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«Los Ángeles, bastión progresista gracias a los migrantes latinos»

Por: Jim Cason y David Brooks / La Jornada

Kent Wong, director del Centro laboral de la UCLA, conversó con este diario sobre logros de la comunidad latina migrante. Foto tomada de irle.ucla.edu

Por Jim Cason y David Brooks / La Jornada

Los Ángeles, 15 de junio.- A lo largo de las últimas tres décadas, el poder combinado de los inmigrantes de México y Centroamérica y sus hijos e hijas con los sindicatos fueron la clave para derrocar a las fuerzas conservadoras y transformar Los Ángeles, y California, en el bastión progresista más importante en Estados Unidos.

“Si uno mira a la nueva clase trabajadora de Los Ángeles, es predominantemente una clase de trabajadores inmigrantes latinos”, afirma Kent Wong, vicepresidente de la Federación de Maestros de California (el gremio estatal) y director del Centro Laboral de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA). “Eso ha revitalizado al movimiento laboral de Los Ángeles y de California, y llevado a un cambio sin precedente”.

Gaspar Rivera-Salgado, director del Centro de Estudios sobre México de la UCLA, está de acuerdo. “Yo creo que han pasado cosas en California y Los Ángeles que valdría la pena entender, para entender a Estados Unidos”. El sociólogo explica que cuando se analiza este país hoy día, sobre todo fenómenos como el clima antimigrante en Texas y Florida, se suele enfocar en variables como cambios demográficos, identidad racial, guerras culturales y la retórica de algunos políticos. “La parte que falta… es la historia y papel del movimiento sindicalista”, subraya.

En entrevistas por separado con La Jornada, Wong y Rivera-Salgado recuerdan que hace 30 años California era la punta de lanza para políticas antimigrantes y conservadoras, primero con el gobernador Ronald Reagan y después con Pete Wilson, y su Partido Republicano en control de la entidad. Wilson, quien anunció su campaña de relección con videos de mexicanos cruzando la frontera, colocó al centro de su campaña y gubernatura la medida conocida como Proposición 187, que ordenaba la expulsión de 400 mil niños inmigrantes de las escuelas públicas y negar servicios básicos, incluido el de salud, a los inmigrantes. Wilson triunfó.

Tres décadas después, el concilio de Los Ángeles aprobó este mes una medida proclamando que ésta es una “ciudad santuario” y que ordena no usar fondos para apoyar las leyes de migración, mientras el gobierno estatal está otorgando asistencia financiera para indocumentados. De hecho, los republicanos hoy día sólo cuentan con 24 por ciento del electorado del estado y el único republicano en ganar un puesto estatal en los últimos 20 años fue un inmigrante liberal, Arnold Schwarzenegger. ¿Cómo sucedió esto?

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La clave para entender esta transformación es un nexo entre el movimiento de trabajadores y líderes latinos, y el sindicalismo. Parte de su origen se puede percibir en una nueva generación de dirigentes sindicales latinos que empezaron a cambiar el movimiento laboral en los años 70 y 80. “Las primeras luchas fueron para democratizar el movimiento sindical”, explicó Rivera-Salgado. Recuerda que en los 70 líderes de sindicatos en California rehusaban ofrecer traducción al español en sus reuniones, a pesar de que la mayoría de su membresía eran hispanohablantes. Pero con el tiempo, nuevos militantes laborales de comunidades inmigrantes empezaron a fijar cambios dentro de los gremios, y con ello empezaron a transformar a los sindicatos.

Nuevos dirigentes electos como María Elena Durazo, del gremio de trabajadores de hoteles, y Miguel Contreras, quien llegó a ser presidente de la central obrera de la ciudad, como líderes de las campañas dinámicas para organizar trabajadores migrantes como Justice for Janitors y los que atienden necesidades de enfermos o de tercera edad en sus hogares, colocaron como su primera prioridad la organización laboral. El sindicato nacional de servicios SEIU, donde Wong fue abogado, estaba a la vanguardia de estos esfuerzos. “Logramos sindicalizar a 74 mil trabajadores de atención domiciliaria, la mayoría mujeres de color, en 1999; ahora hay más de 500 mil trabajadores de atención domiciliaria bajo contrato colectivo en el estado de California”, explicó Wong.

En el centro laboral de UCLA frente al Parque MacArthur, Wong comenta que “Los Ángeles ha sido la vanguardia de la organización de trabajadores latinos migrantes, como también en la construcción de poder político, en fijar alianzas entre gremios y comunidades, en desarrollar campañas de organización estratégica, en buscar alianzas con comunidades de color y con comunidades religiosas. Todas estas cosas se han tratado de hacer en otras partes del país, aquí y allá, pero en términos de una agenda integral, no hay otro lugar en Estados Unidos que se le parezca a Los Ángeles en este sentido”.

La organización social durante estas últimas tres décadas se ha traducido también en poder político. Los sindicatos, explicó Wong, han estado “organizando a trabajadores migrantes para empadronar a votantes latinos, para que aquellos con papeles de residencia se convirtieran en ciudadanos, y para que los ya ciudadanos se empadronaran y participaran en elecciones en números sin precedente y con todo eso cambiaron completamente la balanza política en el estado de California”.

El éxito de Karen Bass

Frutos de estos esfuerzos fueron demostrados el año pasado, cuando la afroestadunidense progresista Karen Bass ganó la alcaldía de Los Ángeles (primera mujer en ocupar el puesto para gobernar la segunda ciudad más grande del país). Su primer acto como alcaldesa electa fue visitar la federación sindical del condado. “Parte de su éxito ha sido entender que no nada más eres una política de color, sino que eres una activista progresista, la candidata que entiende a los pobres, a la gente de color, a las mujeres, a los sindicatos y que es necesario pensar en coaliciones,” señaló Rivera-Salgado. “No puedes ganar la ciudad de Los Ángeles sin construir una coalición.” Ese triunfo fue sólo por la movilización de esa coalición contra un contrincante multimillonario que invirtió más de 100 millones de dólares de su fortuna para intentar comprar la elección.

No es que todo dentro de esa coalición y del movimiento laboral esté resuelto. “Hay siempre un debate, hay siempre una lucha. No todos los sindicalistas están de acuerdo con una política pro inmigrante. No todos los sindicalistas están abiertos a una política pro internacionalista”, apunta Rivera-Salgado. Pero esa coalición, cuyo eje son los migrantes latinos y los sindicatos, explica la diferencia con lo que se vive en otros lugares, como Texas o Florida. Señala que en dichas entidades, a pesar de que tienen una amplia población latina, no existe una densidad sindical.

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