Aspira Putin a una relección de seis años más en Rusia
Moscú, 15 de marzo.- La votación para elegir presidente de Rusia durante tres días comenzó este viernes sin que, en opinión de observadores, exista la más mínima duda de quién resultará ganador de estos comicios: el actual titular del Kremlin, Vladimir Putin, coinciden, estará al frente de este país al menos hasta 2030, pues todavía puede aspirar a una relección para seis años más, de acuerdo con la reforma constitucional que en 2020 se hizo por y para él.
El problema para los operadores políticos del Kremlin, apuntan analistas, no es que Putin obtenga más de 80 por ciento de los votos con una participación superior a 70 por ciento del padrón, mejorando los resultados de las anteriores presidenciales, sino que parezca que esa es la voluntad de la mayoría abrumadora de los rusos.
La Oficina de la Presidencia, desde donde se mueven todos los hilos del quehacer interno ruso, planificó alcanzar estas cifras, se hizo del dominio público a través de diferentes filtraciones a la prensa oficialista y se adelantó esta semana con tres encuestas financiadas por las propias autoridades.
La idea de celebrar estos comicios sin otra opción que asegurar la relección de Putin es, de acuerdo con lo que se comenta desde hace semanas, legitimar su política con un respaldo mayoritario de la sociedad, en particular en lo que respecta a un tema que, para la élite gobernante, no admite discusión: la “operación militar especial” en Ucrania.
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Putin no tiene rivales en las urnas, salvo tres diputados de la Duma –el ultranacionalista Leonid Slutsky, el comunista Nikolai Jaritonov y el liberal Vladislav Davankov– que, indican especialistas, cumplirán el papel de comparsas, apoyan por completo todo lo que hace su contrincante desde la cúspide de la pirámide del poder y votaron en favor de todas las leyes represivas de los dos años recientes, según una tabla comparativa elaborada y difundida por el legislador municipal de San Petersburgo, Boris Vishnievsky.
Mientras Putin se presentó como “independiente”, promovido por un “grupo de ciudadanos”, los partidos con representación en la Duma que postularon a sus candidatos no consideraron necesario mandar observadores a muchos colegios electores a lo largo del país, donde se va a efectuar el conteo incial de votos y, conforme señalan los adversarios del Kremlin, se podrá alterar cualquier resultado. Tampoco hay observadores internacionales, sin contar a los “invitados extranjeros” del gobierno ruso.
Por primera vez en unas presidenciales, en 29 regiones de la Federación Rusa que equivalen a una tercera parte del electorado, se podrá ejercer el derecho al sufragio a través de Internet, con un sistema informático opaco que, de ser ciertas las numerosas quejas que se conocen, permite obligar a inscribirse en la votación electrónica y controlar el voto de los empleados de consorcios públicos, maestros, médicos y otras categorías cuyo salario depende del presupuesto federal.
En las cuatro regiones ucranias –Donietsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón– que se anexionó Rusia sin tener la totalidad de sus respectivos territorios, se abrió la votación una semana antes, en medio de los bombardeos y combates, y en algunos de estos lugares, denunció el portal noticioso Meduza, el padrón incluye muchas personas más de las que viven ahí ahora, pero los expertos consideran que el apoyo que recibirá ahí Putin es simbólico pues aporta un porcentaje menor en el contexto de la Federación Rusa.
En las boletas no hay ninguna alternativa a la política de Putin. Con su némesis, Aleksei Navalny, muerto en prisión, las figuras más destacadas de la oposición están en la cárcel o en el exilio. En el otro extremo del espectro político, también acabaron entre rejas algunos nacionalistas que criticaron la forma de combatir en Ucrania, como es el caso de Igor Guirkin, que pretendía ser postulado como rival de Putin en las urnas.
Los dos únicos aspirantes que se pronunciaron por la paz recibieron el veto de la Comisión Electoral Central. La joven periodista Yekaterina Dundtsova, hace tres meses, y el político Boris Nadezhdin, el mes pasado, ambos excluidos al anular por “irregularidades” las firmas de apoyo a su candidatura.
Quienes no están de acuerdo con la política del Kremlin no tienen ninguna posibilidad de influir en estos comicios y, por lo que puede verse en las redes sociales, se debaten entre tres posibilidades para expresar su inconformidad: la primera es quedarse en casa y no sufragar; la segunda, votar por cualquiera que no sea Putin; y la última, propuesta por el activista Maksim Reznik, y apoyada luego por Navalny y su equipo, es asistir a votar el domingo a las doce del mediodía, para formar largas filas y mostrar que no se está solo.
Todo indica que las autoridades quieren amedrentar a los electores y minimizar esa protesta que se ha dado en llamar “Mediodía contra Putin” al calificar de “acción extremista” la sola presencia a esa hora en los colegios electorales. Asimismo, los gobernadores de muchas entidades de la federación organizaron a las doce de la mañana del domingo actividades para celebrar el carnaval ortodoxo, en Kazán habrá un festival y en Yekaterimburgo una carrera de coches, por poner sólo tres ejemplos.