“Aquí estoy, a 10 años sin poder abrazar a mi hijo”: madre de estudiante de Ayotzinapa
Ciudad de México, 26 de septiembre. “Aquí estoy, a 10 años sin poder abrazar a mi hijo”, fueron las palabras de Cristina Bautista, madre de Benjamín Bautista, uno de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, y una de las invitadas el panel “A 10 años de Ayotzinapa”, organizado por la Universidad Iberoamericana, en el que especialistas denunciaron lo que calificaron como un “desmantelamiento” de esfuerzos para llegar a la verdad del caso.
Leonel Gutiérrez, hermano de Aldo Gutiérrez, joven que recibió un disparo en el rostro hace 10 años y que desde entonces permanece en estado de coma, y Aquilino Florencio Mejía, quien se formaba en la Normal Rural Isidro Burgos cuando se perpetró el ataque contra sus compañeros, también presentaron sus testimonios.
James Cavallaro, relator para México ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en el caso Ayotzinapa, dijo que en el actual momento que vive México es más probable que se haya “agudizado” la problemática de las desapariciones forzadas.
Cristina Bautista contó que hace 10 años, cuando comenzó la búsqueda de los 43, confirmó que son miles las personas en México que están afectadas por la ausencia de una persona, y que llevan años en lucha.
“Pensé: ‘no voy a aguantar’ (…) pero aquí estoy, a 10 años sin poder abrazar a mi hijo”, expresó.
Añadió que la ausencia de su hijo, un joven cuyos sueños de ser profesionista motivaron su llegada a la Normal Rural de Ayotzinapa, afecta a toda a su familia, pero la lucha continúa a una década, motivada por el amor.
“Queremos la verdad, sea la que sea, pero que sea la verdad”, pidió Cristina, quien lamentó que al paso de los años ya han muerto una madre y cuatro padres.
Aldo Gutiérrez “era un joven como uno de ustedes”, compartió su hermano Leonel, posteriormente, dio detalles del esfuerzo diario que su familia emprende para “sacarlo adelante”.
“Nos duele mucho, no perdemos la fe en Dios de que pueda salir adelante”, dijo Aldo frente a una fotografía que muestra a su hermano en coma, la cual, confesó, duele mostrar, pero da cuenta de que Leonel “es una víctima también” de los hechos violentos del 26 de septiembre de 2014.
A pesar de que especialistas han dicho a la familia de Leonel que el joven tiene un estado de “conciencia mínima”, por lo que sus seres queridos deberían estar preparados para cualquier cosa, “la esperanza muere al último, hasta que Dios nos preste vida”, señaló Leonel.
Aquilino Florencio Mejía, hoy estudiante de la Maestría en Antropología Social de la Ibero, consideró que la llamada verdad histórica continúa formando parte del discurso del gobierno actual sobre el caso, que, afirmó, defiende a las policías y al Ejército y se niega a atender las recomendaciones de organismos internacionales para llegar a la verdad.
“Al gobierno le ha valido un cacahuate (…) no hay voluntad de llegar a la justicia”, criticó.
María Luisa Aguilar, del Centro Prodh, denunció que con la administración federal actual se percibe un “desmantelamiento de esfuerzos y una tendencia proteccionista hacia el Ejército, lo cual dificulta saber qué pasó con los muchachos que desaparecieron”.
“Vivos se los llevaron, vivos los queremos”, se sumó con esas palabras el rector de la Ibero Ciudad de México, Luis Arriaga Valenzuela, a la exigencia de justicia en el caso Ayotzinapa, y celebró que la Universidad Iberoamericana y la Compañía de Jesús han tenido una posición política clara sobre estos hechos: exigir que estos actos no se repitan y caminar junto a las víctimas.