La mejor herramienta contra el tabaquismo son más impuestos
Santiago. Literalmente a los pies de la Cordillera de Los Andes, en la capital chilena, un puñado de acérrimos militantes impulsores de las políticas de control del tabaquismo afinan su siguiente evidencia para continuar denunciando a una industria que, afirman, ha probado ser dañina, mentirosa y perversa.
Al alero de la Universidad Adolfo Ibáñez, que los alberga, y con financiamiento que les provee la Iniciativa Bloomberg para Reducir el Consumo de Rabaco, dan vida entusiasta a Tabaconomía (www.tabaconomia.uai.cl), bajo el liderazgo de Guillermo Paraje, doctor en economía y especialista en temas de salud.
Básicamente, lo que hacemos es generar evidencia con socios locales, en los países donde trabajamos, que apoyen el proceso de decisión para subir los impuestos al tabaco; evidencia desde cómo se comporta la demanda de cigarrillos ante cambios en el impuesto, estudios de comercio ilícito, estudios del impacto del consumo de tabaco en las finanzas de los hogares
, resume.
Hace ver que los países no recaudan más de un tercio del gasto en salud que origina el fumado. Si se suman otros gastos asociados, en productividad y pérdida de capital humano, la recaudación es ínfima
.
A la pregunta de cómo está la región en la carga tributaria al tabaco, señala que “aún hay mucha diferencia, hay países donde está por encima de 80 por ciento –e incluso con ese nivel el costo de adquirir tabaco en términos de horas de trabajo sigue siendo muy bajo–, y naciones como Paraguay y Bolivia, muy por debajo del mínimo de 75 por ciento recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS)”.
En México, donde la carga es de 68 por ciento del precio al consumidor, relativamente se avanzó mucho en el último tiempo, pero está medio quedado en impuestos, hay un celo gubernamental de no avanzar en ningún impuesto. Pero debe entenderse que las del tabaco son enfermedades evitables que congestionan los servicios de salud, que demandan recursos que no existen, y que una buena política de control del tabaco, cuando tengas una población sana, puedes bajar los impuestos o destinarlos a otra cosa
, explica.
Más allá de la recomendación de la OMS, Paraje dice que los tributos al tabaco deben ser lo suficientemente altos como para bajar el consumo porque son la herramienta más costo-efectiva para reducir el tabaquismo
, si bien no la única, y también deben impulsarse: facilitar la cesación, ambientes libres de humo, prohibición de publicidad y patrocinio a todo nivel, incluidos puntos de venta, etcétera.
Interferencia
Según las tabacaleras, el efecto de impuestos altos es incrementar el contrabando y el comercio ilícito de cigarrillos.
Eso es inconsistente desde el punto de vista económico, si los fumadores hicieran eso aumentaría el precio de los ilícitos por la mayor demanda, con lo que la política impositiva seguiría siendo efectiva. No hay evidencia ni para la región ni para el mundo de que subir los impuestos aumente el contrabando, sino que los países con alto contrabando tienen deficiencias regulatorias y/o en la fiscalización. Además, muchos de los estudios que se dan al respecto son hechos por las tabacaleras
, afirma Paraje.
La OMS advierte siempre acerca de la capacidad de interferir, por la vía del lobby, en las políticas públicas de salud, que tiene esta industria.
“Cualquier sector al que se ‘amenace’ con subir los impuestos hace lobby e intenta comprar voluntades. La diferencia es que los países que han suscrito el Convenio Marco para el Control del Tabaco (CMCT) de la OMS, y México es uno de ellos, han tomado un compromiso para aislarse de ese lobby, cosa que no siempre se cumple.
“El lobby tabacalero no es diferente al de otras industrias, pero tanto por la naturaleza del producto –es nocivo y su consumo no tiene un solo beneficio, ni sobre la salud ni la economía–, es una industria que tiene una capacidad corruptora importante. Hay una larga y muy documentada historia de interferencia, mentiras, amenazas, manipulación y ocultamiento de información, así como involucramiento en el comercio ilícito, es grotesco”, agrega.
Acusa que “dos tercios de los cigarrillos contrabandeados mundialmente se producen de manera legal –‘no existe aquello de cigarrillos fabricados en sótanos secretos con obreros encadenados’–, por empresas que operan lícitamente en mercados donde sus productos son ingresados ilícitamente, muchas veces con conocimiento de lo que está pasando”.
Paralelo al CMCT existe el Protocolo Contra el Comercio Ilícito de Productos de Tabaco, que, por la vía del control de la producción, el marcado y la trazabilidad de las cajetillas, busca garantizar el pago de impuestos y seguir la huella de la comercialización de estos productos.
Los países con sistemas de trazabilidad independientes de la industria, han aprovechado la dimensión recaudatoria, pero no han explotado las otras herramientas que estos sistemas permiten; no parece haber inteligencia trasnacional a partir de la enorme cantidad de información que se genera, tampoco coordinación entre los países, el contrabando no parece estar en la charla comercial de los gobiernos; ni hablar en los países donde estos sistemas están manejados por la industria, México es uno de ellos.
Al hablar acerca de los daños a la sociedad y a la economía que deja el tabaquismo, Paraje concluye que no deja de sorprender la poca conciencia que parecieran tener los gobiernos acerca del costo que esto implica
.
Esto no debiera ser hecho para dejar conforme a la OMS y que te den un premio como un país que hace bien las cosas. Aquí hay otra cosa, es gente que se muere de cáncer de pulmón y no son viejitos a los 90 años, son personas de 35 años que mueren de un infarto o un accidente cerebro vascular; más fumadores pasivos, más niños en hogares de fumadores que se enferman más y que aprenden menos, que tiene consecuencias que se extienden a lo largo de la vida. Son efectos que se extienden intergeneracionalmente; entonces, son cosas que debieran estar en el centro de las preocupaciones de los ministerios de Salud
, concluyó Paraje.