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Baja California

Poco a poco Tijuana retoma su paso

Por: Mireya Cuéllar

Tijuana, 15 de agosto.- En el Estadio Caliente, Xolos empataba con el Puebla, y aunque al final del segundo tiempo un vehículo se quemaba en el estacionamiento, muchos aficionados siguieron sentados hasta el final. Eso sí, miraban constantemente sus teléfonos celulares ¿Qué está pasando?

Era la misma pregunta de la gente en las paradas del transporte público. En la 5 y 10 -una de las zonas más populares de la ciudad-, la fila era muy larga. Lorena esperó una media hora para tomar la unidad que iba a la colonia Sánchez Taboada. Había, percibió, tensión en los choferes.

«Estaban obligando a los pasajeros a bajar y quemaban las ‘calafias’, le dijo su compañera de asiento». En el trayecto vio a mucha gente caminando o «haciendo la parada» al transporte, pero las pocas unidades que circulaban iban llenas.

«Vengo bien acelerado, no puedo sentarme a redactar, fui a la quema de una calafia y voy hacia otra; tenemos varios incidentes… pero por audio le indico, han bajado a la gente con violencia…”, nos anunciaba el reportero de policía de La Jornada Baja California.

Los videos de camiones y calafias quemándose en Mexicali, Enseñada y Tecate encendieron todas las redes sociales. A las cinco de la tarde se reportaron los primeros incidentes. Parecían hechos aislados. Pero a las nueve de la noche ya había psicosis. La presidenta municipal de Morena, Montserrat Caballero, apareció en la página oficial del municipio con un mensaje a los ciudadanos y al grupo del narcotráfico que estaba incendiando la ciudad.

“No vamos a permitir que un solo ciudadano tijuanense pague las consecuencias de quienes no pagaron sus facturas. El día de hoy, también le decimos al crimen organizado, a quien está cometiendo estos delitos, que Tijuana se va a permanecer en activo, cuidando a los ciudadanos, y también les pedimos que cobren las facturas a quienes no les pagaron lo que les deben, no a las familias, no a los ciudadanos que trabajan”.

Anunció entonces que 3 mil efectivos de la Guardia Nacional y 2 mil policías estarían en la calle. Y es que un mensaje -el mismo que se ha manejado en otras ciudades para sembrar el pánico-, supuestamente emitido por el crimen organizado, anunciaba toque de queda a partir de las 10 de la noche, y hasta el siguiente domingo. Era entendible en las redes -donde circularon gran cantidad de audios también-, el problema fue que algunos medios de comunicación y alguna televisora local lo pusieron en sus pantallas.

“Ningún delincuente nos va a venir a coartar nuestra libertad y nuestra tranquilidad”, remató Caballero, respondiendo al supuesto toque de queda. Pero mucha gente optó por quedarse en casa y los choferes del transporte público prefirieron parar. Eran ellos el principal blanco de los encapuchados que con botes de gasolina prendían fuego a las unidades. Amigos y familiares se movilizaron para recoger a quienes no tenían modo de transportarse, y hubo casos, como el de María, que debió dormir en uno de los hoteles del centro de la ciudad porque no hubo taxi que la llevara a su casa.

La Universidad Autónoma de Baja California improvisó un dormitorio en sus instalaciones de la zona de Otay para que los alumnos del turno vespertino que no pudieran irse a casa -de hecho les recomendó quedarse-, durmieran.

Feria, futbol y reguetón

Es viernes en la noche y en Tijuana no solo hay partido de futbol, está la feria y en Rosarito es el primer fin de semana del Baja Beach Fest 2022, un festival de reguetón que no detendrá sus actividades. El mensaje de todas las autoridades fue que las actividades continuarían.

La gobernadora, Marina del Pilar Ávila Olmeda, salió a redes la medianoche del viernes -rodeada de los jefes militares de la región- para informar que todas las corporaciones estaban en alerta, trabajando de manera coordinada, para proteger las calles. Y el sábado se reunieron todos los alcaldes con Ávila en el cuartel militar Morelos. Nuevamente usó las redes sociales para señalar que estaba trabajando por la seguridad de todos.

En el aeropuerto de la ciudad -a mediodía- se dio un gran movimiento de militares. Llegaron para reforzar la seguridad 300 elementos de Fuerzas Especiales y 50 más de la Guardia Nacional. Los militares, que pocas veces hacen pronunciamientos públicos, hicieron un llamado a la población a seguir con sus actividades.

«Que la gente salga a las calles, las estamos retomando y es nuestra misión; confíen en sus autoridades de seguridad pública», señaló el coordinador de la Guardia Nacional en Baja California, Jorge Enrique Martínez Medina.

Y explicó: “Es un acto de distracción hacia las autoridades de seguridad mientras ocurren otras circunstancias en Jalisco, que fue el cártel que se lo atribuyo”.  

También comentó que en ese momento eran ocho y no 17 los detenidos en el contexto de los incendios que se dieron y que tuvieron como saldo 28 vehículos quemados, entre unidades del transporte público de pasajeros, autos particulares y tractocamiones.

El sábado, la ciudad y en general el estado  amanecieron en calma. El  transporte público se resistía a salir. Lo hizo muy poco a poco. Las calafias y taxis «rojos» que corren por el bulevar Agua Caliente «peleándose» el pasaje, el sábado iban llenas. Las que circulaban no alcanzaron para quienes decidieron salir.

Hubo también muchos actos de solidaridad; la noche del viernes y la mañana del sábado, muchos dieron raite a quienes caminaban por las aceras; otros dejaron prendidas las luces de sus casas para alumbrar a quienes tuvieron que caminar de noche y la UABC ofreció que no solo sus alumnos, sino que quienes no pudieran ir hasta su casa, podían quedarse en su improvisado refugio.

Algunos expendios de birria, tacos, tortas… pusieron su granito de arena. Abrieron para sus comensales y muchos ciudadanos hicieron un esfuerzo por continuar con sus vidas. Judith salió de su casa a las 6 de la mañana con la intención de ir a trabajar, pero no encontró transporte. A su esposo Ricardo le avisaron que la empresa maquiladora donde labora pararía el fin de semana.

La Revolución fue un desierto la tarde del sábado. No hubo paseantes y tampoco locales abiertos. Y el domingo uno que otro turista despistado caminó por ella. Rosarito fue un oasis y pudo continuar con la fiesta.
Poco a poco, Tijuana volverá a retomar su paso.

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