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Ayuntamientos

Vecinos de edificios colapsados perdieron todo; presentarán demandas

Por: Redacción La Jornada Baja California

Tijuana, 31 de marzo. Residentes de los edificios del fraccionamiento La Sierra que están a punto de caer denunciaron que no se les informó con tiempo del riesgo del colapso, por lo que tuvieron que salir sin sus pertenencias apenas unas horas antes de que comenzara el derrumbe de las viviendas que rentaron durante periodos diferentes, desde un mes hasta más de 10 años.

Acusaron que hasta el momento, a cinco días de que inició el desastre por el deslizamiento del talud que da al bulevar Cuauhtémoc -cortado a casi 90 grados-, ninguna autoridad se ha acercado a ofrecerles apoyo ni asesoría legal, y ya preparan una demanda administrativa contra quien resulte responsable por los daños materiales, económicos y psicológicos.

Por su cuenta el titular de la Delegación Centro, Héctor Riveros, mencionó que mantendrán el operativo montado por Protección Civil y otras dependencias municipales hasta que las estructuras caigan por sí solas, pues por cuestiones legales no se aceleró el proceso de desplome de las estructuras.

«El que nosotros generemos un aceleramiento de este inminente derrumbe generaría el que ellos tuvieran un medio de defensa por considerar que nosotros, involuntaria o voluntariamente generamos un daño a esa propiedad». 

Mencionó que una vez que caigan las estructuras, ya hay personal listo para recoger los escombros y reabrir el bulevar Cuauhtémoc que se encuentra cerrado desde la tarde-noche del jueves.

El colapso fue abrupto, pero había indicios previos

En una conferencia conjunta que ofrecieron algunos afectados, acusaron que si bien el colapso comenzó a acelerarse desde el domingo pasado, la propietaria de los inmuebles (a quien se referían como Bertha) ya sabía que había grietas que mandó reparar y «maquillar», además de que antes encontraron exceso de humedad, por lo que incluso unos inquilinos se retiraron y estaban en proceso de demandar indemnización por daños a su mobiliario.

Jorge Zamora, un hombre dedicado al comercio, relató con la voz cortada por el llanto que iba en camino a Guerrero cuando un familiar le informó del problema y le recomendaba que sacara su vehículo, pero poco después le dijo que «ya no se podía» pues ya habían cerrado el acceso por el riesgo inminente.

Mientras, el hundimiento de la calle Tarahumaras sigue avanzando y para las 4 de la tarde de este viernes ya presentaba hasta siete metros, pero debido a que aún hay algunos puntos de soporte los dos edificios siguen sin caer.

Jesús Aurelio Martínez, otro de los residentes, explicó que apenas tenía un mes de vivir en uno de los departamentos pero a los 15 días se percató de que había grietas «maquilladas» y después observó hundimientos que reportó a la propietaria y el «supuesto ingeniero o constructor andaba con ella en el mantenimiento».

El día que comenzó el derrumbe salió con su esposa de la que era su vivienda en plena madrugada y todavía le preguntó a la propietaria si notificaba de la situación al 911 y al regresar, poco después de hora y media se encontró con que ya no estaba la primera parte de la escalera de su edificio. 

Avisó a algunos vecinos y sacó lo que pudo junto con su esposa, recordó, mientras que algunos otros perdieron todo, como el caso de un hombre que padece cáncer y no pudo ni rescatar su medicamento.

Había humedad excesiva y la dueña lo sabía

Pedro Chavarría, también ex residente de los edificios, recordó que los apartamentos se construyeron en tiempo de pandemia, y fue cuando una pareja se retiró por el exceso de humedad y los daños en sus pertenencias. «Me tocó ver que sacaban un ropero con las puertas verdes, enlamadas», dijo.

Efrén Guerrero, otro de los afectados, aseguró que además de una fuga de agua que se reportó en octubre pasado hubo otras «10 o 12» que saturaron el suelo. El indicio más claro de la humedad se detectó hace «un año o año y medio», cuando un albañil le sugirió a la propietaria que revisaran la causa de un hundimiento en un pasillo que dividía un edificio nuevo recién construido de otro que ya tenía años ahí.

Al escarbar se encontraron con agua pero solo se tapó con cemento y «ahí quedó el bache», recordó Efrén, quien también recordó que las viviendas presentaban hongos por humedad en pisos y techo. 

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