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Comienza nueva era del Poder Judicial

Por: Gustavo Castillo, César Arellano e Iván E. Saldaña / La Jornada

Los símbolos de ceremonias ancestrales y la presencia multitudinaria de los pueblos originarios en el corazón de la capital del país marcaron el inicio de la duodécima época de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). Ahí, precisamente, donde en 1560 existió la casa de Moctezuma II y el espacio donde se practicaba el juego de Los Voladores; el mismo lugar, además, donde en 1941 se estableció la sede del máximo tribunal de México.

Foto Jair Cabrera

Y de ese modo, también, ayer concluyeron casi 31 años de existencia de la Corte creada por el presidente Ernesto Zedillo.

El presidente de la nueva SCJN, Hugo Aguilar Ortiz, declaró desde temprano que en su actuación, no los va “a guiar el poder ni el dinero, sino el servicio al pueblo”. Y mientras hablaba, en los vestigios arqueológicos de Cuicuilco el incienso sahumaba los bastones de mando por los cuales se asume a los integrantes del máximo tribunal del país como líderes, y los compromete a servir a la sociedad.

Poco después de las 6 de la mañana, cuando amanecía y estaba ya en plenitud la ofrenda con la cual se “consagraron” esos báculos, el ministro Aguilar porfiaba en sus promesas: “tengan la seguridad que ésta es una Corte distinta, diferente a las anteriores”.

Foto Presidencia

Y seguía por esa ruta discursiva: “Para el país estamos iniciando algo nuevo. No sólo somos materia, también somos inteligencia y espíritu, y por eso, hoy (ayer) quisimos iniciar nuestras actividades con la guía de nuestras sabias y sabios”.

Las ceremonias comenzaron desde la tarde-noche del domingo, cuando 20 médicas tradicionales realizaron la “purificación” de la sede la Corte y, de manera privada, y sin presencia de funcionarios o público, hicieron “el ritual que sana, renueva energías y limpia tanto los espacios físicos como espirituales”.

Para llevarlo a cabo, se solicitó a los guardias de seguridad apagar los detectores de humo y el sistema de prevención de incendios, pues el calor y los gases generados por el incienso ahumante se extendió por todo el inmueble de 7 mil 800 metros cuadrados.

Foto Presidencia

Ya el lunes, desde antes de las 4 de la mañana, arribaron al Zócalo decenas de indígenas invitados para la ocasión. Y esperaron pacientemente hasta después de las 2 de la tarde. A esa hora les permitieron el ingreso al área destinada a la entrega de los bastones de mando que temprano habían pasado por el sahumerio en el sur de la ciudad.

En estos actos, el ausente fue el ministro Arístides Rodrigo Guerrero, quien apenas con dificultades pudo acudir a rendir protesta al Senado, y más tarde también con ayuda llegó a la sede de la Corte. Quien se presentó a la campaña para lograr un asiento como ministro “más preparado que un chicharrón” aún padece los efectos del percance automovilístico que vivió hace una semana.

Guayaberas en vez de togas y una foto que confundió

Contra toda la solemnidad que distinguía a la Corte desde tiempos inmemoriales, ayer hicieron su aparición las más variadas guayaberas con bordados de flores. El ministro Aguilar ha llevado esos distintivos de la ropa tradicional mexicana a la toga que usará en las sesiones y con la cual posó para la foto de los integrantes del nuevo pleno.

La imagen del pleno que se difundió ayer provocó confusiones respecto a la convalecencia del ministro Guerrero, pues sí aparece en ella, pero se debe a que ésta se tomó dos semanas antes de su accidente.

Como parte del escenario que se dispuso para las ceremonias, tanto por la madrugada en Cuicuilco como por la tarde en el Zócalo, a unos metros del Templo Mayor, se colocaron ofrendas de flores, frutas, pan, incienso, plantas medicinales y hasta tlayudas, producto representativo de las costumbres gastronómicas de Oaxaca, tierra de la cual es originario Aguilar Ortiz.

Los productos de la tierra y la creatividad de los pueblos originarios acompañaron la “limpia” con ramos e incienso que se hizo a cada uno de los ministros, mientras los participantes de una calenda que partió del Hemiciclo a Juárez al Zócalo ponían el jolgorio entre cantos, música y danzas.

Foto Presidencia

Pero antes, muy puntuales, los ocho ministros habían asistido a Palacio Nacional al mensaje que ofreció la presidenta Claudia Shienbaum con motivo de su primer año de gobierno.

En correspondencia, a las 22:55 horas, la mandataria ingresó a su vez al máximo tribunal para atestiguar la sesión de instalación del pleno de la SCJN.

A las 22:48, y cuando habían regresado apresuradamente desde el Senado, los ocho ministros abrieron el portón de la SCJN. Abatieron las tres toneladas de esa estructura, y con ello simbolizaron que el pueblo ingresará, cuando así lo requiera, al antiguo edificio diseñado por el arquitecto Antonio Muñoz García, autor también del mercado Abelardo L. Rodríguez, la entrada al Bosque de Chapultepec y el templo de Cristo Rey, en Tlalpan.

Día de simbolismos: la sede de la Corte los tiene de tipo político y cultural. En su interior se resguarda un valioso patrimonio artístico, y grandes obras escultóricas y muralísticas. Entre estas últimas destacan las que plasman momentos centrales de la historia nacional y son obra de José Clemente Orozco o George Biddle.

Asimismo, para llegar a donde están las salas en las cuales los ministros dictan sentencias, es necesario subir 33 escalones, número que representa el más alto grado dentro del rito escocés de la masonería, y que se otorga a quienes ocupan los puestos de liderazgo.

Al llegar a ese punto, también se ingresa al “salón de los pasos perdidos”, que en la masonería representa el espacio donde los integrantes de una logia se quitan las preocupaciones del mundo profano. Ahí aguardaban para atestiguar la primera sesión, entre otros, el fiscal general de la República, Alejandro Gertz Manero y el ex presidente de la Corte, Arturo Zaldívar. Nuevos tiempos, nuevas formas.

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