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Baja California

El Valle de Guadalupe: ¿Reino de fantasía o poblados de realidad?

Por: Claudia Leyva*, Rebeca Moreno-Santoyo y Moisés Santos / La Jornada del Campo

Aunque su historia es antigua, el Valle de Guadalupe apareció en el mapa de México y del mundo recientemente. Tradicionalmente, el Valle de Guadalupe se ha dedicado a la actividad agrícola con cultivos de origen mediterráneo europeo, esto se debe a que es el único enclave mexicano que posee el clima propicio para el cultivo de vid, olivo, hierbas aromáticas, frutales y hortalizas adaptadas al ambiente de lluvias invernales y veranos secos. Actualmente es uno de los sitios turísticos más populares de México por sus inigualables paisajes, vino y gastronomía.

El Valle de Guadalupe en imagen. Foto Omar Martínez / Border Zoom

Hace unos años escribíamos sobre el valle, promoviendo el turismo ecológico y cultural: “Arroyos sombreados por encinos, laderas tupidas de chaparral, cascadas, pozas y aguas sulfurosas invitan a relajarse. Antiguos senderos esperan ser recorridos, cañadas en cuyas altas paredes todavía resuena el murmullo de tradicionales cantos acompañados por el sonido acompasado de las sonajas. Enormes rocas de granito dan mudo testimonio del arte rupestre inscrito en sus costados. Añosas ruinas y vestigios de adobe de viejos ranchos donde anteriores generaciones de familias hicieron su vida cotidiana. Historias y leyendas de indígenas y misioneros, soldados y gambusinos aventureros, vaqueros y bandidos, colonos, rancheros y ejidatarios. Campos plantados de frutales, vid y olivo; empinadas pendientes que retan a ser escaladas; brumosas mañanas; sol que cae a plomo al mediodía y frescos atardeceres de destellos dorado y naranja. Al fondo, la sempiterna sierra Blanca con sus casquetes de granito y la otra sierra, la de los pinos, que en invierno se cubre de blanco; juntas resguardan el agua que da sustento a toda la vida de este valle. ¡Y su gente: rostros curtidos por el sol, facciones ancestrales que remontan a miles de años, otras nos remiten al lejano Cáucaso, fisonomías mestizas y europeas, caras francas, gente de verdad! Todo este variado y rico mosaico conforma el paisaje del Valle de Guadalupe y lo hace atractivo a sus visitantes”.

El sábado 9 de octubre de 2023, la comunidad del Valle de Guadalupe y la organización ‘Por un Valle de Verdad’ se manifestaron para exigir el cumplimiento del reglamento de uso de suelo y la realización de conciertos masivos en la zona. Fotos Omar Martínez / Border Zoom

En los últimos años, con el auge de los restaurantes y otros centros de entretenimiento en el valle, se impulsó el turismo de masas que, si bien consolidó la Ruta del Vino, puso en riesgo el paisaje que ha sido su principal atractivo. Esta visión de desarrollo cada día promueve nuevos y ambiciosos proyectos que están desvinculados de su historia, de la diversidad cultural, e incluso atentan contra su riqueza biológica, vocación rural y agrícola. Paradójicamente son estos atributos los que le confieren un alto potencial para la realización de actividades turísticas de bajo impacto, particularmente de tipo rural, ecológico y cultural.

Actualmente existe el riesgo de que los desarrollos turísticos inmobiliarios definan el futuro de este singular valle de vocación agrícola. Ya antes ha ocurrido que al fomentar cierta visión de desarrollo, se destruye el objeto de su atractivo.

En el Valle de Guadalupe se presentan desacuerdos y conflictos sociales derivados de estas visiones encontradas de desarrollo, sea por intereses económicos internos, pero principalmente externos. Además, el aumento de los diversos sectores productivos que compiten por los espacios y recursos naturales del valle, han llevado a que se discutan algunos temas sensibles relacionados con la construcción de obras de infraestructura que, aunque en ocasiones podrían ser necesarias, no siempre consideran los atributos antes mencionados, ni la opinión, ni las urgentes o inmediatas necesidades de los habitantes del valle, ni su forma de ejecución. Entre estos temas, son particularmente delicados los referentes a la extracción de arena de los arroyos, el inequitativo acceso al agua, la sobreexplotación y abatimiento de los acuíferos, la pérdida de terrenos con vocación agrícola, el inexistente manejo de residuos sólidos producto de las diferentes actividades, la perenne falta de servicios e infraestructura para los poblados y la inexorable gentrificación.

Imagen de un viñedo en el Valle de Guadalupe. Foto Edgar Lima

Ante todos estos retos no podemos olvidar que en el Valle de Guadalupe siempre han vivido personas muy creativas y emprendedoras que han mantenido negocios de varios tipos. Todos ellos, agricultores y vitivinicultores, artesanos y artistas, cocineros, cocineras, y comerciantes, han dado un valor agregado al valle, inexistente en otros lugares, en otras zonas rurales de Baja California, por esto es importante mantenerlo vivo y dinámico.

Ante este panorama nos preguntamos: ¿Cómo se concilian intereses tan diversos y, a veces, tan encontrados? ¿Cómo garantizar el bienestar de los pobladores del valle y que se vean involucrados en los proyectos? ¿Cómo lograr que se consideren las necesidades de sus habitantes? Éstos son los retos y resulta claro que el panorama es complejo y no admite una sola solución, sino un conjunto de acciones estratégicas, ninguna preponderante sobre las otras. 

*Universidad Autónoma de Baja California/Indómita Aventuras Educativas
cleyva@uabc.edu.mx

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