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Opinión

Astillero | EU presiona: MX, tercer país seguro

Por: Julio Hernández López

Bloomberg, mediante su agencia de noticias, asegura que la administración Trump, entrante en el último tercio del próximo mes, está esforzándose para que México y El Salvador acepten recibir a migrantes deportados de Estados Unidos.

La nota informativa, firmada por Eric Martin y sustentada en fuentes anónimas, señala que Trump ha hablado de estos temas migratorios con los mandatarios Claudia Sheinbaum y Nayib Bukele. Pero, además, los equipos y asesores informales de tales políticos han tenido discusiones más detalladasen algunos casos por conducto de empresarios como intermediarios(https://goo.su/5bElFz).

Tales cabildeos pretenden que México acepte migrantes deportados, oriundos de varios países, sobre todo centroamericanos. Un rubro aparte se refiere a Venezuela, Nicaragua y Cuba, con los que nuestro país tiene buenas relaciones, no así la Casa Blanca.

Hasta ahora, la administración Sheinbaum mantiene una postura declarativa adversa a convertirse en tercer país seguro. México sólo recibiría a mexicanos, se dice en estos primeros escarceos. Algo parecido se alegaba durante el primer periodo presidencial de Trump, aunque a fin de cuentas México, mediante el entonces canciller Marcelo Ebrard, rompió como nunca la histórica política solidaria con los migrantes y se disfrazó con piruetas retóricas, demagogia enredosa en terminologías, la aceptación práctica de que México fuera un inconfeso tercer país seguro. ¿Qué sucederá ahora? ¿Lo mismo: rollo soberanista pero aceptación fáctica de lo que el vecino necesita e impone?

La devolución a México de Osiel Cárdenas Guillén, otrora temible jefe de grupos delictivos (el cártel del Golfo y Los Zetas), podría entenderse como un guiño de presunta reciprocidad o amabilidad ante México por parte del poder gringo que en julio del año en curso se hizo de dos piezas activas y fuertes del mapa del crimen organizado, el hasta entonces carcelariamente invicto Ismael Zambada, El Mayo, y un hijo de Joaquín El Chapo Guzmán, que lleva el mismo nombre.

Capo por capo, podrían corear algunos, pero ciertamente no hay proporcionalidad. Desde luego, la administración Biden, ya en sus postrimerías, puede anotar en su libreta de regalos haber enviado de regreso a una prisión de México a un personaje de poder erosionado, virtualmente abatido. Ayer mismo, el fraseo oficial de las autoridades del vecino país subrayaba la palabras colaboración. Ahora habrá de verse si el armado acusatorio de México mantiene largamente en prisión al personaje apodado el mata amigos o hay otras implicaciones.

Pero todo ello languidece ante el sostenido silencio de Washington respecto a lo que sucedió una mañana y un mediodía en Culiacán, con destino final en territorio gringo, a partir de lo cual se desató la vigente guerra entre mayitos chapiza. En ese rompecabezas de permanente llenado y vaciado (porque tal es el negocio) ha de insertarse también, con una interrogante por despejar, la recaptura de Dámaso López Serrano, apodado el Mini Lic por ser hijo de Dámaso López Núñez, El licenciado. El tal Mini Lic, entre otros delitos, es señalado como autor intelectual de la ejecución del respetado periodista Javier Valdez en Culiacán.

A la hora de cerrar esta columna sólo se sabía que habían entrado a Palacio Nacional los senadores Adán Augusto López Hernández, Gerardo Fernández Noroña e Ignacio Mier, sin que se confirmara aún la presencia del diputado Ricardo Monreal. También había llegado la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez. Todo en el contexto del seco encontronazo entre Monreal y López Hernández por un supuesto recorte presupuestal en el Senado, operado por el primero, y la develación de negocitos añejos, hecha por el segundo. La primera versión referida a estas visitas señala que la presidenta Sheinbaum intervendría para frenar el choque entre morenistas de élite. ¡Hasta mañana!

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