México cierra gira por Sudamérica con derrota ante River Plate
Buenos Aires, 21 de enero. En Argentina hay partidos de fútbol que empiezan muchos días antes. La afición sabe cuál es su espesor y a nadie se le ocurre dejar de asistir al estadio cuando juega un equipo como River Plate, ganador como pocos en el sur del continente.
Sus jugadores son intérpretes de ese sentimiento múltiple, representantes de simbolismos y niveles de religiosidad que pueden resumir victorias como la de este martes ante México (2-0), un rival poco acostumbrado a enfrentar entornos hostiles.
“Bienvenidos a la casa de los campeones del mundo”, advirtió un cartel electrónico sobre uno de los corredores del estadio Monumental, donde más de 84 mil 500 personas hicieron que el tiempo se suspendiera con cánticos, luces y bombas humeantes que no permitieron a los jugadores mexicanos entonar el Himno Nacional. “Te alentareeemos/ de corazóóón/ esta es tu hinchada que te quiere ver campeóóón”. Esos valores que tienen que ver con el triunfo abrieron nuevas grietas en el camino del Tricolor.
River tuvo el juego en el bolsillo durante casi toda la noche. Llevó consigo el legado de sus campeones del mundo -Gonzalo Montiel, Germán Pezzella, Marcos Acuña y el portero Franco Armani- y el estilo de un entrenador que es maestro de la táctica como Marcelo Gallardo, que es capaz de adaptar sus estrategias a las fortalezas y debilidades de sus adversarios. Esa capacidad de innovar, de competir incluso contra una selección anfitriona de la Copa del Mundo 2026, dejó en el rostro vencido de Javier Aguirre más de una mueca de preocupación en el cierre de la mini gira que realizó por Sudamérica.
La única llegada con peligro en el arco de Armani fue de Guillermo Martínez. Después no hubo un solo jugador en el 11 titular de México que mostrara la misma voracidad que los Millonarios en el partido. Giuliano Galoppo abrió el marcador con un potente disparo en un tiro de esquina (7), luego el colombiano Miguel Borja hizo que el show estuviera completo al poner la pelota en el ángulo en una media vuelta desde fuera del área (33). Fueron dos golpes de nocaut y el fútbol nunca perdona.
“Hoy vimos que a algunos no les alcanza, esa es la verdad”, aceptó el Vasco al final del encuentro, pensativo y resignado por momentos, sobre un plantel conformado exclusivamente por elementos de la Liga Mx, la mayoría de ellos juveniles, al no tratarse de una fecha FIFA.
“Me hubiera gustado pelear un poquito más, sobre todo en los primeros 45 minutos, pero es lo que hay. La derrota estaba presupuestada. Hay tres o cuatro que merecen más oportunidad, porque no se escondieron. Ya vi quién es quién”, dijo.
A Aguirre le queda año y medio para preparar el Mundial de 2026, del que el Tricolor será coanfitrión con Estados Unidos y Canadá. Terminada esta gira en la que venció el jueves 16 de enero al Internacional de Brasil (2-0) y cayó estrepitosamente con River, lo que sigue es su primer compromiso oficial el próximo 22 de marzo, cuando dispute con los canadienses las semifinales de la Liga de Naciones de Concacaf.
Al menos el primer objetivo, relacionado con el estado de confort de no salir de Estados Unidos -mercado más importante de aficionados para la selección fuera del país-, quedó resuelto en palabras del técnico.
“Esto era lo que quería, un ambiente en el que los jugadores no estuvieran cómodos”, concluyó. “Todas las derrotas duelen. Fuera del terreno de juego hubo un comportamiento ejemplar, defendieron dignamente la camiseta del representativo nacional, pero no competimos. River nos apretó bien, no nos permitió nada. Me llevo una buena nota de esto para sacar conclusiones”.
La tristeza de México fue el contraste de River, un club que invirtió cerca de 20 millones de dólares en refuerzos para la temporada que comienza el fin de semana, entre ellos el lateral Gonzalo Montiel –autor del penal decisivo que le dio a la Argentina su tercer título mundial en Qatar–, y que celebró a lo grande como si se tratara de un título continental. Ese es su ADN.