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México

Diputados de la izquierda española vendrán a investidura de Sheinbaum

Por: Armando G. Tejeda / La Jornada

Madrid. El presidente del gobierno español, el socialista Pedro Sánchez, calificó de inexplicable e inaceptable la postura de la futura mandataria de México, Claudia Sheinbaum, quien decidió no invitar al rey Felipe VI a su toma de posesión.

En conferencia de prensa en Nueva York, donde asiste a la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas, Sánchez repitió los dos calificativos para referirse a la crisis diplomática, pero evitó dar detalles sobre una conversación telefónica que tuvo hace días con la presidenta electa.

También señaló, sin precisar, que por el interés político de alguno, no podemos tener relaciones normalizadas.

El gobierno español anunció su decisión de no acudir a la toma de posesión de Sheinbaum con un escueto comunicado, difundido en la madrugada del pasado martes.

La declaración se limitó a anunciar que no habría ninguna representación oficial del gobierno por la inaceptable exclusión del rey Felipe VI.

División entre partidos

En la mañana del martes, después de la sesión de control al gobierno, en el Congreso de los Diputados surgieron las reacciones al conflicto.

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La ministra de Defensa, Margarita Robles, dijo que el monarca va siempre a todas las tomas de posesión, por lo que el gobierno no puede aceptar que en este caso se le excluya. Si se relega al jefe de Estado, España no va a estar representada. Lo sentimos muchísimo, porque el pueblo mexicano es un pueblo hermano.

Ante la envergadura de la crisis, Albares pidió al Congreso de los Diputados una comparecencia pública para explicar el caso en detalle.

Una invitada a la toma de posesión de Sheinbaum era la vicepresidenta segunda del gobierno y líder de la coalición de izquierda Sumar, Yolanda Díaz, quien finalmente no viajará, al acatar la decisión de Sánchez.

No obstante, diputados de su grupo parlamentario expresaron rechazo a la ausencia española y se mostraron comprensivos con la decisión mexicana.

La monarquía es una anacrónica carga que nos da problemas cuando no ruboriza. Mal ejemplo de diplomacia exigir al anfitrión de la fiesta a quién tiene que invitar a su casa, señaló Enrique de Santiago, diputado de Sumar y líder del Partido Comunista de España.

La dirigente del izquierdista Podemos, Ione Belarra, opinó que el rey avergonzó a España en la toma de posesión de Gustavo Petro (presidente de Colombia) y ahora no lo invitan a México. Aunque el facherío patrio se enfade, el rey es un problema para las relaciones internacionales basadas en el respeto y los derechos humanos, no en la corrupción.

Gabriel Rufián, de la izquierda republicana de Cataluña, se limitó a señalar: ¡Viva México, cabrones!

A falta de enviados del gobierno, en cambio asistirán al relevo de poder en México diputados de Sumar y de la coalición independentista vasca EH-Bildu.

Por su lado, la derecha española celebró la decisión de Sánchez. El vocero del Partido Popular en el Congreso, Borja Sémper, exigió a México respeto y calificó de inaceptable que no se haya convocado a Felipe VI: su majestad el rey es el representante, lógicamente, y si no está invitado, España no está invitada.

El origen de las tensiones diplomáticas entre México y la nación ibérica se remonta a marzo de 2019, tras la carta que envió López Obrador a la Casa Real, en la que reclamaba un perdón público por las atrocidades perpetradasdurante la conquista y la etapa de la Colonia.

Felipe VI, quien reina, pero no gobierna, no tiene margen de maniobra en política exterior, sobre la cual decide el gobierno de turno. En este caso, Sánchez respondió con un áspero comunicado de la cancillería.

López Obrador reaccionó con la declaración de una pausa en las relaciones bilaterales y con encuentros entre ambos gobiernos en mínimos históricos. Será el primer mandatario mexicano en décadas en no hacer ninguna visita oficial a España durante su gobierno.

Sánchez hizo una única gira a México en enero de 2019, en la que ambas partes destacaron el buen momento de las relaciones en todos los órdenes.

Dos meses después, el Presidente de México envió su carta a Felipe VI. El entonces ministro de Exteriores, Josep Borell, replicó con un comunicado: La llegada hace 500 años de los españoles a las actuales tierras mexicanas no puede juzgarse a la luz de consideraciones contemporáneas. Nuestros pueblos hermanos han sabido siempre leer nuestro pasado compartido sin ira y con una perspectiva constructiva, como pueblos libres, con una herencia común y una proyección extraordinaria.

Dos años después, López Obrador insistió en la disculpa pública, pero el gobierno de Sánchez ni siquiera contestó. En cambio, entró a escena el ex presidente español José María Aznar, quien dijo: por defender la nación española y su importancia histórica, las creaciones históricas de la nación española, con sus claros y sus oscuros, con sus aciertos y errores, estoy dispuesto a sentirme orgulloso, pero no voy a pedir perdón.

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