidez francés, italiano, español, portugués, inglés y japonés (fue muy popular en Asia e incluso lanzó discos en japonés). En su natal Brasil, sin embargo, había fuerzas opuestas a la bossa nova y nunca se le dio el lugar que le correspondía. Terminó viviendo en Estados Unidos.
El debut de Astrud fue por casualidad con la grabación de La chica de Ipanema. Ella se ofreció como voluntaria para cantar la versión en inglés del tema de 1962. En unos estudios en Nueva York, acompañaba a su esposo, que grababa el álbum Getz ‘ Gilberto junto al saxofonista Stan Getz y el pianista Antonio Carlos Jobim. La emblemática canción fue compuesta por este último y Vinicius de Moraes. Posteriormente la letra portuguesa fue traducida al inglés por Norman Gimbel.
Astrud se presentó por primera vez al mundo en 1964 a través de esa canción, ganadora de un Grammy. El hecho de que rara vez concedía entrevistas hizo posible muchas versiones falsas sobre cómo fue su aparición, invitada en el álbum Getz ‘ Gilberto. Se decía que fue “descubierta” por Creed Taylor, o por Stan Getz, o por Jobim, cuando lo único cierto es que fue invitada a participar en el disco por João Gilberto.
“Astrud estaba en la sala de control cuando Norman entró con la letra en inglés”, publicó la revista JazzWax, en 2010. “El productor Creed Taylor afirmó que quería terminar la canción de inmediato y miró alrededor de la sala. Ella dijo que podía cantar en inglés. Creed respondió: ‘Genial ‘. Astrud no era una cantante profesional, pero fue la única víctima sentada allí esa noche”, según publicó The Independent, al que el hijo de la cantante, Marcelo, confirmó la muerte de su madre, ocurrida el 5 de junio.
La chica de Ipanema fue una de las canciones fundamentales de los años 60. Vendió más de 5 millones de copias, popularizó la bossa nova en el mundo e hizo estrella a la brasileña, quien tenía 22 años cuando la grabó.
Marcelo, quien también habló con el diario inglés el año pasado, contó que Gilberto luchó contra la cosificación que hizo la prensa, además de que su trabajo no fue reconocido ni bien remunerado a lo largo de su vida. Por La chica de Ipanema recibió 120 dólares. En el libro Bossa nova: La historia de la música brasileña, de Ruy Castro, de 2003, se detalla que João Gilberto recibió 23 mil dólares por su trabajo en el álbum, Getz, según algunos, casi un millón. Sin embargo, lo que debería ser una historia que celebra a una cantante, se volvió un triste relato de cómo una joven tímida fue explotada y manipulada por una industria musical dominada por hombres y llena, como ella afirmó, de “lobos que se hacen pasar por ovejas”.
“Se aprovecharon de sus ganas de hacer música”
Astrud Gilberto “creía en la gente. Se aprovecharon de su buen carácter, confianza y ganas de hacer música”, sostuvo Marcelo. Agregó que su reputación en Brasil nunca reflejó su enorme contribución a la escena musical del país. “Le dio la espalda”, agregó. “Alcanzó fama en el extranjero en un momento en que la prensa señaló eso como una traición”. Luego de un concierto en 1965, nunca volvió a presentarse en la nación sudamericana.
Tras la fama con La chica de Ipanema, su carrera despegó. Su primer trabajo como solista, El álbum de Astrud Gilberto, fue un éxito de ventas. Sus siguientes discos fueron primeros en las listas de popularidad. Su talento fue muy solicitado en otras áreas: apareció en dos películas, The Hanged Man y Get Yourself a College Girl; también grabó la banda sonora de la cinta The Deadly Affair, con arreglos de Quincy Jones. Hizo apariciones en todos los programas populares de televisión de Estados Unidos de la época y se construyeron especiales a su alrededor en Europa, Japón y África.
A principios de los años 70, reveló otra faceta de su talento, la composición, que se introdujo en los álbumes Astrud Gilberto Now y That Girl From Ipanema, en el que grabó su tema Far Away con el legendario Chet Baker.
A principios de los años 80, formó un sexteto compuesto por piano, bajo, batería, trombón, guitarra y percusión. Marcelo se unió a su grupo como bajista. Con este formato realizó una gira por Europa, Japón, Canadá y Estados Unidos. Entró en una etapa diferente de su carrera, ya que su música se diversificó y su composición fue más prolífica.
Su álbum Astrud Gilberto Plus The James Last Orchestra, de 1987, consolidó su carrera como compositora. El lanzamiento, combinado con la redición de algunos de sus primeros discos en formato cedé, creó una nueva generación de sus seguidoras en el mundo. También fue muy bien recibido por la crítica, así como por otros artistas. En 1992, le otorgaron el Latin Jazz USA Award for Lifetime Achievement por sus aportes al jazz latino.
Además, se recuerda el dueto con George Michael en Desafinado, que mostró el estilo bossa nova a gran número de fanáticos del pop. Muchos artistas han revelado que se inspiraron en su estilo, como Basia (quien grabó una canción llamada Astrud), Sade, Sinead O’Connor, Pat Metheny y Susana Vega.
El Jungle, lanzado en 2002, presenta 10 temas originales. Ese año fue incluida en el Salón de la Fama de la Música Latina Internacional, y, en 2008, galardonada con el Grammy Lifetime Achievement.
En 2002, cuatro de sus amigos se turnaron para hacerle preguntas. En esas charlas, explicó la razón por la que no le gustaba dar entrevistas: “Combinación de factores… Primero, una desilusión general por el hecho de que tan a menudo mis palabras han sido distorsionadas, omitidas, editadas, sacadas de contexto o malinterpretadas. Cuando comencé a cantar, las daba y, a menudo, me molestaba cuando veía el producto final, pero otro factor importante es que no me gusta hablar de mi vida privada, y con demasiada frecuencia me encontraba en la desagradable situación de que me hiceran preguntas sobre ella”.
Añadió: “El fenómeno interesante que me desconcierta es que cada vez que un artista elige proteger su vida personal y comportarse con discreción, es etiquetado de ‘excéntrico’, ‘recluso’ o ‘difícil’… De vez en cuando, me doy cuenta de las cosas que se han escrito sobre mí, la mayoría de las veces son inexactas”.
Su segundo matrimonio fue con Nicholas LaSorsa y terminó hace más de 40 años. Después se fue a vivir a Filadelfia. En su retiro, Astrud Gilberto se interesó por la filosofía, la pintura y la campaña contra la crueldad hacia los animales.