Por: Juan Ibarra / La Jornada
Cuando se retiró de los escenarios, en 2013, Tina Turner tenía 73 años de vida y 54 de carrera. Durante ese tiempo no sólo llegó a ser una estrella a la que se le dio el título de La Reina del Rock, sino también, por su estilo y resiliencia, fue modelo a seguir para músicos de diversas generaciones, en especial de muchas mujeres de color. Su historia personal y la de su evolución musical la hicieron un símbolo que ayudó a dar forma al panorama sonoro del mundo. La cantante falleció ayer a los 83 años de edad.
Turner poseía un tono nasal que daba profundidad a sus graves, pero también era capaz de brindar un registro medio parecido a un aullido cortante, además de llegar a unos cristalinos agudos. Muchas de sus canciones más populares fueron escritas e interpretadas antes por otras personas, pero ella las dotó de nuevas dimensiones. Su voz fue un poderoso instrumento con el que llenaba de autenticidad cada palabra de angustia y dolor que entonaba.
Nacida con el nombre de Anna Mae Bullock el 26 de noviembre de 1939, en la comunidad agrícola de Nutbush, Tenesí, creció en el seno de una familia humilde y dividida. “Para mí, se sentía como que vivíamos bien”, señaló en entrevista a la revista Rolling Stone en 1986. “Mi hermana y yo teníamos nuestro propio cuarto. Cada temporada nos daban ropa nueva, y yo siempre estaba fresca y limpia, especialmente en comparación con muchas otras personas alrededor. Nunca pasamos hambre”.
Sin embargo, también era consciente de las limitaciones con las que vivía. “Conocíamos la diferencia entre nuestra familia y, digamos, las hijas de los profesores de la escuela; esa gente era educada. Mis padres no, pero tenían mucho sentido común y se expresaban bien. No éramos de clase baja. Mis padres eran gente religiosa, mi papá era diácono en la iglesia”. Fue cuando comenzó a cantar en el coro de ésta.
Junto a su hermana mayor, Ruby, la cantante pasó al cuidado de varios familiares, incluida su abuela. “Mi madre y mi padre no se amaban, así que siempre estaban peleando”. Su mamá las dejó cuando ella tenía 10 años y su papá lo hizo tres años después. Durante un tiempo vivieron en Brownsville y luego en Saint Louis.
Tras graduarse de la preparatoria, Turner comenzó a trabajar de enfermera con la idea de dedicarse a ese oficio. Sin embargo, por entonces, empezó a frecuentar locales nocturnos para afroestadunidenses y logró hacerse de un lugar en la banda Kings of Rhythm de Ike Turner, quien sería su esposo.
En 1958, durante una presentación en el Club Manhattan, Ike la escuchó luego de haber declinado su petición para unirse a la banda. Ella tomó el micrófono y su interpretación de You Know I Love You, de BB King, le abrió paso dentro de los Kings of Rhythm. De alguna forma su voz fue a su vez condena y bendición para la cantante.
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Su presencia potenció los alcances de la Banda. Llamó la atención del público de los años 60 por su presencia explosiva y sexual, una mezcla poco vista en la época; menos aún para una cantante negra. Fue forjando su estilo a partir de su herencia en góspel, soul y rock.
“Supe que quería ser una artista”
“Fue cuando supe que quería ser una artista”, señaló Turner a Oprah Winfrey en 2005. “Olvida el matrimonio, los hijos y vivir feliz para siempre como una ama de casa. Eso se había esfumado. Ike me compró un collar, un vestido, unas zapatillas de tacón. Hizo que arreglaran mi cabello. Manejaba al trabajo en un Cadillac rosa. Incluso me arreglaron los dientes”.
Ike y Tina se casaron en 1962 en Tijuana, México; luego de lanzar el éxito A Fool in Love. Fue cuando la cantante adoptó el nombre de Tina Turner, decisión impulsada por su esposo con el fin de tener más control sobre ella. Mientras el éxito de la banda crecía, la violencia de él hacia ella aumentaba.
“Por horrible que me tratara, seguía sintiéndome responsable de no decepcionarlo. Ese fue un problema mental que tuve en esa época. Temía dejarlo. Sabía que no tenía dónde esconderme. De hecho mi madre vivía en la casa de Ike en Saint Louis. Mi hermana vivía en un departamento rentado por él”, contó a Rolling Stone.
Junto a Kings of Rhythm, Tina Turner tuvo su primer gran éxito masivo. Su versión de Proud Mary, tema original de Credence Clear Water Revival, llevó su nombre a nuevas latitudes. En 1975, hizo su primera aparición como actriz en el papel de la reina Ácida, personaje surgido de la película Tommy, basada en el álbum de ópera rock de The Who. También de ahí surgió el último éxito que tuvo con la banda, Baby, Get It On.
Cuando pudo separarse de Ike, la carrera de la cantante tuvo una pausa, pero pudo reconstruirla para llegar a ser una de las más grandes estrellas de los años 80 y 90. En ese entonces, se acercó al budismo, al que atribuyó la fuerza para terminar su relación y continuar.
Se desenvolvió con éxito como actriz y cantante. Sus canciones Simply The Best, What’s Love Got to Do With It, Let’s Stay Together, Steamy Windows y Private Dancer, además de los temas de películas para James Bond GoldenEye y Mad Max Beyond Thunderdome fueron de sus trabajos más notables.
Uno de los rumores más extendidos era el del seguro de sus piernas, supuestamente por una cifra de 3.2 millones de dólares. Sin embargo, jamás confirmó ni negó las aseveraciones, detonadas probablemente tras la colaboración que hizo con Rod Stewart en el tema Hot Legs.
A la potencia vocal de Tina Turner la acompañaba su presencia en el escenario, calificada de “electrizante”. Frente al micrófono, vibraba con una energía que se trasladaba a su ágil forma de bailar. Mick Jagger estudió sus movimientos durante el tiempo en que ella e Ike hicieron gira con los Rolling Stones, en 1969.
En 2013, renunció a la ciudadanía estadunidense para ser ciudadana suiza, motivada por su relación con el productor musical Erwin Bach, con quien se casó luego de 27 años de vivir juntos. Los últimos años de su vida, a pesar de que padecía problemas graves de salud, fueron los más satisfactorios para ella. “La verdadera y duradera felicidad proviene de tener un espíritu inquebrantable y optimista que pueda brillar sin importar qué”, afirmó en entrevista con The Guardian en 2020. “Eso es lo que he logrado, y es mi mayor deseo ayudar a otros a ser realmente felices”.
En 2016, Tina Turner fue diagnosticada de cáncer, y en 2017 fue sometida a un trasplante de riñón, además de padecer presión sanguínea alta.