75 años soñando con habitar Marte
De los autores más visionarios que la humanidad ha tenido es Ray Bradbury, y uno de sus libros más emblemáticos sin duda es Crónicas Marcianas. Además de la buena pluma, la obra es sorprendente porque se escribió 7 años antes de la “Era Espacial” y 11 años antes de que Yuri Gagarin, el primer humano en el espacio orbitara la Tierra durante 108 minutos. Aunque todo lo anterior ya es sorprendente, hay otras razones por las cual el libro es un éxito. Los protagonistas de cada crónica son gente común con aspiraciones y frustraciones. Pienso en Benjamin Driscoll, un personaje que tiene como sueño poblar de árboles Marte. Desafortunadamente la falta de aire a veces hace que se desmaye, afortunadamente se aferra a su sueño y logra plantar miles de árboles en el Planeta Rojo.
Otra razón es que, a pesar de ser un libro futurista, los problemas a los que los personajes se enfrentan son creíbles. En la crónica “Aunque siga brillando la Luna” Bradbury nos cuenta que los marcianos murieron a causa de la varicela. Spender, uno de los personajes, muestra su sorpresa de la siguiente manera. “¡Tenía que ser varicela, una enfermedad infantil, una enfermedad que en la Tierra no mata ni a los niños! No, eso no está bien, no es justo”. Cuando leí esto pensé, ¿no pasó algo así con el imperio mexica?, en este caso lo que mató a miles de nuestros antepasados fue la viruela negra. Tal como se representa en el libro XII del Códice Florentino.
Ahora, en ese tiempo publicar cuentos no era fácil, los editores preferían imprimir novelas, Algunos consideraban al cuento como un género menor. Es por eso que las primeras historias de Crónicas Marcianas como “El Picnic de un millón de años” y “El Marciano” fueron publicadas en Planet Stories, una Pulp Magazine. Esto lo sabemos gracias a su biógrafo autorizado Sam Weller.
A pesar de ser menospreciado como cuentista, Bradbury siguió publicando sus historias periódicamente. “En enero de 1948, [August] Derleth decidió publicar una revista literaria trimestral como parte de su libro: The Arkham Sampler. La revista estaba destinada principalmente a presentar noticias sobre la Casa Arkham y a difundir nuevas historias inusuales y científicas”. En esta publicación también aparecieron los primeros relatos de H.P Lovecraft y Julio Verne, nos cuenta el historiador de ciencia ficción Mike Ashley.
Finalmente, gracias a su gana de seguir escribiendo el editor Walter Bradbury, un no familiar con quien chistosamente compartían el mismo apellido, le preguntó “todas esas historias marcianas que has escrito para Planet Stories y Thrilling Wonder, ¿no podrían hacerlas un libro si las unes como en un tapiz”. Acto seguido, Ray se regresa al Sloane House YMCA en Nueva York, donde se hospedaba y recuerda. “El aire acondicionado seguía siendo un lujo del futuro. Escribí hasta las 3 a.m., sudando en ropa interior mientras pensaba y distribuía a mis marcianos en sus extrañas ciudades antes de las llegadas y salidas de mis astronautas”.
Aunque estaba planeado publicar las cónicas para mayo de 1950, Ray Bradbury viajó a Nueva York un poco antes e hizo una pequeña parada en Chicago. Donde iba a comer en el Art Institute con uno de sus fans con quien se carteaba constantemente. Mientras subía las largas escaleras del museo, un grupo de 20 personas se acerca con sus copias de Crónicas Marcianas para que se las autografiara. Y es así como se dio cuenta que aquel libro era como un bebé prematuro incapaz de seguir dentro del vientre materno.
Y Colorín Colorado, este artículo ha acabado.